Martíez Taboada, Miriam: “El misterio de la llave de oro”.
Editorial Cuarto Centenario. Madrid, 2016.
120 páginas. Ilustraciones a color, de Isidre Monés Pons. Introducción
de María Pilar Martínez Taboada. Tamaño 22 x 21 cms. ISBN 978-84-945579-5-8
Como la propia autora dijo en su presentación, en
Guadalajara, en octubre de 2016, “este libro es una obra de arte” porque así
ella quiso conseguir que fuera su edición, y porque su contenido le avalora en
ese mismo sentido. Se trata de una pieza maravillosa de la bibliografía,
editado con el esmero que ahora ya muy pocas veces se ve en los libros. Ello
incita a su lectura, a acariciarlo, a pasar sin prisa las hojas y disfrutar con
los dibujos a color de Monés, ese artista catalán que vence cualquier quimera que
se le ponga por delante. La autora del texto, profesora, y seguntina, ejerce de
ambas cosas en esta libro. Y el conjunto (que recuerda a Juan Antonio Martínez
Gómez-Gordo, el ilustre cronista seguntino, su padre) es un valor seguro que se
adentra en la biblioteca de quienes pueden sin duda sentirse orgullosos de
poseerlo. Porque nunca se desprenderán de él. Y porque –y esto lo seguro porque
ya lo he leído- el libro se mete en el corazón, y lo llena de asombro y gozo.
Se trata de un relato con intenciones infantiles, pero
termina siendo un libro de universal utilidad: una narración de un momento y de
un lugar. Se desarrolla en la Sigüenza del otoño de 1487. Es el momento en que
los Reyes Católicos, acompañados de su canciller don Pedro González de Mendoza,
que además es obispo de Sigüenza, llegan a la ciudad, camino de Zaragoza.
Fernando sigue, dos días después de su llegada. Isabel permanece bastante más
tiempo. Y el Cardenal aprovecha la visita para supervisar y generar nuevos
adelantos urbanísticos, nuevos proyectos artísticos en la Catedral de Santa
María.
Es también el año siguiente a la muerte, en la vega de
Granada, en el mes de julio, de Martín Vázquez de Arce, “el Doncel de Sigüenza”. Cuando todos lloran aún la salida de este mundo de aquel malogrado
joven, a quien tanto querían.
En esas aparecen los protagonistas, que son dos muchachos,
Crispín y Martín, rodeados de su familia, de sus perros y gatos, de sus vecinos
moros, judíos y eclesiásticos, de bachilleres y canteros, de canónigos y
escultores, de herreros y físicos… la sociedad entera de esa Sigüenza que
despide a la Edad Media, cobra una vida singular, perfecta. El dinamismo de las
descripciones y de las frases, la intención moralizadora y vivificante, el
deseo de la fraternidad entre razas y religiones, la bondad última de las
acciones de todos, conforma un mundo ideal pero posible. La autora hace además
muchos retratos. No solo de personajes, sino de la ciudad, de sus murallas,
cuestas y portillos. De los acontecimientos históricos y costumbristas. De los
hechos reales.
El cuento narra en clave de imaginación desbordante, con un
hilo de misterio que se eleva a razones culturales de peso, una fábula que bien
pudiera ser verdad y no haber ocurrido. Todo casa al final, y todos sonríen,
porque se lo merecen. La carrera literaria de Miriam Martínez Taboada está
asegurada sobre el firme pilar de “El misterio de la Llave de Oro”, y ya
quedamos sus lectores esperando una continuación, una similtud, o en cualquier
caso otro libro tan estupendo, y tan bonito, como este.
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A.H.C.
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