ROLDÁN HERVÁS, José
Manuel y CABALLERO CASADO, Carlos, “Itinera hispana. Estudio de las vías
romanas en Hispania a partir del Itinerario de Antonino, el Anónimo de Rávena y
los Vasos de Vicarello”, en El Nuevo
Miliario. Boletín sobre Vías romanas, historia de los caminos y otros temas
de geografía histórica, nº. 17 (Madrid, Agosto de 2014), 254 páginas. (ISSN:
1885-9534).
Gracias al patrocinio
del Gobierno de Extremadura a través de su Consejería de Educación y Cultura,
el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y la Fundación Juanelo
Turriano, ha sido posible llevar a cabo la edición de este número de El Nuevo Miliario, en el que se recogen
treinta y cuatro rutas, que tanto significaron para José Manuel Roldán, como
para la prestigiosa revista El Miliario
Extravagante, así como para quienes en los años ochenta se iniciaban en el
estudio sobre de las vías romanas, puesto que tanto Roldán como Arias vinieron
a significar la “luz” en un mundo un tanto desconocido entonces, para el
primero sistematizando la metodología del estudio de los caminos antiguos, y para
el segundo, proporcionando un sistema de comunicación en el que se fueron
recopilando numerosos datos inéditos, enviados por sus “corresponsales”, con
los que poder opinar y mantener informados a los interesados en geografía histórica.
Se trata, por tanto, de
un número especial, tanto por la cantidad como por la calidad de los trabajos
que contiene, debidos al propio José Manuel Roldán, “padre de la investigación
viaria moderna en España”, puesto que, cómo se ha dicho, en un principio los
investigadores sólo podían contar con la obra de éste, en una mano, y con la
revista extravagante El Miliario, en
la otra, que dieron paso a nuevas investigaciones de carácter tanto provincial
como regional, así como al estudio de los viejos caminos antiguos y sus obras
de fábrica, yacimientos, centuraciones, ocupaciones y modos de explotación de
los territorios indígenas conquistados por los romanos y que después serían
utilizados por los visigodos y los árabes.
Con la llegada del nuevo
milenio se dio por finalizado el estudio precedente con el proyecto de
investigación del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, que supuso el mayor esfuerzo en cuanto a datos y
resultados llevados a cabo en España hasta el momento, las aportaciones de
nuevos puntos de vista por parte de los ingenieros (re)incorporados, la
creación del portal Traianus -punto de encuentro de la comunidad miliaria-, y
la edición de este El Nuevo Miliario,
heredero de aquel otro, “Extravagante” de tan grata recordación…
Aunque, como se indica
en el editorial, no estaría de más recordar también -aunque ya “instalados en
las ventajas técnicas e informáticas”- los esfuerzos de aquellos predecesores
en el ars viaria que fueron Ambrosio de Morales, Ceán Bermúdez
y los humildes ayuntamientos que contestaron a la pregunta 31 de las Relaciones Topográficas de Felipe II,
sin los cuales careceríamos de noticias fidedignas acerca de ruinas antiguas y
viejos caminos, o sin gentes que, como Blázquez y Félix Hernández, no hubiesen
recorrido a lomos de rucio la “intrincada orografía caminera” en busca de viejas
veredas; sin olvidar la labor desarrollada entre los años sesenta y noventa por
el propio Gonzalo Arias y sus “corresponsales”, que sigue en marcha a través de
El Nuevo Miliario, popularizando
temas históricos fuera del ámbito académico.
Pues bien, José Manuel
Roldán, en su libro Iter ab Emerita
Asturicam (Salamanca, 1971), propuso un sistema de trabajo para el estudio
de la red viaria antigua desde dos puntos de vista: el primero, desde el
gabinete, documentando y ordenando todas las fuentes antiguas, medievales,
modernas y contemporáneas, y el segundo, recorriendo el terreno in situ -habiendo manejado antes la foto
aérea y el curvímetro (de acuerdo con el valor tradicional de la milla romana
en 5.000 pies, equivalentes a unos 1.480 metros- así como los mapas 1:50.000
del Instituto Geográfico y Catastral. También es mérito de Roldán el estudio de
las obras de fábrica relacionadas con las calzadas, el de las posadas romanas,
las mansio y su relación estratégica
con los datos que aporta el Itinerario de Antonino, y que, gracias a su
intuición, Arias pudo ubicar con gran precisión en la “Vía de la Plata”, tras
el estudio de la importancia de los casos y las desinencias utilizados en el
mencionado Itinerario.
Pero, quizás la obra más
interesante de Roldán para el estudio de las vías romanas en la Península
Ibérica (Granada / Valladolid, 1975) haya
sido Itineraria Hispana, en la que
analiza numerosas fuentes antiguas que, en gran parte, han servido -cuarenta
años más tarde- para la realización del número especial de El Nuevo Miliario que comentamos, tras poner al día los datos que
contiene, que, dada su cantidad y la imposibilidad de publicarlos
exhaustivamente en una revista al uso, hubo que seleccionarlos meticulosamente,
para lo que fue preciso establecer unos criterios previos teniendo en cuenta la
alternativa o alternativas que iban a ser cartografiadas y descritas,
considerando también la “teoría de los acusativos”, desarrollada por Gonzalo
Arias y José Manuel Roldán, clave para interpretar en la actualidad el
Itinerario de Antonino, sin tener en cuenta los constantes errores de la fuente
que no posibilitarían llevarla a cabo de una forma global.
“De
este modo, la diversa consideración dada a aquellas mansiones citadas en acusativo o precedidas por la partícula ad- permite trabajar con la hipótesis de
que no todos los enclaves incluidos en los recorridos antoninianos se hallaban
al paso de la ruta, sino que algunas ciudades se identificaban por la mansio (lo que Arias denomina empalme),
mientras que la ciudad se hallaba, en realidad, a cierta distancia del camino”.
Las vías que menciona el
Itinerario de Antonino de la actual provincia de Guadalajara pueden seguirse en
las rutas 24 Item ab Emerita
Caesaraugusta (páginas 125 a 140) y 25 Alio
itinere ab Emerita Caesarea Augusta (páginas 141 a 146).
La primera de ellas es
una de las más controvertidas de Hispania gracias a los datos que aporta el
Itinerario, que sigue un camino zigzagueante que genera un larguísimo trayecto
desde Mérida a Zaragoza, aunque su tramo inicial, hasta Salamanca, se
correspondería con la “Vía de la Plata”. Una
parte de este Itinerario también está recogido en las Tabletas de Lépido o
Tablas de Astorga, que se custodian en el Museo Arqueológico de Oviedo.
De la actual Guadalajara
(y sus proximidades) figuran: 436, 1 Titulciam a XXIIII m. p. (milia passum)
[de Miaccum]; 2 Complutum, a XXX m. p. [de Titulciam]; 3 Arriaca, a m. p. del
anterior, hasta 437, 1 Arcobriga, a XXIII m. p. de Segontia. A partir de la
ciudad complutense el recorrido es común al de la ruta 25 del Itinerario,
siguiendo básicamente los valles del Henares y del Jalón, de modo que llegaría
a Marchamalo, en las cercanías de Guadalajara, donde estaría ubicada la mansio Arriaca y, después, siguiendo el
valle del Henares, a la mansio Caesada,
que estaría en Espinosa de Henares, situándose Segontia en la actual Sigüenza.
“A
partir de aquí es probable que el nexo entre las cabeceras de los ríos Henares
y Jalón discurriera algo alejada de la ruta moderna, por Horna y Fuencaliente
de Medinaceli, dado que las distancias del Itinerario no bastarían para cubrir
la totalidad del camino entre Segontia y Arcobriga, en cuyas inmediaciones
retomaría la vía romana el trazado de la carretera actual”.
Siguen las fuentes
epigráficas estudiadas (con su referencia, localización, ubicación y
distancia), además de la correspondiente cartografía, no figurando ninguno de
los topónimos mencionados anteriormente.
En la historia de la
investigación, y sobre el recorrido de esta vía por el valle del Henares, se
hace mención del primer trabajo de síntesis, debido a Juan Manuel Abascal, Vías de comunicación romanas de la provincia
de Guadalajara (1982), con las modificaciones posteriores debidas a Gonzalo
Arias, que corrige el trazado de la ruta a su entrada en Aragón, alejándolo del
Jalón hasta alcanzar Arcobriga.
La segunda, la 25 es muy
parecida a la anterior. Además de en la fuente antoniniana esta ruta está
recogida parcialmente en el Anónimo de Ravena (309, 310 y 312) y en fuentes
posteriores, figurando en los repertorios de Villuga y Meneses. En el primero
un camino Sigüenza, Medinaceli, Arcos de Jalón… y en la descripción del “Camino
Real de Aragón y Cataluña”, cuyo camino va por Guadalajara, Taracena,
Valdenoches, Torija, Trijueque, Gajanejos, Venta del Puñal, Almadrones, Algora,
Torremocha [del Pinar]…
Damos la bienvenida a
este meritorio y exhaustivo trabajo, que tanta importancia tendrá, gracias sin
duda a la gran cantidad de datos que aporta, cara a los estudios venideros
acerca de esta materia tan interesante para el mejor conocimiento del pasado
romano de la Península Ibérica.
José Ramón López de los Mozos
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