Cogolludo informa

UNO DE LOS BOLETINES VETERANOS DE MAYOR CALIDAD DE CONTENIDOS

SADECO. Boletín Informativo (Sociedad de Amigos de Cogolludo), n.º 95 (Cogolludo, Enero-Abril 2012), 86 pp.

La mayor parte de los pueblos de Guadalajara, al igual que sucede con los de algunas provincias limítrofes, permanece semidesierta durante los largos meses invernales, cuando las condiciones climáticas son más duras y afectan a una población que supera los setenta y cinco años de media de edad.

Sin embargo estos mismos pueblos se ven alegremente habitados, cuando familias más o menos jóvenes deciden volver a ellos, aunque sea solamente durante los días de las fiestas y poco más.

Para llenar ese tiempo estival y colaborar a su desarrollo cultural y lúdico, entre otros fines, surgieron las Asociaciones Culturales de Amigos de…, o de Vecinos de…, que tanta importancia llegaron a alcanzar en determinados momentos, ya que, a nuestro parecer, en los tiempos actuales no son tan boyantes como hace años, quizá debido en gran parte a la eliminación de la política de subvenciones por parte de las administraciones.

Pues bien, con el fin de mantener a lo largo de todo el año esos lazos de amistad y paisanaje y para dar a conocer los valores de tal o cual pueblo, surgieron los boletines y revistas que de tiempo en tiempo, trimestral o cuatrimestralmente, se envían a los socios como hilo de unión con el que mantener latente ese cariño al lugar donde se nació, nacieron nuestros antepasados o residimos algún tiempo en verano, semana santa o navidades.

Y, si muchas fueron las asociaciones que nacieron, muchas fueron también las publicaciones que gracias a ellas vieron la luz (aunque una gran parte se fuera quedando en la cuneta del olvido gracias a la escasez de recursos económicos).

Un boletín resistente, incombustible y muy interesante es el que hoy comentamos: SADECO, que acaba de llegar a su número 95.

Eche la cuenta el lector de cuando comenzó a publicarse, si consideramos que se editan tres números al año.

Un boletín que supera la media de páginas de otros boletines, que surgió con una gran ilusión -que afortunadamente sigue manteniendo- y en la que no faltan colaboraciones de gran interés cultural, especialmente relacionadas con la Historia, el Arte y el Costumbrismo de Cogolludo. La misma ilusión que Alfonso Carlos Sanz Núñez, su alma mater, fue capaz de contagiar a cuantos desde hace ya mucho tiempo siguen en la brecha, manteniendo el boletín número tras número.

Es un boletín, una señora revista, si se quiere, donde cada apartado, cada materia, por insignificante que pueda parecer, tiene su lugar y en la que nada sobra ni nada falta, pues que todo es bien venido si lo que se quiere es mantener a flote ese amor al terruño al que antes nos referimos; de ahí que ya le falte poco para llegar a su número cien.

Su distribución es sencilla y comienza siempre con una “Primera página”, a modo de editorial, donde se resume o se da idea del contenido del ejemplar de que se trate y que da paso a las ya tradicionales “Crónicas de Cogolludo”, en las que, brevemente, se recuerda cómo se desarrollaron las fiestas de San Antón, Santa Águeda, Los Chocolateros y la Semana Santa, en este caso concreto, es decir, las fiestas que se celebraron entre la salida de este número y el anterior, y todo ello dentro de un capítulo mucho más amplio que lleva por título genérico “Actividades culturales” (toros, las operaciones llevadas a cabo en Cogolludo y pueblos de los alrededores por la U.M.E., conferencias habidas, etcétera).

Siempre se incluye un resumen meteorológico, que confecciona Juan Luis Pérez Arribas y que ofrece datos acerca de las precipitaciones y las temperaturas medias y extremas (cuya consulta será muy interesante en el futuro si se quieren analizar los cambios climáticos).

Entre los artículos “de fondo”, el mismo don Juan Luis, como es costumbre inveterada en él, suele encargarse de las páginas cuyo contenido afecta al patrimonio artístico e histórico de Cogolludo. En esta ocasión escribe sobre “El desaparecido callejón de La Fragua, un recuerdo urbano del Cogolludo medieval”. Artículo de gran profundidad, bien trabajado y basado en investigaciones llevadas a cabo en los archivos. Otro trabajo sobre Historia es el de José María Segoviano Sierra: “Galería de cabeceras de Boletines Oficiales de la provincia de Guadalajara”, también de notable interés.

Alfonso C. Sanz Núñez comienza una serie nueva acerca de los “Establecimientos comerciales en Cogolludo (1)”; Pérez Arribas continua con “La luz eléctrica en Cogolludo (y otras fuentes de alumbrado)”, y también se incluye “La historia gráfica del Ciclón” (XXV aniversario del primer partido oficial del Cogolludo Club de Fútbol y LXX aniversario de la creación del Ciclón), debido a Rafael Pérez Fernández.

Siguen varias páginas de “Imágenes para el recuerdo”, que sin duda serán verdaderos documentos históricos a no mucho tardar.

Finaliza el número con una serie, más bien amplia, de colaboraciones sobre diversos temas (“Campanas” -y sus toques-, “Respuestas a Moebius” y “La carta de un soldado (cosas curiosas)”), así como con la necesaria lista informativa de nacimientos, matrimonios y defunciones.

Un boletín verdaderamente interesante, de los que ya se ven pocos, que se mantiene con toda su pujanza y que no deja en el olvido los más variados e interesantes temas del pasado y del presente de Cogolludo, con las miras puestas en el futuro.

Un boletín verdaderamente ejemplar.

José Ramón LÓPEZ DE LOS MOZOS