viernes, 28 de marzo de 2014

Arte y artistas de Guadalajara

LAYNA SERRANO, Francisco, Arte y Artistas de Guadalajara, Guadalajara, Aache Ediciones, 2014, 510 pp. (ISBN: 978-84-15537-43-4).

Damos la bienvenida a esta maravillosa y cuidada edición de Aache, que constituye el noveno tomo de las Obras Completas de don Francisco Layna Serrano y que lleva por título Arte y Artistas de Guadalajara, pues como el lector podrá comprobar en él se recogen treinta y siete artículos cuya temática atiende preferentemente al Arte provincial y a sus autores, aunque también se incluyan algunos sobre fiestas y tradiciones locales, como La Caballada de Atienza, la romántica leyenda de los imposibles amores del Mambrú de Arbeteta y la Giralda de Escamilla o las ferias de Tendilla.
Son trabajos difíciles de consultar en los tiempos que corren, puesto que fueron publicados en revistas muy especializadas como el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, la Revista de Bibliotecas y Archivos de Madrid, Arte Español, etcétera, o en otros casos sirvieron de texto para alguna conferencia, que después se daría a la imprenta: El Cardenal Mendoza como político y consejero de los Reyes Católicos, -uno de los personajes que más le apasionaron dentro de la saga mendocina que tan detenidamente estudió a lo largo de sus años como cronista provincial-, Atienza, su castillo y La Caballada -fiesta de los recueros, en la que tanto participó al ser hermano honorario de la misma- y El castillo-palacio de los obispos de Sigüenza -monumento emblemático que, junto al Palacio del Infantado de Guadalajara, fue causa permanente de sus desvelos-.
Pues bien, Herrera Casado, alma mater de la editorial Aache, ha tenido dos grandes ideas: la primera, poner al alcance del lector actual toda la obra de Layna Serrano, a través de este tipo de publicaciones, tomos bien editados, con el tipo de letra adecuado, perfecto tamaño, ilustraciones, grabados y fotografías, etcétera, y, la segunda, dedicar un volumen -precisamente este que comentamos- a la obra que podríamos considerar “dispersa”, ya que no “menor”, puesto que muchos de estos casi cuarenta trabajos “pioneros” sirvieron de base a otros posteriores en el tiempo, cuando ya los medios necesarios para investigar habían evolucionado de forma considerable, facilitando con ello la tarea del posible investigador o del lector interesado.
Para llevar a cabo esta ingente labor de búsqueda fue de gran interés un documento mecanografiado por el propio Layna, conservado en la Biblioteca de Investigadores de la Provincia de Guadalajara (signatura 06.08), titulado Publicaciones de Francisco Layna Serrano sobre temas históricos, consistente en un listado con toda su obra, en el que indica el libro o la revista donde fueron publicados (algunos permanecen inéditos o son meras notas de obras en preparación, no terminadas).
Y, por si fuera poco, el editor nos avisa de la próxima puesta a punto de otro volumen más, que sería el décimo de la colección, donde se reúne la obra -poco conocida en Guadalajara- que Layna dedicó a otras ciudades y lugares que le atrajeron en su momento y sobre los que también escribió, y que llevará por nombre Guías y Pueblos de España (Ciudad Real, La Rioja, Aranda de Duero…y otras muchas).
Para dar idea de la amplitud y variedad de temas que contiene este volumen nada mejor que desplegar todo su índice, en el que destacan los trabajos relativos a monumentos, piezas muebles, castillos, personajes y fiestas, cuyo “común denominador es el estudio y la defensa del patrimonio cultural de la provincia de Guadalajara”, según las propias palabras del editor, incluyendo además -afortunadamente- una colección de siete artículos acerca de algunas obras que se creían desaparecidas, como la Cruz “del Perro”, de Albalate de Zorita; el sepulcro del “Dorado”, de Jirueque; el “Capón de Palacio”, de Cogolludo y su boceto; las tablas de Santa María del Rey, en Atienza, y otras.
Vayamos al índice antes citado y veamos la rica variedad de su contenido:

 “El aljibe del castillo de Valfermoso de Tajuña”, pp. 13-18.
 “El poblado ibérico, el castro y la caverna prehistórica con relieves en la Riba de Saelices”, pp. 19-25.
“Descripción e historia del Castillo de Torija”, pp. 27-42.
 “La Capilla del Cristo en la iglesia de San Bartolomé. Atienza (Guadalajara)”, pp. 43-50.
“La Parroquia del Salvador en Cifuentes”, pp. 51-66.
“El Cardenal Mendoza como Político y Consejero de los Reyes Católicos”, pp. 67-86. “La iglesia parroquial de Santa María de Alcocer”, pp. 87-101.
“La Parroquia de Mondéjar; sus retablos y el del convento de Almonacid de Zorita”, pp. 103-124.
“Las Tablas de la Iglesia de San Ginés, en Guadalajara”, pp. 125-139.
“Una Cruz de Becerril, en La Puerta (Guadalajara)”, pp. 141-148.
“La Parroquia de Alustante”, pp. 149-160.
“Alonso de Covarrubias y la Iglesia de la Piedad (en Guadalajara)”, pp. 161-170.
“La iglesia trecentista de Santa Clara (en Guadalajara)”, pp. 171-180.
“La histórica cofradía de “La Caballada” en Atienza (Guadalajara)”, pp. 181-220.
“La Custodia de la iglesia de La Trinidad en Atienza (Guadalajara)”, pp. 221-227.
“La Cruz del Perro y la iglesia de Albalate de Zorita (Guadalajara”, pp. 229-242.
“El Arte en la provincia de Guadalajara hasta 1500”, pp. 243-275.
“Los estilos Renacimiento y Barroco en la provincia de Guadalajara”, pp. 267-291. “Catálogo de la Exposición Fotográfica de la Provincia de Guadalajara”, pp. 293-318. “Atienza y La Caballada”, pp. 319-324.
“Obras que deben hacerse en la catedral de Sigüenza, antes de dar por terminadas las actuales de reconstrucción y restauración”, pp. 325-341.
“El sepulcro de Jirueque (Guadalajara)”, pp. 343-350.
“Obras de Arte que creíamos destruidas”, pp. 351-357.
“El cuadro de Ribera existente en Cogolludo (Guadalajara)”, pp. 359-374.
“Un boceto del cuadro de Ribera existente en Cogolludo”, pp. 375-381.
“Las tablas de Santa María del Rey, en Atienza (Guadalajara)”, pp. 383-393.
“Atienza, su castillo y La Caballada”, pp. 395-417.
“La muralla de Hita (Guadalajara) y el primer Marqués de Santillana”, pp. 419-427.
“El castillo-palacio de los obispo de Sigüenza (Guadalajara). Estado actual, necesidad de su reconstrucción y destino que debe dársele”, pp. 429-445.
“Las Ferias de Tendilla”, pp. 447-452.
“Jadraque y su castillo. El Balcón del Cardenal”, pp. 453-457.
“Excursión a Pastrana, castillo de Zorita, Almonacid y Albalate (Guadalajara)”, pp. 459-463.
“Excursión a Brihuega, Cifuentes y Arbeteta (Guadalajara)”, pp. 465-470.
“Visita a los castillos de Zorita de los Canes y Anguix, monasterio de Monsalud e iglesia de Santa María de Alcocer”, pp. 471-476.
“Excursión a los castillos de Pelegrina, Palazuelos, Sigüenza y Guijosa”, pp. 477-485. “La Cueva de los Casares (Riba de Saelices)”, pp. 487-495.
“Tradiciones alcarreñas. El Mambrú de Arbeteta y la Giralda de Escamilla”, pp. 497-507.
Trabajos que, sin duda, harán las delicias de los amantes de todo lo relacionado con Guadalajara, su provincia y sus gentes.
Para finalizar, no quisiéramos pasar por alto un comentario que hemos oído referente a la calidad de las fotografías que se incluyen en el presente volumen. La persona que lo comentaba pensaba que en los tiempos que corren hubiera sido mucho mejor sustituir las fotos en blanco y negro por otras actualizadas y en color.
Sin embargo, desde nuestro punto de vista, si se hubiese procedido a lo anterior, el libro hubiese perdido parte de su valor, puesto que las fotos son las originales, las que el propio doctor Layna Serrano realizó para sus trabajos que, aunque no tengan la calidad de las fotografías actuales, son auténticos documentos que nos indican cómo eran las obras de arte en aquellas fechas y en qué estado se conservaban... Algo que la foto de hoy no puede recoger, al menos en este caso.
Enhorabuena, por tanto, al editor, por su generosidad a la hora de ofrecer al público libros como el presente, que constituyen una verdadera joya bibliográfica y de los que, indudablemente, se hablará en el futuro.

José Ramón LÓPEZ DE LOS MOZOS

viernes, 21 de marzo de 2014

Guadalajara en el exterior

Contiene siete ponencias y veintiuna comunicaciones (tres sobre Guadalajara).

Actas de las X Jornadas de Castilla-La Mancha sobre investigación en archivos. España en el Exterior: Historia y Archivos. Guadalajara, 9-11 de noviembre de 2011. Archivo Histórico Provincial de Guadalajara, Guadalajara, Asociación de Amigos del Archivo Histórico Provincial de Guadalajara, 2013, 616 pp.


España en el Exterior: Historia y Archivos, es el título genérico de las Actas de las X Jornadas de Castilla-La Mancha sobre investigación en archivos, última de las celebradas en el Palacio del Infantado de Guadalajara -sede antigua del Archivo Histórico Provincial de Guadalajara-, entre los días 9 y 11 de noviembre de 2011, tal como recuerda Manuel Martín Galán, Presidente de la citada Asociación y Profesor Titular del Departamento de Historia Moderna de la Universidad Complutense de Madrid en el primero de los prólogos con que comienza la andadura de estas Actas. Unas Jornadas en las que participaron conjuntamente archiveros e investigadores de reconocido prestigio, con el fin de analizar pormenorizadamente las relaciones internacionales españolas cuyos documentos, correspondientes al periodo comprendido entre finales del siglo XV y el momento actual, se custodian en los Archivos Generales de Simancas, Indias y Administración.
Han pasado más de dos años entre aquella X Jornada y la puesta a punto de la edición que comentamos, que ha visto la luz gracias a la colaboración de la Asociación de Amigos del Archivo Histórico Provincial de Guadalajara y el propio Archivo, en la que se dan a conocer siete ponencias y veintiuna comunicaciones, de entre las cuales tres corresponden a trabajos relacionados con la historia y las gentes de la provincia de Guadalajara.
* La primera de ellas titulada “La política exterior de Felipe II en el reino de Nápoles según las Instrucciones dadas al virrey Don Íñigo López de Mendoza de 1575”, fue presentada por Aurelio García López y abarca las páginas 203 a 222.
En ella, dada la singularidad del documento -inédito- que se estudia, el autor ofrece un breve comentario acerca de las Instrucciones, conservadas en la sección de Nobleza del Archivo Histórico Nacional (Toledo), de las que hasta el momento se carecía de referencias documentales.
Parte el trabajo con la elección del virrey, cargo que solía recaer en alguna persona experimentada en las tareas de gobierno y que, al mismo tiempo, hubiera sido gestor militar y diplomático en diversos lugares de la monarquía, de ahí que una de las personas mejor preparadas fuera Don Íñigo López de Mendoza, quien, como se indica en el preámbulo de las Instrucciones, era un hombre ampliamente experimentado y que, como sus antepasados, había prestado grandes servicios al rey:
“Considerando pues en vos, la casa de donde venís, y la lealtad de vuestros pasados, que nos da firme esperança, que siguiendo sus pisadas haréis siempre lo que conviene a nuestro servicio, y a vuestra honra, e con la fee e vuestra seguridad que soys obligado, considerando assimismo el cuydado y diligencia, con que vos habéis governado, en los demás cargos que habéis tenido, y que conforme a ello, os develaréis en governar y defender aquellos nuestros súbditos, usando del valor, y prudencia, que siempre se ha conoscido en vuestra persona”.
García López recuerda al lector los hechos más destacados de los antepasados del Mendoza, así como los de él mismo, para entrar de lleno en el análisis de “Las Instrucciones al virrey de 1575”, tercero de los ocho virreyes de Nápoles nombrados por Felipe II, que fueron firmadas en Toledo el 4 de mayo de 1575 y se componen de ciento noventa y un capítulos en los que se detalla minuciosamente cómo debía gobernar el virrey.
Capítulos que, por otra parte, constituyen una importante fuente de información, técnica y descriptiva, de la vida administrativa y política a la hora de conocer la evolución y las pautas de gobierno de la monarquía hispánica en el reino de Nápoles.
Lo cierto es que se conocen otras Instrucciones otorgadas por Felipe II, al duque de Alcalá (1559) y al duque de Osuna (1581) y por Felipe III, a los VI y VII condes de Lemos, (1599) y (1603), respectivamente, en las que puede observarse como, con el paso del tiempo, fueron documentos que desde principios del siglo XVII se iban repitiendo, aunque con escasas variaciones en su contenido.
Las que analiza García López, las de 1575, se pueden dividir en dos partes: una primera, que se refiere al gobierno y la administración de justicia (hasta el capítulo 114) y una segunda, desde el capítulo 116 hasta el 119, donde se trata “la conservación y defensión del reino”, que constituyen la materia de los siguientes capítulos, hasta llegar a un brevísima conclusión a modo de pregunta: ¿Cuál fue el control que ejerció el rey sobre el virrey de Nápoles?
Según García López debió ser “grande y considerable”, puesto que al rey parece preocuparle todo, por nimio que parezca, especialmente todos aquellos asuntos relacionados con el mantenimiento de la fe católica derivados de Trento, para con la implantación de la Contrarreforma conseguir un reino confesional, donde el virrey era un subordinado cuya misión era servir a la monarquía para lograr el buen gobierno y la paz de sus súbditos.
* La segunda comunicación, firmada por Amparo Donderis Guastavino, “Las relaciones exteriores en el Archivo Municipal de Sigüenza: los expedientes de hermanamiento”, ocupa las páginas 411 a 429.
En su comunicación, Amparo Donderis se refiere al caso concreto de Sigüenza, en cuyo archivo ha sido posible localizar fuentes para el estudio de las relaciones internacionales y, además, conocer a través de las mismas el complejo mundo de la diplomacia gracias a los expedientes de hermanamiento. Para ello ofrece un seguimiento de los acontecimientos históricos más destacables, desde la Edad Media a nuestros días, centrado, fundamentalmente, en la historia de las relaciones exteriores gracias a los obispos franceses que ocuparon la sede en los primeros tiempos, hasta el surgimiento del municipalismo, siguiendo las pautas establecidas en la Constitución Española que, en su artículo 137, establece la organización territorial del Estado en municipios, provincias y comunidades autónomas y, en el 140, el principio de autonomía de los municipios, por lo que su gobierno y administración corresponde a los propios municipios.
Gracias a esa idea de municipalismo se comenzaron a producir los primeros hermanamientos con el fin de establecer lazos de unión y cooperación entre municipios, por encima de idiomas y fronteras.
Donderis da a conocer la metodología de estos hermanamientos, que han de seguir cinco pasos: la búsqueda de un personaje emblemático con lazos comunes a ambas ciudades (por ejemplo, Santa Librada), la visita de protocolo, la declaración formal de los municipios como ciudades hermanas, el facultar al alcalde para que suscriba los documentos necesarios y comunicar el acuerdo plenario al municipio con el que se quiere establecer el hermanamiento.
Después concreta los datos anteriormente expuestos en dos claros ejemplos: los hermanamientos con Sainte Livrade sur Lot (Francia) y Vila Viçosa (Portugal), para terminar el trabajo con las series documentales originadas gracias a estos hermanamientos: especialmente en las secciones de Gobierno y de Servicios.
* Finalmente, la tercera aportación corresponde a Sergio Sanz Pérez, que escribe acerca de “Julián de Arce y Dorado: historia de un arriacense ejemplar en tierras de ultramar”, páginas 431 a 439.
Un trabajo que, apoyándose en la historia de un particular, uno de aquellos desconocidos “médicos titulares”, sirve para entrar a conocer aspectos relacionados con la historia de España y las Islas Filipinas, una de sus últimas colonias de Ultramar, previos a su independencia en 1898.
Pues, bien, Julián de Arce y Dorado fue uno de estos “médicos titulares”. Nacido en Guadalajara, se graduó como cirujano en la Universidad de Madrid, desempeñando durante la primera parte de su vida su trabajo en Madrid y Navarra, puesto que durante la segunda quiso cambiar su rumbo vital haciendo algo más “útil para la sociedad”, por lo que decidió cambiar la comodidad provinciana por algo más arriesgado viajando a la provincia de Ylocos-Sur en las Islas Filipinas.
Su trabajo social pronto se vio truncado, ya que no tardó muchos años en enfermar y pedir su regreso a España en busca de la curación a sus males…
Se cree que murió en su tierra natal en los albores del siglo XX, sin que se le hubiese concedido su ingreso en la Orden de Beneficencia.



viernes, 14 de marzo de 2014

La Flora Silvestre de la Alcarria

Más de 750 especies catalogadas. 878 fotografías a color.

TRIJUEQUE SERRANO, David, Flora silvestre de la Alcarria. Propiedades y usos populares, Guadalajara, Intermedio Ediciones, 400 pp.

Damos la bienvenida al libro titulado Flora silvestre de la Alcarria. Propiedades y usos populares, porque son relativamente pocos los que tratan de un tema tan específico y, en general poco estudiado, como es la flora de un espacio geográfico, en este caso la Alcarria, y más concretamente en el pueblo de Aldeanueva de Guadalajara y su entorno natural más próximo, profundizando en sus usos y aprovechamientos populares, que lo hacen todavía más interesante.
El libro que presentamos es un buen ejemplo de estudio etnobotánico que ha llevado a su autor, David Trijueque, a invertir cerca de cuatro años en su realización, teniendo en cuenta que, como señala en la presentación del mismo, algunas plantas no florecen todos los años, permaneciendo en estado de latencia hasta que se dan las condiciones idóneas.
Un libro que no ha pretendido constituir un tratado puramente científico, en base a profundas descripciones de las especies vegetales encontradas, sino que, por el contrario, se ha querido centrar en la investigación de los usos que a ciertas plantas se les han venido dando de forma tradicional, cosa que el autor ha ido llevando a cabo mediante numerosas conversaciones con multitud de personas mayores, aunque en el caso de las aplicaciones médicas se hallan reseñado únicamente aquellas que recoge la medicina popular española, “Las Diez Grandes” -como las denomina David Trijueque- y que son las siguientes: Diente de león, Tomillo, Romero, Salvia, Ortiga, Malvavisco, Llantén, Menta, Majuelo e Hinojo, puesto que hay que tener en cuenta que existen muchas plantas cuya venta al público está terminantemente prohibida o restringida dado su grado de toxicidad.
En otros casos el autor ha querido destacar  el carácter melífero de algunas especies, a modo de pequeño homenaje a las abejas.
Y poco más adelante, en la introducción, el autor se remonta al siglo IV para hacer comprender al lector, con la mayor facilidad posible, las dos divisiones que estableció el estagirita según tuvieran flores o no (algas, hepáticas, musgos, helechos, líquenes y hongos)
Entre las primeras pueden encontrarse las herbáceas, los arbustos y los árboles, siendo las plantas cultivadas en la actualidad una adaptación de las silvestres, efectuada por el hombre -y por las abejas, gracias a su función polinizadora- a lo largo de la historia.
Un importante apartado es el correspondiente a los usos de las plantas, primeramente como comestibles, puesto que son necesarias para poder vivir; después, como medicinales, es decir, como remedio natural capaz de curar o prevenir enfermedades, siempre que sean usadas correctamente.
De este uso nació la primera Medicina, de tipo empírico.
Dentro de este mismo apartado también se estudian las plantas venenosas: belladona, cicuta, digital…, pero para no caer en equivocaciones que podrían acarrear funestos resultados, el autor del libro ofrece algunos consejos acerca de su recolección y tratamiento de las plantas medicinales, así como los diferentes modos de empleo de tales plantas: infusión, decocción, maceración, inhalación, como cataplasma, emplasto y compresa, en baños, pomadas, enjuagues y gargarismos, jarabes, jugos, lavados y tinturas, además de su correcta dosificación.
Además, claro, hay otros vegetales que desde la antigüedad se han venido utilizando en casos concretos: en construcción, veterinaria, pesca, caza, forraje para el ganado, para fabricar herramientas, utensilios y ropas, como combustible, curtiente, fumable, en determinados juegos infantiles, ornamentales, etcétera.
Antes de comenzar los capítulos dedicados a la flora, se ofrece al lector una breve pero interesante descripción del medio natural de Aldeanueva de Guadalajara que, como se dijo más arriba, sirvió como base para la recolección que sigue, basada en el color de la flor de que se trata en cada caso, dedicando a cada uno un capítulo: amarillas, azul-morado, blanco, rojo, rosa-malva y verde, para pasar después a los árboles y especies singulares.
El esquema es similar para los seis colores reseñados y, para que el lector vea el contenido de cada ficha, damos a conocer una de ellas elegida al azar: página 25. En la parte superior la fotografía a color de la planta.
Nombre científico.- “Chelidonium Majus” y nombre común: Celidonia Mayor y también Hierba Golondrinera y Verruguera, de la que dice: “Es una hierba vivaz, perteneciente a la familia de las Papaveráceas, que suele alcanzar en metro de altura y tiene vistosas flores amarillas con pétalos en cruz. Si se corta el tallo o el rabillo de las hojas, mana un látex anaranjado que puede resultar tóxico en contacto con la piel o los ojos. Recibe el nombre de golondrinera por nacer cuando vienen las golondrinas y morir cuando se van. Antiguamente, los alquimistas emplearon esta planta en la búsqueda de su piedra filosofal, ya que les era de gran utilidad para su quinta esencia (cuentan que de ahí procede su nombre, ya que la denominaban “celi dorum”, que significa don del cielo).
Habitat.- Herbazales, lugares sombreados y frescos.
Propiedades.- Es una planta muy tóxica, por lo que sólo se recomienda su uso por vía externa. Su jugo es cáustico e irritante, empleándose para eliminar verrugas y ablandar durezas y callos. Hay que recolectarla con guantes y, al aplicarla, hay que proteger las zonas circundantes con vaselina.
Una curiosidad: Paracelso usaba esta planta para adivinar el destino de un enfermo con mucha fiebre. Para ello le colocaba un trozo de raíz en la frente y esperaba. Si el enfermo cantaba era señal de que iba a morir. Si lloraba, de que viviría.
Siguen los índices de las plantas, por colores y de los árboles, un glosario y la bibliografía, además de las páginas de internet consultadas, y finaliza con una tabla gratulatoria.
Un libro de gran interés para quienes estén interesados en conocer los usos populares tradicionales de las plantas de esta zona de la Alcarria que es Aldeanueva de Guadalajara y su entorno geográfico, que puede ampliarse a todo el conjunto de la Alcarria.

José Ramón LÓPEZ DELOS MOZOS

viernes, 7 de marzo de 2014

Visita a La Toba

BORRELL BRITO, José; MOLINA VILLAR, David, y HELICONIA S. COOP. MAD., La Toba entorno, patrimonio y recursos, sin lugar [Madrid], sin data [2013], 56 pp.

El contenido de este trabajo de 56 páginas, ya lo anuncian sus autores a través del enunciado del título y abunda en este mismo sentido el alcalde La Toba, Julián Atienza García, en su “Introducción”, puesto que principalmente alude al entorno natural, al patrimonio que ha llegado, no solo material, y a los recursos que esta pequeña población puede ofrecer al visitante, es decir, a todo ese “potencial” que, por ser tan evidente, tan cercano, había pasado desapercibido en tantas ocasiones, por estar incluido en la rutina cotidiana sin apenas sobresalir.
Vemos, pues, que en este librito se trata de adoptar un Plan de acciones que pretenden poner en valor, como ahora se dice, todos los elementos de La Toba que tengan interés para atraer al turista, inclusive creando nuevos productos, pero, especialmente, sensibilizando a sus propios moradores que, al fin y al cabo, son los verdaderos protagonistas del Plan antes anunciado. Por ello es alcalde lo primero que hace es agradecerles su colaboración a la hora de la realización del folleto que comentamos, de todos aquellos datos que han aportado desde el recuerdo, compartiendo sus conocimientos.
¿En qué consisten estas infraestructuras básicas que disfruta La Toba? Pues, fundamentalmente, en orientar las actividades de ocio en la naturaleza, la práctica deportiva y el conocimiento del patrimonio histórico, tanto arquitectónico, como etnográfico. Pero de una forma ordenada, de modo que pueda seguirse una “senda segura de crecimiento sostenible”, facilitando las visitas a través de la creación de unas rutas o itinerarios naturales-turísticos, que unan los valores medioambientales a los culturales más destacados del pueblo, relacionando de este modo los aspectos económicos, culturales, sociales y medioambientales, como hemos dicho, convirtiéndose, además, en un instrumento de participación ciudadana, por lo que -como dice el alcalde- este trabajo se dirige a los toberos, ya que está hecho con el fin de dar a conocer el pueblo, pero también para hacer sentir con mayor profundidad el arraigo de sus gentes hacia el lugar donde viven.
Un par de páginas se dedican a ¿Cómo usar la guía?, puesto que de tal se trata, de una herramienta que La Toba pone en manos de sus visitantes a fin de que el disfrute de su estancia sea más completo. Por lo que, junto a los tradicionales datos, se añaden otros de mayor calado e importancia sobre posibilidades de recolección y aprovechamiento de plantas y diversos tipos de setas silvestres de utilidad o comestibles, citándose también las aves más interesantes que pueden avistarse en La Toba.
Información que se completa con la ya disponible en los códigos QR de los paneles interpretativos y en las balizas de los recorridos, donde el viajero podrá encontrar una información más amplia y detallada sobre las particularidades de las rutas que se le ofrecen. Es interesante saber que “la descarga en el teléfono móvil permite que, en cada uno de los puntos de parada seleccionados en las rutas, el viajero pueda tener información especializada sobre cada uno de los elementos y valores allí presentes (Vegetación y Paisaje, Fauna, Propuestas de Recolección y Aprovechamiento y Etnografía)”. Datos que pueden descargarse en formato pdf desde la página web del Ayuntamiento (http://www.latoba-guadalajara.es/) o en papel en los diversos establecimientos turísticos y casa consistorial, de forma gratuita.
Tras estas interesantes normas comienza la “Descripción general” de La Toba mediante los datos referentes a su ubicación, relieve y geología, que abarca dos páginas, y que continua con la “Descripción general”, que se configura como un mosaico de paisajes vegetales. Un mapa adecuado para ello informa al usuario de la extensión del término municipal, de la localización del núcleo urbano y de los distintos usos del terreno: embalse, cultivos de secano y de regadío, matorral, bosque y vegetación de ribera, para, dentro de esta misma descripción general, ir particularizando las especies más destacadas,  comenzando por los bosques planifolios: encinares, quejigares y melojares, y continuar con las riberas, los bosques de galería, los sotos espinosos; los matorrales, aulagares y tomillares, jarales y brezales, terrenos baldíos y pedregales, y dar fin con los cultivos.
Sigue la fauna: la trucha, la lagartija colilarga, el cernícalo vulgar, el alcaudón real, el tejón, el corzo y el jabalí.
Otro apartado lo constituye la “Descripción socioeconómica”, que, como habrá podido constatar el lector, está basada principalmente en la producción primaria, es decir, la agricultura y la ganadería, siendo la primera de ellas de secano y de regadío, cuyo principal cultivo es el maíz, que llega a su apogeo en los meses de septiembre y octubre, cuando las mazorcas amarillean. Maizales entre los que suelen intercalarse pequeños huertos familiares destinados al autoabastecimiento: verduras, hortalizas y algunos árboles frutales, aunque el cultivo más apreciado es el de la judía colorada, variedad de legumbre de gran calidad gastronómica.
Y junto al maíz de regadío, el girasol cuando hay restricciones de agua.
Las lomas del terreno se utilizan para plantar cereales según su calidad. Así, las mejores tierras se dedican a la cebada; las intermedias, al trigo y, las peores, al centeno, siendo frecuente el barbecho. Otros cultivos son el olivo y la vid, que señalan el límite norte de este tipo de cultivos en la provincia de Guadalajara.
Los rebaños de ovejas constituyen la mayor parte de la ganadería local, que se complementa con la apicultura gracias a la abundancia de espliego y tomillo.
En cuanto al sector turístico se indica que en La Toba hay un bar que se encarga de preparar comidas caseras, y una casa rural y cabe también la posibilidad de seguir el Camino del Cid o descender las aguas del Bornova, bravías cuando se abren las compuertas del embalse de Alcorlo.
El “Patrimonio arquitectónico” aparece reflejado en esta guía que comentamos por la torre de vigilancia del castillo de Corlo; el puente romano sobre el Bornova; la iglesia de San Juan Bautista, posiblemente de finales del siglo XIV aunque agrandada en el XVI, que alberga tres interesantes retablos; la picota, del XVII, (el título de villazgo le fue otorgado a La Toba en 1632); la ermita de la Virgen de la Soledad, bífora, y la fuente de los Tres Caños.
En el apartado de “Etnografía” las fiestas se adaptan al ciclo agrícola y suelen estar influidas por la religiosidad tradicional, destacando la bendición de campos el día 3 de mayo, desde el paraje conocido como la Cruz de los Alcores, hasta donde subían los vecinos en procesión, acompañando al sacerdote.
Dentro de la “Gastronomía y productos locales” se destacan las carnes de corzo maceradas en vino y las calderetas de jabalí.
“Las judías coloradas cultivadas en la vega del Bornova tienen una gran aceptación debido al intenso sabor que dejan las cocciones, así como por su contribución al espesamiento del caldo. Su forma más habitual de preparación es acompañadas de oreja de cerdo”.
Las ensaladas de especies silvestres, verdolaga, acera o chicoria, no faltan y el vino se elabora por los propios toberos para su consumo, junto a diversos licores caseros.
Continua el librito con una atractiva serie de “Propuestas turísticas”: Ruta de la dehesa, Ruta de la ribera, con sus correspondientes mapas y elementos destacables, y una serie de visitas temáticas: micológica (setas del interior de los bosques y de las riberas), etnobotánica (plantas medicinales, comestibles, usadas en licorería popular) y ornitológica y finaliza con unas “Propuestas turísticas”, centradas en el bar-restaurante y en la casa rural.
Un folleto bien editado, con fotografías a color, que se toma en serio el turismo en el municipio, danto a conocer todos y cada uno de los recursos que La Toba puede poner a disposición de quien desee conocerlo.

José Ramón LÓPEZ DE LOS MOZOS

domingo, 2 de marzo de 2014

El sonambulista

URBANO ANDRÉS, José Miguel, El sonambulista, Madrid, Celesta (Colección Piel de Sal, 6), 2013, 58 pp. (ISBN: 978-84-938907-8-0).

El Sonambulista, es un libro de José Miguel Urbano que nada tiene que ver con La Toba, pueblo con el que está relacionado a través de sus antepasados, puesto que lejos de tratarse de un conjunto de poesías más o menos bucólicas, es un libro pleno de modernidad, de expresiones actuales, en movimiento, ágiles, que dan idea de lo que bulle por el cerebro del poeta.
Son poemas sin apenas puntuación, rápidos, que tratan de ser un viaje interno con el que conocerse mejor, más en profundidad, para así, de la misma manera, conocer a los demás, al mundo externo que rodea a quien los escribe.
Un viaje de implosión y de explosión.
Exultante donde prevalecen las querencias íntimas, las inquietudes propias: el cine -que también es movimiento, arte cinético-, la música -casi centrada en el jazz-, y la necesidad de conocer cosas de otras latitudes, de otros mundos: los viajes, que constituyen el tema principal de la mayoría de los poemas que se recogen en este libro, de no demasiada extensión ya que, como es sabido, un libro de poemas no debe pasar de las cincuenta páginas.
La vida y todo lo que ella conlleva, los actos con que se llena ese especio de tiempo que llamamos vida, hacen que quien vive sea una especie de funambulista, un equilibrista que pisa con precaución la cuerda imaginaria que se tiende sobre el vacío: “el alambre de la vida”, pero, además, una cuerda floja que en muchas ocasiones se va pisando como lo haría tal vez un sonámbulo -como sin darse cuenta, adormiladamente-, lo que podría entrañar gran peligro, puesto que la caída echaría por tierra esa búsqueda que persigue José Miguel Urbano.
Las dos palabras equilibrista / funambulista y sonámbulo, se han mezclado para dar como resultado el título del poemario: El sonambulista.
Se trata de la primera publicación extensa del poeta (Madrid, 1974).
Antes dio a conocer la plaquette titulada Presagios y ha visto algunos poemas suyos publicados en varias antologías: Manos a la obra (2008-2010), Manos a la obra, dos (2010-2011) y Libertad tras las rejas. Además mantiene un blog en internet denominado untejadoadosaguas.
Aparte de su propia poesía, quien mejor define a José Miguel Urbano, que no a su obra, es Jesús Urceloy, quien, en el verano del 2013, escribía lo siguiente en el prólogo del libro que comentamos:

“José Urbano viaja para conocer lo que ha dejado atrás. Viaja para volver. Por las noches, en el duermevela de las calles, viste su desnudez con la elegancia del anonimato y sin arneses ni barras, palancas o paracaídas, ronda de casa en casa, de persona en persona, de aliento en aliento, nuestra vigilia de eternos perdedores. Sonambulista. Caminando en la cuerda imaginaria de un hilo de luz” (p. 10).

O, como también señala:

“La poesía y José Urbano son, desde entonces, sinónimos. Ha conocido el abrazo de las palabras…”.
La poesía de José Miguel es un totum revolutum en el que aparentemente todo está manga por hombro, aunque, en realidad, cada cosa esté en su sitio y sea una manera de expresión tal vez forzadamente alocada, como si el autor de los poemas tuviera prisa antes de que la vida se lo lleve por delante.
Una prisa nerviosa, como son las prisas, según escribe en “No habrá más mañanas como ésta”:

“Un trozo de cristal de Bohemia es una / oportunidad de ser como la autopista que bordea / la falla // sobrevivo al sudor de su filo que emponzoña los / acordes desafinados de mi muñeca // apago el marcapasos, sumerjo los brackets en un / vaso con olas y troceo la lengua en una barra de / catalejos a medida // estoy cansado de acumular afectos cobardes al / bisturí // ya no me vale el sillón en la pradera ni las señales / de humo, la sombra y su huida es una barca pasto / de sus propios fantasmas // las palabras se refugian en los cajones, los carros / de heno se desquician en los abrevaderos y mis / cuerdas susurran socorro sin levantar la vista // la camisa de fuerza y la maceta arrojada al vacío / son tornados que llenan mi cantimplora de bilis // soy un bebedor de mares que anhela los tejados / pajizos de Gauguin”.

Muchos poemas buscan ¿describen? Ciudades, lugares. Así ve “Madrid” José Miguel:

“Viajo para echar de menos Madrid / sus desguaces, las esquinas desnudas sobre el adoquín // y el perro descansando en la escarcha // sigo buscando en fotos / el chorro de esa plaza / con ventanas, barrotes y hojas de geranios // siento el frío de las avenidas / en las calles de Hoy An y sus tenderetes inundados //en el peregrino sin bastón de guía / en el templo de Kamakura cuyos jardines se desplazan // te recuerdo / como el monasterio que nunca quisiste ser / dando la espalda a torres vanidosas / que te pisotean por efecto de los vehículos de reparto // no te preocupes / la calle Amnistía no llorará por ti / y te pasearé con paraguas / sorteando los bolardos”.

A veces, de una palabra: “Carnaval” -que es un título-, surge una idea en tres versos:

“Un sombrero de carnaval con cuernos de diablo
Enseña impúdicamente las muescas de la
Primavera de Praga”.  

O el poeta da pista sobre los poetas que lee, que le llenan, que forman parte de su propio poema, como sucede en “Jazz”:

“Un cálido sonido sube lento, (1)
con el vaso en la mano, cuando pienso en mi vida (2)
veo la caricia en las teclas de un piano. (3)

De repente, aumenta el griterío, y la música
aumenta, (4)
cabalgo la distancia de mis dudas (5)
no parece ser ella… ¿o quizás sea? (6)
a pesar de sus ojos, me ha tocado vivir. (7)
…   …   …   …   …

[(1) Gabriel Celaya, “Jazz”; (2) Jaime Gil de Biedma, “Elegía y recuerdo de la canción francesa”; (3) Francisco Díaz de Castro, “Instantánea”, (4) Carlos Marzal, “Ninguno parecía tener miedo”; (5) José María Hinojosa, “O”; (6) Álvaro Salvador, “Isla negra”; (7) Javier Egea, “Noche canalla”…].

Una poesía, actual y sugerente, que se vuelve mágica como las figuras en un cuadro del Bosco.

José Ramón LÓPEZ DE LOS MOZOS