UN ENTRAMADO DE INTRIGAS DE APASIONANTE LECTURA.
SE TRATA DE LA PRIMERA NOVELA DE PABLO MUÑOZ
MUÑOZ LÓPEZ, Pablo, El legado del vínculo inglés, 2.ª ed.,
Guadalajara, Editorial por una buena causa, 2012, 288 pp. (I.S.B.N. 978 84 615
9272 2).
El hecho de
que en un mismo año vaya por su segunda edición da idea del éxito que ha
suscitado esta novela, especialmente en Sigüenza, ciudad donde transcurre la
mayor parte de su acción, aunque también aparezcan otros lugares como Madrid,
Humanes de Mohernando, Torre del Burgo y su monasterio de Sopetrán o
Palazuelos.
Se trata de una creación
literaria puramente literaria, que nada tiene que ver con una novela
“histórica”, como hemos llegado a oír, (que tal vez esté más en relación con el
género “negro” o policíaco) que, por su trama “engancha” al lector y le hace
leerla de un tirón.
En realidad se trata de las
continuas y entrelazadas peripecias que se ve obligado a atravesar su
protagonista, Héctor Luján, tras regresar a Sigüenza, ciudad en la que vivió
los veranos de su infancia, para comprar la casa que habían habitado sus
antepasados.
Cualquier persona que conozca
Sigüenza y lea la novela notará que las descripciones que de ella se hacen
corresponden a la realidad (o al menos el poder de sugestión le conducirá a
ello): las “trabesañas”, el palacio episcopal, la ventana del hostal El
Doncel...
En ella, en la antigua casa,
encuentra “un legado” que servirá al autor de hilo de conexión entre el tiempo
pasado, que se sitúa en época medieval, y el presente, y que, al mismo tiempo,
será el desencadenante de toda la trama novelesca, puesto que se trata de la
clave de un misterio buscado desde hace siglos por diversas fuerzas, lo que
también da paso a que el lector entre de lleno en la eterna lucha del bien y
mal, los dos opuestos universales.
La novela, que es la primera que
ha escrito Pablo Muñoz, está bien escrita y ciertamente “atrapa” al lector,
porque le hace vivir en primera persona, de una manera casi presencial, los
hechos que en ella se van sucediendo, es decir, lo introduce en una densa e
inextricable tela de araña cargada de intriga que constituye su trama
argumental.
Quizás gran parte de los sucesos
que Luján va protagonizando, lentamente unas veces, como sopesando sus actos y,
otras con mayor rapidez, hayan sido heredados de sus ancestros, mientras que
otros son provocados por él mismo y constituyen una especie de viaje interior
cuyo fin es, aparte del esclarecimiento de la verdad, el conocimiento de sí
mismo, puesto que el lector avisado sabrá percibir la diferencia existente
entre el protagonista, confiado, de la primera parte del libro, y el más
reservado e introvertido, del final.
Tal vez se trate, aún sin querer,
de un estudio de la conducta social que se desarrolla en la novela, basada en
las diferencias existentes entre los diversos personajes que la pueblan: por
una parte, los propios compañeros de oficina del protagonista, especialmente
notorios a través del trato con su jefe
y su secretaria, y por otra, con esos otros personajes que parecen vivir,
aunque solo aparentemente, una vida más apartada del mundo: su tío el canónigo
y el resto de sacerdotes que aparecen en escena, obispo incluido, con los que
mantuvo cierta frialdad y distanciamiento iniciales, hasta convertirse en
apoyos en los que sincerarse y confiar más sólidamente.
Las vías que el autor utiliza
para llegar al descubrimiento de la trama final son dos: la de la violencia, si
se nos permite denominarla de esta manera, es decir, la de los “malos”, y la
del diálogo y la comprensión, la de los “buenos”.
Las dos luchan entre sí, cada una
con sus medios, para tratar de alcanzar la clave del secreto que custodia
Héctor.
Pero no levantaremos el velo del
secreto.
Que para algunos lectores El legado del vínculo inglés puede
recordar en algún momento a ciertas novelas del ciclo de El Código Da Vinci… pues es posible, pero lo cortés no quita lo
valiente ya que en este caso nos encontramos ante una novela “de artesanía”,
mientras que El Código... no deja de ser, al fin y al cabo, un producto
de mercadotecnia y marketing. Cosa que, dicho sea de paso, tampoco tiene por
qué estar mal, puesto que su lectura no deja de ser un entretenimiento más.
Aunque, como siempre sucede en
estos casos, lo más recomendable sería
la lectura de la obra para así poder opinar sobre su contenido y su forma
literaria de expresión.
José Ramón LÓPEZ DE LOS MOZOS
jrlmozos@hotmail.com
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