"Guadalajara pintoresca. La ciudad que retrató Genaro Pérez Villaamil". Patronato Municipal de Cultura. Guadalajara, 2012. 80 págis. 24 x 30 cms.
En un hermoso libro se ha
concentrado para el futuro la información que brinda la exposición “Guadalajara
pintoresca” que ha organizado el Ayuntamiento de Guadalajara
en el otoño de 2012. Dentro de la Colección “Memoria gráfica de Guadalajara”
que mantiene el Patronato Municipal de Cultura, una publicación de 24 x 30 cms.
y 80 páginas de excelente papel e impresión a todo color, nos ofrece un estudio
previo y el catálogo de las imágenes y objetos expuestos en esta muestra. El
diseño del libro es de Treseñes (empresa del Corredor del Henares) y la impresión ha corrido a
cargo de Imprimex (que como no dice de dónde es, dudo entre la que con ese
nombre existe en Móstoles o la
de Mataró en Cataluña).
Es Pedro J. Pradillo y
Esteban el comisario de la exposición, y quien redacta los textos de este
libro. Dice el autor en su introducción que en 1840 Guadalajara se posicionó
como un “destino turístico cultural”, pues llegaron algunos dibujantes a retratarla,
y muchos viajeros, incluso europeos, a visitarla, buscando ese halo de
romanticismo y rebeldía que los españoles habían dejado tras su enfrentamiento
al ejército de Napoleón en la Guerra de la Independencia.
En la exposición que nos
propone el Patronato Municipal de Cultura, aparecen muchos dibujos, acuarelas,
pinturas y grabados que los artistas decimonónicos hicieron teniendo a la
ciudad de Guadalajara como modelo. Es lógico pensar que aparezcan en esos
grabados multitud de detalles que ya no existen: distribución del urbanismo,
edificios religiosos y civiles, tipos y fuentes, cuestas y orillas… ese
romanticismo que baña a lo ausente, a lo perdido, a lo que no podremos
recuperar nunca, es lo que tiñe de belleza a estas estampas, y esta exposición
nos da de obsequio.
El libro, de manufactura
impecable, nos ofrece textos e imágenes que recuperan una Guadalajara antigua y
perdida. No sólo lo de Villaamil centra la obra, sino que hay muchas estampas
producidas por artistas de la época como Carderera, Parcerisa, Salcedo,
Clifford [fotógrafo], Doré y otros extranjeros que se asombraban de la riqueza
patrimonial de esta ciudad que ha sido, a lo largo del siglo XX, literalmente
laminada.
En la colección enorme de
riqueza de imágenes, destacan los apuntes de Pérez Villaamil conservados en la Fundación Lázaro
Galdiano y en el
Museo Nacional de Escultura de Valladolid. Así aparecen
presencias antiguas e imposibles de recuperar, al menos con la brillantez y
limpieza de su aspecto a principios del siglo XIX: la antigua fábrica de paños,
las terreras del río Henares, la ciudad vista desde San Antón, la Puerta de
Madrid el Peso de la Harina, el aspecto de la demolición de la Capilla de la
Trinidad de la iglesia de Santiago y fachada del palacio de los duques del Infantado,
el fragmento de un adorno en yeso de la Trinidad, la antigua iglesia de
Santiago con el arco
de los Perdigones, la entrada interior del palacio hacia el patio, el primer
dibujo-aguada de Vilaamil sobre ese patio, el paunte del artesonado del salón
de Salvajes, el edificio de los dominicos (hoy San Ginés), Santo Domingo desde
muy lejos, en alto, la huerta de San Francisco, y el templo de los
franciscanos, muy en alto, el convento de San Bernardo desde levante, y el
interior de la capilla de Luis de Lucena, en cuyo dibujo Villaamil deja este
apunte sobre el techo: “frescos al gusto rafaelesco”.
En primer lugar, gracias por la crítica a la publicación, como una de las partes responsables de este proyecto pues trabajo en la empresa que lo llevó a cabo.
ResponderEliminarEn realidad la empresa en la que trabajo y que realizó el diseño y maquetación del libro fue Fotoforma, S.L., que tiene como marca registrada "Treseñes"; una empresa que tiene su domicilio social en Azuqueca de Henares (Guadalajara).
Le agradecería que modificara por lo tanto dicha información. Un saludo.