CABREJAS
IÑESTA, Enrique, Karuo. El secreto íbero,
Almería, Editorial Círculo Rojo (Investigación), 2012 [en el colofón, Sevilla,
2013], 308 pp.
Enrique
Cabrejas, del Institut Ideal Nol, autor de este libro, participó con la
comunicación titulada “Henares” (páginas 25-33), en el XIII Encuentro de
Historiadores del Valle del Henares, celebrado en Guadalajara del 22 al 25 de
Noviembre de 2012, y puede consultarse en el Libro de Actas que entonces se editó. El propio autor, en el
resumen de dicha comunicación, indicaba lo siguiente: “Es un honor para mí
poder ofrecerles este comunicado y hoy es un día para todos de alegría, júbilo
y también de triunfo pues sin duda alguna les garantizo ha de ser este que les
suscribo uno de los comunicados más significativos recibidos en la historia de
los Encuentros de Historiadores del Valle del Henares por su trascendencia pues
hoy les hago entrega HENARES de su
tesoro más preciado. Su genuina patronimia. De este modo tan solemne honro a
los IBEROS y CELTIBEROS legando a sus legítimos descendientes su memoria…”, en
la que concretaba que la palabra Henares no hace alusión a “campos de heno”,
sino que tal designación, “Henares”, corresponde a un teónimo, es decir, al
nombre de un dios: Enio, epíteto común con el que conocía a Ares y a la palabra
“Hen”, que en íbero significa pie? O sea, “Hen-Ares” sería algo así como “Los
pies de Ares” (así, Alcalá de Henares vendría a significar: “la fortaleza
situada sobre los pies de Ares”).
Karuo, el título de este
libro, El secreto íbero, se acompaña
de dos subtítulos más: El descubrimiento
que cambió la historia de España y Un
hito en la historia y, como habrá podido comprobar el lector, da a conocer
las distintas fases que su autor ha ido atravesando para poder demostrar que el
alfabeto empleado por los celtíberos, cuyo nombre original era precisamente el
de “Karuo” (que da el título al libro), epichorikós
de la lengua helena, es decir, que cada comunidad o territorio lo escribía
a su manera, pero lo que se hablaba, en definitiva, era una misma lengua,
concretamente frigia del grupo de las lenguas proto-indo-europeas (no
preposicional, sino que se escribía con declinaciones), por lo cual asegura que
“la lengua castellana y por ende española, es la lengua de nuestros antepasados
los íberos y los celtíberos una vez transcrita a la lengua romance” (página
153) y que la lengua del Latio, el latín, es otra lengua absolutamente
distinta.
Todo
surgió tras informarse acerca del origen de la lengua castellana que, según las
enciclopedias, “es una lengua romance del grupo ibérico”, con lo que -según
Cabrejas- estaban en lo cierto, pero no así al añadir que “es una continuación
moderna del latín hablado (denominado latín vulgar)” y, partiendo de aquí, de
la búsqueda del dicho origen dio con una lámina, una enigmática escritura
celtíbera punteada: “El Bronce de Luzaga” (que contiene 124 signos que forman
24 vocablos compuestos a su vez de sintagmas con 45 palabras significadas, más
16 signos de puntuación escritos en cinco párrafos), de la que “no hay consenso
entre los investigadores sobre la traducción completa del texto, no obstante la
mayoría de versiones coinciden en aceptar que contiene un tratado de
hospitalidad entre varias ciudades de la zona”, puesto que los investigadores
han venido haciendo una transliteración de carácter fonético, aunque, en
realidad, “su significado aun hoy en día se desconoce.”