domingo, 13 de febrero de 2011

Ana de Mendoza, sexta duquesa del Infantado




Un libro de biografías

Está prevista la presentación de este libro el día 22 de febrero de 2011, en la Sala de Audiovisuales del Palacio del Infantado de Guadalajara, en su primera planta, a las 7:30 de la tarde. Acudirán como presentadores Antonio Herrera Casado, de la Real Academia de la Historia; José Luis García de Paz, experto en el linaje de Mendoza, y el propio autor, el historiador alcarreño Aurelio García López. Además de Rafael de Lucas Vega, Director General de Promoción Cultural, y otras autoridades culturales de la Junta de Comunidades.

Aparece como número uno de la nueva colección de libros de historia de Guadalajara “Claves de Historia”. El libro, con 208 páginas, ofrece la biografía, extensa y detallada, del padre jesuita Hernando Pecha, así como el manuscrito completo, por primera vez editado, que escribió sobre doña Ana de Mendoza, la primera mujer que fue propietaria del título del ducado del Infantado. Al compás de ambas biografías, salen a relucir las vidas y milagros de muchos otros Mendoza, en ese momento de inicio del barroco en que abandonan su caserón de Guadalajara y vánse a vivir a Madrid. Pero no por otra cosa, que por andar más cerca de las cortes de justicia y de los abogados, para poder ir dirimiendo, día a día, y durante más de treinta años, los pleitos sobre la sucesión del título que se produjeron al morir el quinto duque. En este libro se leen cosas que sorprenden y hasta provocan hilaridad: tal era la forma de vivir, de pensar y de obrar en las alturas aristocráticas de ese palacio que hoy sigue siendo emblema de la ciudad.

Tiene muchas aristas este libro. Diré las más importantes. De una parte, y comenzando la obra, aparece el mejor estudio hasta hoy realizado sobre Hernando Pecha, un religioso jesuita nacido en Guadalajara, de la ilustre familia de los Pecha, fundadores de la Orden de San Jerónimo, siempre en el bloque de los “letrados” de la ciudad, frente a los hidalgos guerreros. Importante biografía actualizada, en la que destaca el análisis de cómo fue escrita y desarrollada la más señalada de las obras de Pecha, su “Historia de Guadalaxara y cómo la Religión de San Jerónimo en España fue fundada y restaurada por sus ciudadanos”.

Un segundo gran capítulo es el que presenta la biografía de doña Ana de Mendoza y Enríquez, sexta duquesa del Infantado. Analiza esta vida y sus anécdotas, y aprovecha el autor para entrar a fondo en el tema de las “beatas”, iluminadas y devotas mujeres que pululan por la vida de Guadalajara y su entorno en una época en la que como era lógico tuvieron problemas con la Inquisición. Ni siquiera en los salones del palacio del Infantado dejaron de entrar los agentes o “familiares” del Santo Oficio, y solo la muerte salvó al tercer duque de tener problemas con él.

Una tercera parte de este libro, también con amplitud documental, está dedicada a la fundación, desarrollo y puesta en marcha del Colegio de la Santísima Trinidad, de los jesuitas: con el dinero y los edificios donados por la familia Lasarte, en pleno centro de la ciudad (calle mayor alta frente a la vieja parroquia de San Nicolás, hoy plaza del Jardinillo) los religiosos de San Ignacio de Loyola montaron un gran Colegio e instituto de religión y formación. La historia completa, hasta su desaparición, de esta institución, la trata García López con documentos.

Una cuarta parte podría considerarse el testamento final de doña Ana de Mendoza.

Y una quinta, que es esencia del libro, y novedad bibliográfica pues hasta ahora estaba inédita, y aun perdida, es la obra manuscrita de Hernando Pecha «Vida de la Excelentísima Señora Doña Ana de Mendoza, sexta duquesa del Infantado» que se da completa, y con el auténtico sabor del siglo XVII, en un momento de postridentina exaltación del catolicismo, del dogma de la Inmaculada, de los santos jesuitas y carmelitas, de las reliquias, de los sacrificios, de las caridades y del misticismo. Un texto clave para entender una época, que por sí mismo vale (más allá de la anécdota de contar la vida de una duquesa alcarreña) como paradigma de la mentalidad hispana en el siglo XVII bajo los Austrias menores. Un libro capital, con todas sus aportaciones.

García López, Aurelio: Ana de Mendoza, sexta duquesa del Infantado, con un estudio de Hernando Pecha, su biógrafo. Colección “Claves de Historia”, nº 1, AACHE Ediciones de Guadalajara S.L., Guadalajara 2011, 208 páginas. Grabados en BN. 12 Euros.

sábado, 12 de febrero de 2011

Versos divertidos del Siglo de Oro




LABRADOR HERRAIZ, José J., DiFRANCO, Ralph A. y MORILLO-VELARDE, Ramón (editores), Cancionero. Sebastián de Horozco, Toledo, Consejería de Educación, Ciencia y Cultura de Castilla-La Mancha, 2010, 900 pp.

Traemos hoy a nuestro Baúl de libros uno extraordinario, voluminoso en su paginación y muy entretenido; uno de esos libros “con chispa” cuya lectura dejará huella en el lector.
Fundamentalmente consta de dos partes netamente diferenciadas. La primera está constituida por un “Preámbulo”, escrito por el profesor Labrador (emérito de la Universidad de Cleveland, Ohio, EE. UU.), que da las pautas de lo que el libro contiene: los personajes que por el transitan, tanto en Toledo como a la vera del Manzanares; un esbozo biobliográfico acerca de su autor (Toledo, 1510); el códice y su peripecia, actualmente conservado en la Biblioteca Colombina de Sevilla (signatura 59-4-14); el ambiente literario, que no es más que una continuidad de la tradición poética de los cancioneros de los siglos XV y XVI, profundamente satírico, especialmente contra los médicos y boticarios, las monjas, a las que les busca las vueltas, y las prostitutas; sigue un breve estudio de la métrica predominante en el Cancionero, escrito en su mayor parte en coplas reales (de los 380 poemas que contiene, 305 fueron escritas en esa forma métrica), aunque también introduce algunos zéjeles y villancicos antiguos, además de un corto número de coplas de pie quebrado.
Parece ser que se trata de una recopilación realizada por un amanuense, es decir un manuscrito apógrafo, después de la muerte de Horozco, datado posiblemente hacia el año 1577, en el que se incluyeron cuatro Representaciones como La parábola de San Mateo, que fue puesta en escena en Toledo con motivo de la celebración del Corpus de 1548; o la segunda, de la que se desconoce su fecha, titulada Representación de la historia evangélica del capítulo nono de San Juan, que por los personajes que introduce hace pensar en Horozco como posible autor del Lazarillo. La tercera representación es un Entremés que recuerda los alegres y festivos pasos de Lope de Rueda, cuyos personajes son claramente populares, para finalizar con una cuarta e incompleta Representación de la famosa historia de Ruth.
Siguen danzas de la muerte y coplas “agenas y antiguas” en un caótico y desordenado revoltijo.
Dentro de esta misma primera parte, la profesora Julia Sevilla Muñoz, de la Universidad Complutense de Madrid, creadora y directora de la revista Paremia, escribe un interesante apartado que titula “Introducción. Sebastián de Horozco y la Paremiología”, comenzando por los Adagia -Adagiorum Collectanea- de Erasmo de Rótterdam, que contiene ochocientas paremias (enunciados breves y sentenciosos de los escritores clásicos acompañados de una glosa), sin olvidar las colecciones de paremias cultas (como los Proverbios de Iñigo López de Mendoza, de los que se hicieron numerosas ediciones entre los siglos XV y XVI; el Libro llamado Bocados de oro el qual hizo el Bonium rey de Persia, amplísimo repertorio de máximas, sentencias, proverbios y aforismos sobre diversa temática; la reedición de los Cinco libros de Séneca, y las Elegantes sentencias de muchos sabios príncipes, reyes y philosophos, griegos y latinos, en tres lenguas, español, italiano y francés, de 1555, además de la obra de Fernando Arco, editada en Salamanca en 1533, que contiene medio centenar de adagios antecedidos por una fábula, Adagiorum latinitate ex hispano sermone, donatorum, quincuagena quinque).
Siguen los tres refraneros “clásicos”: de Pedro Vallés, Hernán Núñez y Mal Lara, publicados en Zaragoza, Salamanca y Sevilla, respectivamente, y los “literarios”, es decir, aquellos refranes que aparecen en obras como La Lozana Andaluza, Las cartas en refranes, en el Guzmán de Alfarache o en El Sobremesa y alivio de caminantes y otras obras como el Diálogo de la lengua de Juan Valdés, todo ello como introducción a la obra paremiológica de Sebastián de Orozco, como también a la de su hijo Sebastián de Covarrubias (los Emblemas morales y el Tesoro de la Lengua Castellana o Española -el primer diccionario de la lengua española, Madrid, 1611-) y a la de su hermano Juan, obispo de Guadix.
Siguiendo en esta primera parte que comentamos, María Antonella Sardelli realiza un profundo análisis de “Las paremias en el Cancionero de Sebastián de Horozco”, siguiendo las distintas categorías paremiológicas contenidas en el libro de Jesús Cantera, Julia Sevilla y Manuel Sevilla Refranes, otras paremias y fraseologismos en Don Quijote de la Mancha (Vermont, 2005), que divide en dos grandes grupos: paremias populares (refranes, frases proverbiales, dialogismos, locuciones proverbiales, etc.) y paremias cultas (máximas, sentencias, apotegmas, adagios, etc.). Se recogen en tablas las paremias propiamente dichas, las diluidas y las aludidas, realizándose después su análisis cuantitativo. Otro aspecto del estudio se refiere a la onomasiología de las paremias. El análisis extrínseco tiene en cuenta las modalidades de introducción de las paremias, su relación sintáctica en el discurso, y su uso y función, para finalizar con las concordancias paremiológicas entre las paremias contenidas en el Cancionero de Sebastián de Horozco y los repertorios paremiológicos de los siglos XV-XVII.
José Manuel Pedrosa, de la Universidad de Alcalá, escribe acerca de los “Lagartos, cangrejos y otros visitantes eróticos (sobre el Qüento donoso de un vigardo, y una dama y un lagarto de Sebastián de Horozco)”, tan parecido a la Fábula del Cangrejo, atribuida a Diego Hurtado de Mendoza, en la que una joven, bañándose en las aguas de un río, es visitada carnalmente por un cangrejo del que la libra un mozo que voluntariosamente se empeña “(con el instrumental más apropiado para ello)” en pescar y sacar de su femenil escondrijo al crustáceo, cuento que compara con muchas otras versiones y composiciones similares.
La profesora María del Carmen Vaquero Serrano ofrece “Una posible clave para El Lazarillo de Tormes: Bernardino de Alcaraz ¿el arcipreste de San Salvador?”, en la que trata de indagar acerca de la posible autoría de dicha obra que, en tiempos pasados, se atribuyó a nuestro Sebastián de Horozco.
Finaliza esta primera parte con “La lengua española del Cancionero de Sebastián de Horozco”, artículo que se debe a la pluma de Ramón Morillo (-Velarde) Pérez, de la Universidad Rey Juan Carlos, que nos da idea de su sistema ortográfico, bastante consolidado y estable, aunque con resabios bajomedievales y arcaísmos gramaticales, a pesar de que cronológicamente “se inserta en un periodo de inflexión evolutiva, en plena crisis del español medieval y con todos los mecanismos de la profunda transformación que alumbró el español moderno ya en tensión”.
La segunda parte del libro consiste en la trascripción de los trescientos ochenta (380) poemas que componen el Cancionero, debidamente anotada con trescientas cincuenta y ocho (358) notas clarificadoras, a las que sigue una extensa bibliografía sobre el propio Cancionero de Horozco, recogida cronológicamente, y varios índices: de autores, de personajes, de poemas que comparte con otras fuentes, de nombres propios, de las paremias que contiene y de primeros versos.
En fin, una obra pulcra y bien editada que, sin duda, en algún momento hará reír al lector inteligente con su poética popular y sus pícaros y desembarazados contenidos eróticos que, en ningún momento llegan al sinsentido pornográfico.

José Ramón LÓPEZ DE LOS MOZOS

viernes, 4 de febrero de 2011

La toponimia de Tendilla




Un repaso a la intimidad de Tendilla


Victor Vazquez Aybar nos regala un libro que ha escrito y editado por su cuenta, pulcro y sabroso, cuajado de información sobre su pueblo, lleno de sabiduría y meticulosidad. Se lo agradecemos y se lo aplaudimos- Y lo recomendamos a cuantos coleccionan libros sobre la Alcarria y les encanta saber más de nombres, de historias, de viva humanidad antigua. El libro se titula “La toponimia menor de Tendilla”, es de tamaño 17 x 24 cms. y consta de 352 páginas. Lleva muchísimas fotografías en monocromo, y, sobre todo, mucha información de primera mano: cosas que ha sabido el autor preguntando, anotando, subiendo y bajando cuestas, fotografiando, verificando sobre el terreno. Declara al final que está muy agradecido a Angel Nuevo, Cipriano Catalán y Antonio Peña, porque con sus saberes de “hombres de campo de los de antes” le han completado la información que él, más urbanita, ha tenido que sudarse a base de erudición y caminatas.
La obra es novedosa en nuestros lares, porque ofrece un listado, enorme y muy sustancioso, de los nombres que en Tendilla le dan, o le han dado, a los sitios de que se compone el término. Hay tantos (no los he contado, pero son miles) que por poner un ejemplo encuentra y explica 40 fuentes, o 10 puentes… de cada sitio explica su historia, su aspecto, el porquè de su nombre, los usos dados al elemento, etc.
Las palabras que nos ofrece y explica Vázquez Aybar están convenientemente agrupadas en temas, y así nos dice primero los topónimos de la Naturaleza, y luego los de los seres humanos. En los primeros, pone delante los orónimos (relacionados con el relive) seguidos de los hidrónimos (con el agua) los fitónimos (con las plantas) y finalmente los zoónimos, relacionados con los animales. Pero luego sigue con los relativos a la gente, y así nos da todos los topónimos tendilleros hagionómicos (relacionados con los santos y santas), antropónimos y patronímicos (del nombre de las gentes), históricos, de actividades económicas, y relativos a caminos (los famosos “carras de los que hay docenas) y vías de comunicación. Nos ha interesado muy especialmente el tratamiento del topónimo “El castillo” pues hace una revisión histórica del tema como no se había hecho hasta ahora. Recuerda el término del Cerro de Barabañez que en alusión al conquistador medieval de la Alcarria aún se le da a un lugar en el que viejas crónicas dicen que hubo otro castillo.
Termina su libro Vázquez Aybar con un análisis metódico del topónimo "Tendilla”, que es tarea difícil y comprometida, pues tiene que hacer crítica de lo que otros especialistas han dicho antes, y de lo que él piensa que significa, para finalmente dejar todas las teorías sobre el tapete y al lector ofrecerle la libertad de que escoja. Al hilo del topónimo, vuelve a lanzar su idea del desarrollo del pueblo, a partir de unos humildes caseríos en el Barranquillo. Una larga bibliografía avalora el estudio de Vázquez que ya desde aquí calificamos, con la seguridad de no equivocarnos, de libro serio, erudito, sabio y entretenido. Una suerte haberlo tenido, tan pronto, en nuestras manos. Más datos sobre este libro

Presentación
El libro se ha presentado el sábado 26 de febrero, en el Ayuntamiento de Tendilla, en el transcurso de la Feria de San Matías. En un salón de actos abarrotado, y en la presidencia el alcalde de Tendilla, el autor por supuesto, el senador por Guadalajara don Juan Pablo Sánchez Sánchez-Seco, el cronista provincial Herrera Casado, y el investigador y etnógrafo López de los Mozos, Vázquez Aybar ha explicado con detalle el sentido de su libor y las anécdotas que contiene. Un largo episodio de preguntas y respuestas ha dado consistencia al acto, en el que todos los asistentes han aprendido, un poco más, sobre Toponimia y sobre Tendilla.