sábado, 7 de marzo de 2015

Caminos romanos por Guadalajara


ROLDÁN HERVÁS, José Manuel y CABALLERO CASADO, Carlos, “Itinera hispana. Estudio de las vías romanas en Hispania a partir del Itinerario de Antonino, el Anónimo de Rávena y los Vasos de Vicarello”, en El Nuevo Miliario. Boletín sobre Vías romanas, historia de los caminos y otros temas de geografía histórica, nº. 17 (Madrid, Agosto de 2014), 254 páginas. (ISSN: 1885-9534).
Gracias al patrocinio del Gobierno de Extremadura a través de su Consejería de Educación y Cultura, el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y la Fundación Juanelo Turriano, ha sido posible llevar a cabo la edición de este número de El Nuevo Miliario, en el que se recogen treinta y cuatro rutas, que tanto significaron para José Manuel Roldán, como para la prestigiosa revista El Miliario Extravagante, así como para quienes en los años ochenta se iniciaban en el estudio sobre de las vías romanas, puesto que tanto Roldán como Arias vinieron a significar la “luz” en un mundo un tanto desconocido entonces, para el primero sistematizando la metodología del estudio de los caminos antiguos, y para el segundo, proporcionando un sistema de comunicación en el que se fueron recopilando numerosos datos inéditos, enviados por sus “corresponsales”, con los que poder opinar y mantener informados a los  interesados en geografía histórica.
Se trata, por tanto, de un número especial, tanto por la cantidad como por la calidad de los trabajos que contiene, debidos al propio José Manuel Roldán, “padre de la investigación viaria moderna en España”, puesto que, cómo se ha dicho, en un principio los investigadores sólo podían contar con la obra de éste, en una mano, y con la revista extravagante El Miliario, en la otra, que dieron paso a nuevas investigaciones de carácter tanto provincial como regional, así como al estudio de los viejos caminos antiguos y sus obras de fábrica, yacimientos, centuraciones, ocupaciones y modos de explotación de los territorios indígenas conquistados por los romanos y que después serían utilizados por los visigodos y los árabes.
Con la llegada del nuevo milenio se dio por finalizado el estudio precedente con el proyecto de investigación del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que supuso el mayor esfuerzo en cuanto a datos y resultados llevados a cabo en España hasta el momento, las aportaciones de nuevos puntos de vista por parte de los ingenieros (re)incorporados, la creación del portal Traianus -punto de encuentro de la comunidad miliaria-, y la edición de este El Nuevo Miliario, heredero de aquel otro, “Extravagante” de tan grata recordación…
Aunque, como se indica en el editorial, no estaría de más recordar también -aunque ya “instalados en las ventajas técnicas e informáticas”- los esfuerzos de aquellos predecesores en el ars viaria  que fueron Ambrosio de Morales, Ceán Bermúdez y los humildes ayuntamientos que contestaron a la pregunta 31 de las Relaciones Topográficas de Felipe II, sin los cuales careceríamos de noticias fidedignas acerca de ruinas antiguas y viejos caminos, o sin gentes que, como Blázquez y Félix Hernández, no hubiesen recorrido a lomos de rucio la “intrincada orografía caminera” en busca de viejas veredas; sin olvidar la labor desarrollada entre los años sesenta y noventa por el propio Gonzalo Arias y sus “corresponsales”, que sigue en marcha a través de El Nuevo Miliario, popularizando temas históricos fuera del ámbito académico.
Pues bien, José Manuel Roldán, en su libro Iter ab Emerita Asturicam (Salamanca, 1971), propuso un sistema de trabajo para el estudio de la red viaria antigua desde dos puntos de vista: el primero, desde el gabinete, documentando y ordenando todas las fuentes antiguas, medievales, modernas y contemporáneas, y el segundo, recorriendo el terreno in situ -habiendo manejado antes la foto aérea y el curvímetro (de acuerdo con el valor tradicional de la milla romana en 5.000 pies, equivalentes a unos 1.480 metros- así como los mapas 1:50.000 del Instituto Geográfico y Catastral. También es mérito de Roldán el estudio de las obras de fábrica relacionadas con las calzadas, el de las posadas romanas, las mansio y su relación estratégica con los datos que aporta el Itinerario de Antonino, y que, gracias a su intuición, Arias pudo ubicar con gran precisión en la “Vía de la Plata”, tras el estudio de la importancia de los casos y las desinencias utilizados en el mencionado Itinerario.
Pero, quizás la obra más interesante de Roldán para el estudio de las vías romanas en la Península Ibérica (Granada / Valladolid, 1975) haya sido Itineraria Hispana, en la que analiza numerosas fuentes antiguas que, en gran parte, han servido -cuarenta años más tarde- para la realización del número especial de El Nuevo Miliario que comentamos, tras poner al día los datos que contiene, que, dada su cantidad y la imposibilidad de publicarlos exhaustivamente en una revista al uso, hubo que seleccionarlos meticulosamente, para lo que fue preciso establecer unos criterios previos teniendo en cuenta la alternativa o alternativas que iban a ser cartografiadas y descritas, considerando también la “teoría de los acusativos”, desarrollada por Gonzalo Arias y José Manuel Roldán, clave para interpretar en la actualidad el Itinerario de Antonino, sin tener en cuenta los constantes errores de la fuente que no posibilitarían llevarla a cabo de una forma global.
“De este modo, la diversa consideración dada a aquellas mansiones citadas en acusativo o precedidas por la partícula ad- permite trabajar con la hipótesis de que no todos los enclaves incluidos en los recorridos antoninianos se hallaban al paso de la ruta, sino que algunas ciudades se identificaban por la mansio (lo que Arias denomina empalme), mientras que la ciudad se hallaba, en realidad, a cierta distancia del camino”.
Las vías que menciona el Itinerario de Antonino de la actual provincia de Guadalajara pueden seguirse en las rutas 24 Item ab Emerita Caesaraugusta (páginas 125 a 140) y 25 Alio itinere ab Emerita Caesarea Augusta (páginas 141 a 146).
La primera de ellas es una de las más controvertidas de Hispania gracias a los datos que aporta el Itinerario, que sigue un camino zigzagueante que genera un larguísimo trayecto desde Mérida a Zaragoza, aunque su tramo inicial, hasta Salamanca, se correspondería con la “Vía de la Plata”. Una parte de este Itinerario también está recogido en las Tabletas de Lépido o Tablas de Astorga, que se custodian en el Museo Arqueológico de Oviedo.
De la actual Guadalajara (y sus proximidades) figuran: 436, 1 Titulciam a XXIIII m. p. (milia passum) [de Miaccum]; 2 Complutum, a XXX m. p. [de Titulciam]; 3 Arriaca, a m. p. del anterior, hasta 437, 1 Arcobriga, a XXIII m. p. de Segontia. A partir de la ciudad complutense el recorrido es común al de la ruta 25 del Itinerario, siguiendo básicamente los valles del Henares y del Jalón, de modo que llegaría a Marchamalo, en las cercanías de Guadalajara, donde estaría ubicada la mansio Arriaca y, después, siguiendo el valle del Henares, a la mansio Caesada, que estaría en Espinosa de Henares, situándose Segontia en la actual Sigüenza.
“A partir de aquí es probable que el nexo entre las cabeceras de los ríos Henares y Jalón discurriera algo alejada de la ruta moderna, por Horna y Fuencaliente de Medinaceli, dado que las distancias del Itinerario no bastarían para cubrir la totalidad del camino entre Segontia y Arcobriga, en cuyas inmediaciones retomaría la vía romana el trazado de la carretera actual”.
Siguen las fuentes epigráficas estudiadas (con su referencia, localización, ubicación y distancia), además de la correspondiente cartografía, no figurando ninguno de los topónimos mencionados anteriormente.
En la historia de la investigación, y sobre el recorrido de esta vía por el valle del Henares, se hace mención del primer trabajo de síntesis, debido a Juan Manuel Abascal, Vías de comunicación romanas de la provincia de Guadalajara (1982), con las modificaciones posteriores debidas a Gonzalo Arias, que corrige el trazado de la ruta a su entrada en Aragón, alejándolo del Jalón hasta alcanzar Arcobriga.
La segunda, la 25 es muy parecida a la anterior. Además de en la fuente antoniniana esta ruta está recogida parcialmente en el Anónimo de Ravena (309, 310 y 312) y en fuentes posteriores, figurando en los repertorios de Villuga y Meneses. En el primero un camino Sigüenza, Medinaceli, Arcos de Jalón… y en la descripción del “Camino Real de Aragón y Cataluña”, cuyo camino va por Guadalajara, Taracena, Valdenoches, Torija, Trijueque, Gajanejos, Venta del Puñal, Almadrones, Algora, Torremocha [del Pinar]…
Damos la bienvenida a este meritorio y exhaustivo trabajo, que tanta importancia tendrá, gracias sin duda a la gran cantidad de datos que aporta, cara a los estudios venideros acerca de esta materia tan interesante para el mejor conocimiento del pasado romano de la Península Ibérica.


José Ramón López de los Mozos

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