jueves, 11 de octubre de 2012

Una historia de Cifuentes


BERMEJO BATANERO, Fernando, Organización municipal de una capital de señorío en el siglo XVIII: la villa condal de Cifuentes (1710-1766), Madrid, Ediciones Bornova, A.T.C. S.L., 2010, 432 pp. (ISBN: 978-84-937040-9-4).

Es evidente que estamos ante un libro que es el resultado de una tesis doctoral. Su estructuración y la metodología empleadas así parecen indicarlo. Y es un buen libro. Interesante para quienes estén atentos a todo lo relacionado con el mundo del Antiguo Régimen y, especialmente, en el gobierno de las villas señoriales, que es su tema principal.
La documentación que Bermejo Batanero ha utilizado, abrumadora en cantidad y en perfecto estado de conservación -fundamentalmente los libros de acuerdos y las actas municipales-, se custodia casi exclusivamente en el Archivo Municipal de Cifuentes.
Comienza el amplio volumen con un análisis institucional del siglo XVIII, para centrarse más concretamente en el espacio cronológico comprendido entre los años 1710 y 1766, es decir, desde la Guerra de Sucesión, durante la que el XIII conde de Cifuentes, don Fernando de Silva, se inclina a favor de los partidarios del archidique austriaco -lo que supuso duras represalias por parte del borbón Felipe V tanto para el conde como para su villa-, hasta la gran reforma municipal llevada a cabo por Carlos III, mediante la que fueron creados nuevos cargos concejiles, de elección “más democrática”, y cuyo sentido liberal desembocará en el siglo XIX.
Nace todo de unos orígenes situados en el pasado siglo XV, aunque el libro comience su andadura histórica desde sus orígenes romanos, en que Cifuentes se convierte en señorío tras su cesión regia a la familia Silva, lo que contribuyó a distinguir su ordenación municipal de la de otros lugares, como la propia Guadalajara, de realengo, o Sigüenza, de señorío eclesiástico.

Continua el texto con otro análisis, también muy pormenorizado, en parte surgido del Catastro de Ensenada, además de ciertas justificaciones de la Guerra de Sucesión por ambos bandos y sus consecuencias finales que, como ya hemos visto, sirvieron para tomar determinadas medidas de control contra el conde, como fueron la demolición de su palacio, sembrar de sal su solar -cosa muy frecuente en aquellos tiempos-, la confiscación de todos sus bienes, etc., con lo que Cifuentes pasa a ser gobernada por un “juez protector”, elegido por el propio rey, cuyo gobierno en nada se diferencia del de otras villas de realengo, y que dura desde el fin de la citada guerra hasta el año 1725, en que el conde recupera nuevamente sus estados.
Aquí, nuestro autor hace un alto en el desarrollo de la evolución histórica, para centrarse en un aspecto más concreto consistente en una exposición acerca de la vida del conde de Cifuentes en su exilio de Viena, para, seguidamente, pasar al estudio de la organización municipal de la villa, es decir, la vida municipal y sus competencias, detallando todos y cada uno de los cargos, su sistema de elección y la duración en el mismo.
Concluye el libro con una larga enumeración de los principales abastos y monopolios que corren a cargo de o proporciona el Ayuntamiento a la villa, con el fin de asegurar el abastecimiento de los productos más necesarios.
Señala Fernando Bermejo la importancia que para la realización del trabajo han tenido los documentos del archivo consultado, ya que en sus libros (de actas) “consta la composición completa de los miembros que conforman el concejo cifontino, la asistencia a las juntas, las cédulas y títulos de nombramientos de oficios, su actuación y gobierno en las diversas tomas de decisiones respecto a diferentes temas como son: abastos, salarios, actividades gremiales, precios, urbanismo, fiestas, e innumerables noticias heterogéneas de lo que acontecía en la vida diaria de la villa...”.
Alude también a otros documentos conservados en el anterior archivo  como los legajos sobre privilegios de la villa, que le fueron útiles a la hora de descubrir algunas prerrogativas e inmunidades, y a los libros de bautismos, difuntos, matrimonios, cofradías y memorias pías que custodia el Archivo Parroquial.
Además, entre otros, en el Histórico Provincial de Guadalajara pudo consultar las respuestas al Catastro de Ensenada, y en el Histórico Nacional, sección Nobleza (sito en Toledo), profundizar en la genealogía de las diversas ramas de la Casa de Silva.
Batanero sostiene en sus conclusiones finales, como parece lógico, que los Silva controlaron la vida económica y política de sus villas, imponiendo los tributos y su cuantía y procediendo al nombramiento de los distintos oficios, aunque conforme avance el tiempo su participación directa será cada vez menor, lo que al final posibilitó el aumento del poder civil.
Que los mencionados nombramientos contribuyeron directamente a que el desarrollo social del Ayuntamiento (concejo) quedase en gran parte estancado, debido a la sucesión de las mismas personas en los cargos más destacados del gobierno municipal, lo que también contribuía a un mayor prestigio social por parte de quien ostentaba el cargo.
Pero que, al tiempo, ese estancamiento o bloqueo en los cargos municipales tuvo su lado positivo, como fue el hecho de propiciar la prolongación de los proyectos y actuaciones que se debían llevar a efecto, y que de haber sido cambiante, menos duraderos en su desempeño, hubiesen impedido tal desenvolvimiento.
Señala también la escasa influencia que en la vida social cifontina tuvo la confiscación de los bienes del conde tras la Guerra de Sucesión, que le obligó a cambiar la administración municipal de tipo señorial, por la de realengo (aunque, al parecer, fue más un hecho formal, que de calado, puesto que apenas contribuyó a variar su estructura administrativa, y los pocos cambios no influyeron excesivamente en la población).
Desde el punto de vista económico la villa se rehace de la crisis padecida en el siglo XVII al tener como motores de su desarrollo a la artesanía y la industria textil, además de ser Cifuentes el centro comarcal.
El hecho de que los abastecimientos más necesarios fueran municipalizados hizo que éstos se asegurasen, al igual que sus precios.
Tras las conclusiones referidas se añaden varios anexos dedicados a relacionar los distintos nombramientos de oficios municipales y otros oficios entre 1710 y 1766, las genealogías de los Silva, las sesiones municipales celebradas en dicho periodo y sus fechas; una colección diplomática (que consta de dieciocho documentos) y una extensa bibliografía contribuyen a aumentar la valía de este libro, que a pesar de su temática, que en un principio pudiera considerarse como densa, puede leerse fácilmente y con relativa amenidad.
Podría decir que se trata de un libro ejemplar en cuanto al contenido y a su tratamiento. Un libro serio y profundo, de esos que conviene dejar al alcance de la mano.

jrlmozos@hotmail.com   

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