sábado, 5 de septiembre de 2015

Loa a la Virgen de la Varga de Uceda


SANZ BUENO, Lupe (Transcripción), Loa a Nuestra Señora de la Varga de la Villa de Uceda. Anónimo del siglo XVII, sin lugar [Uceda], La Transcriptora, 2015, sin paginar [pero 28 pp.], (ISBN: 978-84-606-6180-1).

SANZ BUENO, Lupe (Transcripción), Tratado segundo / de las innumerables / maravillas/ y  innumerables / maravillas/ y / estupendos milagros de / Ntra. Sacrosanta imagen / de la / Virgen de la Varga. / Manuscrito del licenciado Bernardo Matheos, / cura párroco de Santa María de la Varga (1709-1726), / existente en el Archivo Parroquial de Uceda (Guadalajara), Uceda, La Transcriptora, 2015, 154 pp. (ISBN: 978-84-606-6181-8).

En el presente caso  hemos pensado que era mejor para el lector incluir estas dos obras en una misma reseña, dado que lo hacemos porque creemos que estas dos obras deben ser comentadas conjuntamente, puesto que la lectura de una, ayuda a la otra y, al final, las dos, a la comprensión del conjunto.
No es la primera vez que Lupe Sanz Bueno da a conocer aspectos poco conocidos -o totalmente desconocidos- acerca de la bibliografía conservada en el Archivo Parroquial de Uceda, referentes a la Virgen de la Varga (que significa tanto como de la “Cuesta”).
Sobre este mismo hagiográfico tema, escribió hace años una obra, hoy fundamental y necesaria para quienes quieran conocer las historias locales -en este caso la de Uceda-, titulada Antigüedad venerable y aparición milagrosa de Ntra. Sra. de la Varga, que editó el Ayuntamiento de Uceda en 1988, además de un amplio libro cuyo título es Uceda: notas sobre su historia, arte y costumbres (1990), amén de ayudar a sacar adelante, y con buen pié, el boletín mensual Sopeña, del Centro Cultural de Uceda.
Su obra es más extensa, pero ahora nos interesa resaltar las obras citadas al comienzo, que tanta relación guardan con las hagiográficas mencionadas anteriormente que tanto interés tienen para el conocimiento de esta advocación mariana que es la Virgen de la Varga, de Uceda.
I
La primera obra mencionada: Loa a Nuestra Señora de la Varga de la Villa de Uceda. Anónimo del siglo XVII es, sencillamente, un texto teatral anónimo, aunque seguramente -dice la transcriptora- una obra escrita por mandato del duque de Uceda o por el clero de la villa, cuyo manuscrito permaneció durante muchos años en el archivo del mismo, desde el que pasó a formar parte de los fondos del de la Casa de Osuna, donde, al parecer, fue catalogado como “auto sacramental” que, por otra parte, menciona Rocamora en su Catálogo abreviado de los manuscritos de la biblioteca del Excmo. Sr. Duque de Osuna e Infantado (1882). Del mismo modo, es decir, como “auto sacramental” figura también en el Catálogo de autos sacramentales, historiales y alegóricos por D. Jenaro Alenda (1919), de don Julián Paz, y en el más cercano a nuestro tiempo Catálogo de autores teatrales del siglo XVII, de Urzáiz Tortajada, Madrid, 2002.
El caso es que en la Biblioteca Nacional de Madrid se conservan dos ejemplares del texto (MS-17115 y MS-14786). El segundo es una copia corregida y aumentada del primero. Pero ambos han servido para hacer la transcripción del trabajo que comentamos, refundiéndolos y completándolos, aunque teniendo como base del MS-14786, que parece posterior al otro.
En realidad no se trata de un “auto sacramental”, sino de una simple “loa mariana”, en la que se relata alguno de sus milagros, además de su ocultación y posterior “aparecimiento” en la muralla, con el fin de alejarla de las manos musulmanas durante su ocupación.
Se trata de un trabajo escrito en verso, muy barroco, en  el que aparecen constantemente metáforas, alusiones múltiples tanto a la mitología como a la Biblia, lo cual dificultaría su comprensión por el pueblo ucedano coetáneo a su escritura y posterior edición.
El texto aparece dividido en escenas, coincidiendo con la entrada o salida de cada uno de los personajes.
La trama comienza el diálogo que se establece entre don Pedro y doña Juana, matrimonio hidalgo, a través de una escena en la que prevalecen los celos (Juana con Lucrecia, prima de Pedro, y Pedro, con Pedro Alfaro, antiguo criado). Después sale Escobar, criado de los anteriores, diciéndoles que los moros están tratando de superar la muralla, por lo que don Pedro sale a defender la villa (que entonces no lo sería todavía).
La escena que se desarrolla seguidamente tiene lugar entre Jarfe, que es el capitán moro, que apresa a doña Juana. Aquí se sucede un largo monólogo en el que arremete contra la Virgen, momento en el que aparece el sacristán, que porta la imagen con el fin de esconderla a los ojos de los infieles: “Lo hace colocando una luz en un nicho y al pedir ayuda para cerrarlo se ofrece la Secta quien, al marcharse el Sacristán, se queda con la Virgen”.
Pedro y Marina -que entran en la siguiente escena- hablan de la Virgen y de su devoción. También salen a relucir los ríos Lozoya y Jarama, que figuran como esposos, que describen sus frondosas riberas y se dan cuenta de que la Secta es la culpable del mal que se sufre en la zona. Curiosamente, Pedro y Marina entran de nuevo en el papel, asistiendo a la conversación surgida entre los ríos y la Secta, dándose cuenta que deben invocar al río Henares como Ángel Custodio salvador.
Sale Henares, y Pedro regresa diciendo que ha aparecido la Virgen que estuvo 500 años escondida. Y aquí llega el momento de “milagro”. En la iglesia, una leprosa y un mudo curan sus malatías, lo que provoca la ira de los de la Secta que, finalmente, es sometida gracias a los rezos de los cristianos.
La obra finaliza con una procesión -como es debido-, sones musicales y cánticos de alabanza a Dios y a la Virgen. Más modernamente sería un Te Deum.
En realidad se trata de un trabajo sencillo, muy frecuente entre los siglos XVII y XVIII, y que serviría, fundamentalmente, para ser representado los días de la fiesta correspondiente con el fin de llegar al alma de los fieles y mantenerlos en la fe.
El trabajo comienza con un sencillo “glosario” a modo de diccionario de las palabras más llamativas y desconocidas en la actualidad, que acaso sobre (esté de más).

II

La segunda obra, titulada Tratado segundo / de las innumerables / maravillas/ y  innumerables / maravillas/ y / estupendos milagros de / Ntra. Sacrosanta imagen / de la / Virgen de la Varga. / Manuscrito del licenciado Bernardo Matheos, / cura párroco de Santa María de la Varga (1709-1726), / existente en el Archivo Parroquial de Uceda (Guadalajara), es muchísimo más amplia que la anteriormente comentada y amplía el Libro primero de la aparición milagrosa de Ntra. Sra. de la Varga, que también transcribió Sanz Bueno (Madrid, 1988).
Se trata de un texto en el que se han incluido “los manuscritos existentes en la iglesia parroquial de Uceda, que el cura Bernardo Matheos, con la ayuda de otras personas, recopiló en la primera mitad del siglo XVIII”.
Señala la autora que quizás fuese probable que el propio Matheos tuviera en mente la edición de su obra en dos partes, dada la clasificación de sus capítulos y la diferenciación existente entre los temas correspondientes a la primera y segunda parte. La historia de la villa de Uceda y de la Virgen de la Varga en la primera parte y Los Milagros de la Virgen, en la segunda.
Al parecer, el trabajo que comentamos se inició en 1988, pero fueron muchas las dificultades que hubo que salvar por lo que, según comenta Sanz Bueno, la transcripción hubo de hacerse a través de una copia en microficha que no contenía el texto en su totalidad, además de una fotocopia conservada en la Biblioteca Municipal de Madrid, -lo que contribuyó a que, al final del libro primero, se incluyeran algunas declaraciones de testigos de los milagros “que ahora se han incluido de nuevo en esta segunda parte para completar el texto”-.
El estilo literario de Bernardo Matheos se corresponde con su fervor mariano y su especial devoción a la Virgen de la Varga, a la que defiende a ultranza de quienes la consideraban y denominaban como “del Carmen”, confundiéndola por culpa del escapulario con que aparece en las estampas datadas en aquellos años.
El libro, contiene una lista de milagros, tomada del informe que encargó en su fecha el Cardenal Silíceo, donde además figuran las inscripciones contenidas en los cirios y los lienzos (ex-votos) que le regalaban los fieles agradecidos, así como los relatos de los sacerdotes que por allí pasaron. Curiosamente, y esto es muy interesante, hay que tener en cuenta, estadísticamente, que el mayor número de hechos milagrosos “relatados” (que no significa lo mismo que acaecidos), tuvo lugar en 1550, aunque en realidad, y según los informes del momento, algunos no pueden ser considerados como tales “milagros”, por lo que se ordenó que antes de su declaración fueran debidamente investigados.
La relación que incluye Sanz Bueno consta de 67 milagros que se completan con tres anexos, algunas notas, un índice cronológico de los milagros (que comienza en 1492, Diego Illescas, Uceda, Cautivo de los moros y termina en 1710, Juan Lozano, Puebla de la Mujer Muerta, Despeñado) y un índice topográfico, de gran utilidad.
Dos trabajos que, con toda seguridad, van contribuir indudablemente al mejor conocimiento de Uceda, y en especial, al mundo religioso relacionado con la Virgen de la Varga y su zona de influencia entre los siglos XV y XVIII.
Para mí se trata de dos trabajos interesantísimos. El primero como contribución al teatro religioso del XVII-XVIII y el segundo, como ampliación a este tema tan importante que es el sentimiento religioso popular y sus consecuencias.


José Ramón López de los Mozos

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión sobre este libro nos interesa. Escríbela aquí.