Alvarez Jiménez, Julio. Paisajes
y lugares de las comarcas de Guadalajara. “El Afilador de Ediciones”,
Sigüenza, 2008. 158 páginas. Ilustraciones en B/N.
Cae ahora en mis manos, cuatro años después de su
publicación, un magnífico libro que me ha gustado y me ha servido para conocer,
un poco mejor aún, mi provincia. Se trata del conjunto de artículos previamente
publicados en la Revista seguntina “El Afilador” por el profesor de Biología
Vegetal de la Universidad de Alcalá, don Julio Alvarez Jiménez, quien demuestra
en su obra no solo conocimientos científicos más que sobrados, sino también un
gran cariño a esta tierra, a la que ve con ojos de botánico y de poeta. En
definitiva, creo que es una persona que sale a recorrer el mundo con los
valores de un alma noble y con los sentidos de un ser despierto.
Este libro, “Paisajes y lugares de las comarcas de
Guadalajara” está constituido por capítulos breves y monográficos sobre
entornos geográficos muy concretos. El primero de esos capítulos trata de
definir las comarcas de la provincia de Guadalajara, que el autor dice no están
bien definidas aún. ¡Es tan difícil concretar, poner límites, a unas comarcas
de una provincia tan variada! Además de los clásicos entornos de Alcarria,
Campiña, Sierra y Parameras de Molina, Alvarez añade los espacios del Alto
Henares, Alto Tajuña y Alto Tajo como comarcas en sí, con valores que comulga
de otras. Todo es válido en este terreno, y creemos que está bien planteada su
tesis.
El resto del libro, que por mor de las economías editoriales
va ilustrado con fotografías impresas en una sola tinta, es muy variado, y en
él leemos las características de sitios tan diversos como las turbas del
Pelagallinas, un recorrido por el Alto de la Campana entre Checa y Peralejos de
las Truchas, el alto de Somolinos, el río Dulce, lo salinares de en torno a
Atienza, la Campiña del Henares, el Alto Henares por encima de Sigüenza, el
Alto Tajuña desde Cifuentes a Maranchón, encontrando en cada análisis nuevas
facetas biológicas, paisajísticas, ambientales y humanas que hasta ahora no
habíamos reconocido.
Un libro hermoso, valioso, muy bien escrito, perfectamente
documentado desde un punto de vista científico, y quizás huérfano de la
vistosidad de unas imágenes en color que bien merecerían haberle ilustrado y que
seguro que el autor tiene a cientos. Una aventura de “El Afilador” de Sigüenza,
que ha demostrado siempre su seriedad y buen hacer, en este difícil mundo de la
edición de libros, hoy tan mustio por mor de la falta de ayuda institucional y
del desinterés de una población que está a otras cosas.
La solapa de la obra, además
de referir circunstancias de la vida del autor, dice del libro que es “De carácter divulgativo pero a la vez con un contenido
riguroso y dotado de estilo literario, el libro indaga en el significado del
paisaje para tratar de captar su sustancia. Como afirma el autor las
herramientas para profundizar en la percepción del paisaje van más allá de la
simple mirada: un mapa, una lectura, el estudio, la charla con un pastor, la
repetición de la visita a los lugares, todo ello se acumula y contribuye a
mejorar, a ampliar, a enriquecer las sensaciones, a enriquecerse con ellas. Sin duda este libro puede contribuir a que los
lectores enriquezcan su visión de estos lugares.
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