sábado, 25 de febrero de 2017

Cervantes y Shakespeare, fuera del Tiempo

VV. AA. ATEMPORA. Cervantes 1616 – 2016 Shakespeare, Toledo, Fundación Impulsa / Obispado de Sigüenza-Guadalajara, 2016, 467 pp. (Editado con motivo de la exposición del mismo nombre celebrada en la Catedral de Sigüenza entre el 8 de junio y el 16 de octubre de 2016. [ISBN: 978-84-7788-666-2].

El volumen que hoy presentamos, que no es otro que el catálogo de la exposición Atempora celebrada en la catedral de Sigüenza a finales del pasado año, comienza con dos escritos.
El primero de ellos se debe a la pluma del Obispo de Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez Martínez y es un sencillo agradecimiento a quienes han colaborado en el montaje de tan grandiosa exposición, en la que las obras de arte religioso cumplen la doble finalidad para la que fueron creadas, puesto que hablan de la necesidad del hombre de “dar tributo y gloria a Dios a través de la calidad de los mejores materiales y el esplendor de sus expresiones artísticas”, que “transmiten de forma pedagógica y adecuada, a la vez que amable desde su belleza intrínseca, el Evangelio que traducen en imágenes” y, en segundo lugar, unas palabras del Presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, mediante las que se refiere a las obras expuestas, de las que lleva a cabo un análisis pormenorizado de los años en los que vivieron Cervantes y Shakespeare. En fin, un total de más de 300 piezas pertenecientes a 33 entidades públicas y privadas, dadas a conocer en las diferentes pandas del claustro y el interior de la propia catedral.

Tras este a modo de presentación doble, continúan los textos, comenzando por el correspondiente a Alfonso Caballero Klink, Comisario de la exposición, que explica brevemente cada uno de los apartados en que se ha dividido la muestra.

Dentro del contexto civil, “El poder y su imagen”, dedicado a los monarcas españoles de la época, Carlos I y los Felipes II y III; “Negro sobre blanco”, a los libros y documentos, exponiéndose más de una docena de primeras ediciones de obras de Garcilaso de la Vega, Lope de Vega, Francisco de Vitoria, Luis de Góngora, Juan Boscán, Fray Luis de León, Santa Teresa y Miguel de Cervantes (la primera edición del Quijote, de Lisboa y 1605); “La Botica de San Mateo”, cuyo botamen, talaverano, perteneció desde su fundación en el siglo XVII (1664) al destruido Hospital del mismo nombre; el cuarto espacio es el denominado “Tapicerías” y en él se da a conocer una maravillosa colección de ocho paños flamencos, recientemente restaurados, que muestran las alegorías de Palas Atenea, a las que acompaña, por así decir, otro apartado, menor en espacio, que no en calidad, dedicado a parte de la obra del Greco: “Doménikos”, en el que se muestra el óleo de la Encarnación y cuatro obras más: El Salvador y tres apóstoles que formaron parte del llamado “apostolado” de Almadrones. “Cervantes, soldado del rey de España”, muestra la faceta militar del escritor y los principales hechos de armas del momento, especialmente la Batalla de Lepanto. Aquí se expone la bandera arrebatada a Drake y otra más, portuguesa, recién restauradas para la ocasión, a las que acompaña del “Pendón de Lepanto”, espacio este que continua con el dedicado a “La vida cotidiana en la España de Cervantes”, en el que se muestran muebles de la época, instrumentos musicales, platería, cerámica, pinturas, etc., que se complementa más con “El gabinete del escritor”.

Ya en el contexto religioso y siguiendo el itinerario interpretativo, la exposición comienza con “In principio creavir Deus caelum et terram”, donde se dan a conocer unos óleos sobre cobre del no excesivamente conocido Frans Franken II, en los que se va recorriendo el Antiguo Testamento; la Sacristía “de las Cabezas” sirve de caja, urna o receptáculo de una amplia muestra de orfebrería constituida por más de una veintena de obras tales como cruces procesionales y parroquiales, custodias, cálices, navetas, crismeras, ostensorios, etc., que dan idea de la importancia que esta rama artística adquirió en la diócesis seguntina. Lleva por título “Fieles a San Eloy”.

En olor a santidad” muestra una breve colección de relicarios de pequeño tamaño realizados en marfil y otros materiales nobles.

Parte de la girola se dedicó a los “Intercesores”, cinco altares cuyas obras “dialogan” con otras para mostrar la historia y el arte diocesanos a través de distintos lugares emparentados con las principales órdenes monásticas de la época: franciscanos, dominicos, jerónimos y carmelitas. En ella puede contemplarse un Crucificado de Luis Tristán, que sirve de introducción a la visita interior de la capilla del Doncel.

Memento” expone el catafalco funerario de la princesa de Éboli, procedente de la Colegiata de Pastrana, para, después, en la nave de la Epístola, poder disfrutar de algunas piezas emblemáticas gracias a la iconografía que sucede a la Crucifixión, es decir, el Descendimiento, la Piedad y Pentecostés, con obras de Luis de Morales -“el Divino Morales”-, Juan Manuel Theotocópuli (hijo del Greco), Luis de Carvajal y Julio César Sémini, además de un hermoso Cristo Resucitado debido a Juan Correa de Vivar, que completa el recorrido con el apartado titulado “Gloria”.

Después, una serie de trabajos de variable extensión, sirve de preparación al catálogo de obras propiamente dicho.

Dichos trabajos son los siguientes: Jesús de las Heras Muela, “Un bajel en Castilla, una fortaleza en la meseta, una catedral para descubrir y redescubrir”, (pp. 23-33); José Manuel Lucía Megías, “Miguel de Cervantes; una biografía en construcción”, (pp. 35-51); José Manuel González, “Cervantes-Shakespeare (1616-2016) excelencia literaria compartida”, (pp. 53-67); Elisa Romero Fernández-Huidobro, “La universalidad de un mito y del hombre que lo crea”, (pp. 69-81); Francisco-Javier Ramos Gómez, “El arte en Sigüenza durante la época de Cervantes (1550-1625)”, (pp. 83-99); Lidia Santalices, “Restauración de las banderas de la catedral de Sigüenza”, (pp. 101-113), y Consolación González Casarrubios, “La vida cotidiana en tiempos de Cervantes”, (pp. 115-127), entrando, como se ha dicho, en el propio Catálogo, donde puede apreciarse la buena calidad de las fotografías a color que contiene y cuyos apartados van firmados debidamente (mediante las iniciales de sus autores) y abarca las páginas 129 a 465, y finalizar con el apartado de agradecimientos personales e institucionales.






     

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