sábado, 22 de julio de 2017

Más noticias de una Sigüenza desconocida

OLEA ÁLVAREZ, Pedro A., Noticias insólitas del antiguo obispado de Sigüenza, Bilbao, Colegio Nuestra Señora de la Antigua (Orduña), 2016, 146 pp. [ISBN: 978-84-617-6390.0].
Nos encontramos ante un libro muy interesante, aunque aparentemente pudiera parecer de poca monta dado su caudal de páginas, que no alcanza las ciento cincuenta y, sin embargo, se trata de un texto cuajado de serias informaciones que darán al lector idea clara de cómo se las gastaban los obispos y señores de Sigüenza.
El libro, parte de una base lógica: que tras la obra u obras de carácter más o menos “eruditas” conviene dejar un tiempo para escribir, con total holganza, otros libros más livianos en cuanto a su contenido se refiere, “un poco para no acabar cervantinamente con los sesos hechos agua”, por lo que se hace necesario y aún conveniente, contar con buenos maestros que tiendan a conservar las ideas mejores y, por eso precisamente, nuestro autor, el sacerdote Pedro Olea Álvarez, quiere dejar su huella, mediante aquel poema que escribiera Francisco Gregorio de Salas, que dice así:
Receta segura contra la hipocondría
Vida honesta y arreglada,
hacer muy pocos remedios,  
y poner todos los medios
de no alterarse por nada:  
la comida moderada, ejercicio y diversión,  
no tener aprehensión,  
salir al campo algún rato,  
poco encierro, mucho trato, 
y continua ocupación.
Por eso, los relatos que contiene el libro que tan sabiamente ha compuesto, deben servir, en este caso, como medio de holganza para el lector, puesto que recogen sucesos y hechos acaecidos tanto en la ciudad de Sigüenza como en su antiguo obispado y, ya de paso como quien dice y, como cualquiera tiempo pasado fue mejor, fijarse en lo brutos que hubo también en tiempos pasados, pero que la debida distancia temporal hará que nuestros actuales juicios sean más comprensivos y nos preparen para no juzgar con demasiado rigor aquellos hechos.
Advertencia que desde luego es buena y muy aplicable en los tiempos que corren, porque a lo largo de este recorrido histórico, más de medio centenar de artículos, unos más breves que otros, nos encontraremos con sucesos tan llamativos como aquellos titulados “El día en que Abderramán III se cagó en los pantalones y ya no volvió a nuestras tierras”, “Un califa macabro”, “A baculazos en la catedral”, “Un obispo corriendo por Sigüenza, quizá en paños menores”, “El obispo tira las bulas a un muladar”, “La causa del mucho cabreo que se cogió el obispo Gómez Barroso con Pedro I el Cruel”, “De cómo el arzobispo envenenó al obispo”, “Un entierro muy peculiar”, “Un noble bastante bruto”, “Santos inventados que no inventamos nosotros”, “El pregonero y el alguacil a tortas”, “¿Lo embalsamaron antes de tiempo?”, etcétera, entre otros muchos que podríamos haber seleccionado junto a los precedentes y, a través de cuya lectura el lector podrá darse cuenta de ciertas actuaciones que, como hemos dicho, no deben ser juzgadas mediante las coordinadas espacio-temporales de la actualidad, ya que los sistemas comparativos son abarcan las mismas medidas, es decir no han sido debidamente homologados.
A pesar de la búsqueda de esa holganza de que se habló al principio, el libro es mucho más serio de lo que pudiera parecer a simple vista y, aunque en él, a lo largo de su contenido, su autor se haya divertido, puesto que siempre queda la huella imborrable de la fina ironía, el sarcasmo, la propia sátira desenfadada, la retranca casi gallega, etcétera, los textos que Olea presenta son muestra irrefutable de pasadas existencias que, por mucho que se intenten esconder, siempre estarán a la vista, aunque más o menos encubiertos. En él hay de todo, como en botica, pero sobre todo hay Historia en constante evolución, avanzando conforme avanzan los tiempos y las gentes que en ellos viven…
Es un libro, en fin, caya lectura pausada recomendaríamos, dado que, precisamente por ser contada de una manera más o menos anecdótica, entra mucho mejor en las mentalidades actuales. Artículos de hechos que tuvieron lugar en tiempos pretéritos y que, afortunadamente, todavía sirven como ejemplo, en muchos casos, de aquello que no se debe hacer o está prohibido o no deja de ser una manifestación espontánea de un obispo al que, en aquellos días de su vida, pillaron “con los cables cruzados”.
Un libro de lectura amena que, en ocasiones, llamará la atención del lector por su contenido, pero… ¡qué se le va a hacer, si el hombre de antes como el de ahora, no es responsable del mismo, no lo fue nunca, ni lo será, puesto que entonces era tanto y significaban tanto como un cero a la izquierda! Es decir, que los relatos que aquí se reúnen son obra, única y exclusivamente, personalizada (como se dice hoy), de sus autores: los obispos seguntinos, más o menos educados, según los tiempos que les tocara vivir.

José Ramón López de los Mozos

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