BERMEJO BATANERO, Fernando, Organización municipal de una capital de señorío en el siglo XVIII: la
villa condal de Cifuentes (1710-1766), Madrid, Ediciones Bornova, A.T.C.
S.L., 2010, 432 pp. (ISBN: 978-84-937040-9-4).
Es evidente que estamos ante un libro que es el resultado
de una tesis doctoral. Su estructuración y la metodología empleadas así parecen
indicarlo. Y es un buen libro. Interesante para quienes estén atentos a todo lo
relacionado con el mundo del Antiguo Régimen y, especialmente, en el gobierno
de las villas señoriales, que es su tema principal.
La documentación que Bermejo Batanero ha utilizado,
abrumadora en cantidad y en perfecto estado de conservación -fundamentalmente
los libros de acuerdos y las actas municipales-, se custodia casi
exclusivamente en el Archivo Municipal de Cifuentes.
Comienza el amplio volumen con un análisis
institucional del siglo XVIII, para centrarse más concretamente en el espacio
cronológico comprendido entre los años 1710 y 1766, es decir, desde la Guerra
de Sucesión, durante la que el XIII conde de Cifuentes, don Fernando de Silva,
se inclina a favor de los partidarios del archidique austriaco -lo que supuso
duras represalias por parte del borbón Felipe V tanto para el conde como para
su villa-, hasta la gran reforma municipal llevada a cabo por Carlos III,
mediante la que fueron creados nuevos cargos concejiles, de elección “más
democrática”, y cuyo sentido liberal desembocará en el siglo XIX.
Nace todo de unos orígenes situados en el pasado siglo
XV, aunque el libro comience su andadura histórica desde sus orígenes romanos,
en que Cifuentes se convierte en señorío tras su cesión regia a la familia
Silva, lo que contribuyó a distinguir su ordenación municipal de la de otros
lugares, como la propia Guadalajara, de realengo, o Sigüenza, de señorío
eclesiástico.
Continua el texto con otro análisis, también muy
pormenorizado, en parte surgido del Catastro de Ensenada, además de ciertas
justificaciones de la Guerra de Sucesión por ambos bandos y sus consecuencias
finales que, como ya hemos visto, sirvieron para tomar determinadas medidas de
control contra el conde, como fueron la demolición de su palacio, sembrar de
sal su solar -cosa muy frecuente en aquellos tiempos-, la confiscación de todos
sus bienes, etc., con lo que Cifuentes pasa a ser gobernada por un “juez
protector”, elegido por el propio rey, cuyo gobierno en nada se diferencia del
de otras villas de realengo, y que dura desde el fin de la citada guerra hasta
el año 1725, en que el conde recupera nuevamente sus estados.
Aquí, nuestro autor hace un alto en el desarrollo de
la evolución histórica, para centrarse en un aspecto más concreto consistente
en una exposición acerca de la vida del conde de Cifuentes en su exilio de
Viena, para, seguidamente, pasar al estudio de la organización municipal de la
villa, es decir, la vida municipal y sus competencias, detallando todos y cada
uno de los cargos, su sistema de elección y la duración en el mismo.
Concluye el libro con una larga enumeración de los
principales abastos y monopolios que corren a cargo de o proporciona el
Ayuntamiento a la villa, con el fin de asegurar el abastecimiento de los
productos más necesarios.
Señala Fernando Bermejo la importancia que para la
realización del trabajo han tenido los documentos del archivo consultado, ya
que en sus libros (de actas) “consta la composición completa de los miembros
que conforman el concejo cifontino, la asistencia a las juntas, las cédulas y
títulos de nombramientos de oficios, su actuación y gobierno en las diversas
tomas de decisiones respecto a diferentes temas como son: abastos, salarios,
actividades gremiales, precios, urbanismo, fiestas, e innumerables noticias
heterogéneas de lo que acontecía en la vida diaria de la villa...”.
Alude también a otros documentos conservados en el
anterior archivo como los legajos sobre
privilegios de la villa, que le fueron útiles a la hora de descubrir algunas
prerrogativas e inmunidades, y a los libros de bautismos, difuntos,
matrimonios, cofradías y memorias pías que custodia el Archivo Parroquial.
Además, entre otros, en el Histórico Provincial de
Guadalajara pudo consultar las respuestas al Catastro de Ensenada, y en el
Histórico Nacional, sección Nobleza (sito en Toledo), profundizar en la
genealogía de las diversas ramas de la Casa de Silva.
Batanero sostiene en sus conclusiones finales, como
parece lógico, que los Silva controlaron la vida económica y política de sus
villas, imponiendo los tributos y su cuantía y procediendo al nombramiento de
los distintos oficios, aunque conforme avance el tiempo su participación
directa será cada vez menor, lo que al final posibilitó el aumento del poder
civil.
Que los mencionados nombramientos contribuyeron
directamente a que el desarrollo social del Ayuntamiento (concejo) quedase en
gran parte estancado, debido a la sucesión de las mismas personas en los cargos
más destacados del gobierno municipal, lo que también contribuía a un mayor
prestigio social por parte de quien ostentaba el cargo.
Pero que, al tiempo, ese estancamiento o bloqueo en
los cargos municipales tuvo su lado positivo, como fue el hecho de propiciar la
prolongación de los proyectos y actuaciones que se debían llevar a efecto, y
que de haber sido cambiante, menos duraderos en su desempeño, hubiesen impedido
tal desenvolvimiento.
Señala también la escasa influencia que en la vida
social cifontina tuvo la confiscación de los bienes del conde tras la Guerra de
Sucesión, que le obligó a cambiar la administración municipal de tipo señorial,
por la de realengo (aunque, al parecer, fue más un hecho formal, que de calado,
puesto que apenas contribuyó a variar su estructura administrativa, y los pocos
cambios no influyeron excesivamente en la población).
Desde el punto de vista económico la villa se rehace
de la crisis padecida en el siglo XVII al tener como motores de su desarrollo a
la artesanía y la industria textil, además de ser Cifuentes el centro comarcal.
El hecho de que los abastecimientos más necesarios
fueran municipalizados hizo que éstos se asegurasen, al igual que sus precios.
Tras las conclusiones referidas se añaden varios
anexos dedicados a relacionar los distintos nombramientos de oficios
municipales y otros oficios entre 1710 y 1766, las genealogías de los Silva,
las sesiones municipales celebradas en dicho periodo y sus fechas; una
colección diplomática (que consta de dieciocho documentos) y una extensa
bibliografía contribuyen a aumentar la valía de este libro, que a pesar de su
temática, que en un principio pudiera considerarse como densa, puede leerse
fácilmente y con relativa amenidad.
Podría decir que se trata de un libro ejemplar en
cuanto al contenido y a su tratamiento. Un libro serio y profundo, de esos que
conviene dejar al alcance de la mano.
jrlmozos@hotmail.com
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