sábado, 4 de febrero de 2012

Nuevo libro del profesor Labrador


La Poesía inédita del Siglo de Oro
José Luis García de Paz, 15 de noviembre de 2008.

El profesor José Labrador Herraiz, de hondas raíces alcarreñas y reciente Premio Internacional Vasconcelos 2008, acaba de publicar una edición con estudio preliminar del Thesoro de varias poesías de Pedro de Padilla, impreso en nuestra Guadalajara alcarreña en edición debida al mecenazgo del Frente Afirmación Hispanista de México, fundado en 1967 por intelectuales mexicanos para preservar los valores culturales de los 300 millones de hispanohablantes http://www.hispanista.org.

El profesor Labrador ha dedicado su carrera investigadora universitaria en Estados Unidos a preservar y dar a conocer la poesía castellana del llamado Siglo de Oro. Muchas de sus publicaciones, como ésta a la que nos referimos, las publica con su discípulo y colaborador el profesor Ralph A. DiFranco. Jubilado recientemente, reside en Moalde, junto a Santiago de Compostela, y realiza continuos viajes a Guadalajara y a las Bibliotecas y Archivos de Madrid. Posee una de las mayores colecciones microfilmadas de manuscritos españoles de los siglos XVI y XVII, y uno de sus objetivos es ir dándolos a conocer mediante su publicación.


Esta edición que comentamos es el resultado de largos años de investigación de nuestro alcarreño José J. Labrador Herraiz y de su discípulo Ralph A. DiFranco, quienes durante cuarenta años han dado a conocer cientos y cientos de poemas que esperaban a que alguien se comprometiera a publicarlos, agrandando así las fronteras de nuestro conocimiento de la lírica del Siglo de Oro. Recientemente han preparado la edición facsimilar de la Justa Poética de Cifuentes (1621) que en opinión de la ex-consejera de Cultura de nuestra Comunidad, doña Soledad Herrero, expresada durante la presentación de la obra en el Palacio del Infantado “es una joya literaria”, “una pieza de nuestro patrimonio, un capítulo interesante de la historia de Cifuentes”. Es en esta localidad dónde están las raíces familiares del profesor Labrador, aunque nació en Castejón en 1941. Ambos investigadores, Labrador y DiFranco, tienen en su mesa de trabajo nuevas ediciones de obras relacionadas con nuestra Comunidad de Castilla-La Mancha.

El escritor Pedro de Padilla (1549?-1600?) nació en Linares (Jaén) y fue apreciado y amigo de López de Hoyos, Lope de Vega y Cervantes, aunque atacado por Herrera. Algunas de sus poesías fueron atribuidas, por error, a Quevedo, lo que da una idea de su nivel. Ha sido incluido entre los autores que se pueden consultar en www.cervantesvirtual.com.

Obtuvo el grado de Bachiller en Artes en la Universidad de Granada en 1564, y en 1572 era estudiante de Teología en la Universidad de Alcalá de Henares. Muy pronto comenzaron a circular por Madrid sus poemas, que primero guardaba escritos en papel, como es el caso de un cartapacio autógrafo estudiado por el profesor Labrador. Algunos pasaron después a sus libros impresos. Escribió poesía religiosa (Jardín Espiritual, 1585) y profana (Romancero, 1583), y su obra fue muy apreciada en vida. Publicó diversos libros impresos en su época, teniendo una gran popularidad y una difusión solo comparable a la que tuvo el poeta e historiador Diego Hurtado de Mendoza, hijo del segundo conde de Tendilla. Su villancico “Al niño sagrado/ que es mi salvador/ cada vez que lo miro/ me parece mejor” se cantaba en España hasta hace muy poco.

El 6 de agosto de 1585 ingresó en el convento de los carmelitas calzados de Madrid, hoy es la parroquia de El Carmen, entre Callao y Sol, donde muere. Se dedicó a la predicación, pero también hizo de censor de obras, como las de su amigo Lope de Vega La Arcadia y La Dragontea. Por desgracia, al poco de su fallecimiento, su obra pasó al olvido. El Thesoro fue publicado en 1580 y ha habido que esperar a 2008 para una reedición gracias a Labrador y DiFranco, pues me comenta el profesor Labrador que una de las razones de que Padilla sea poco conocido es la falta de ediciones de sus diferentes obras. Agradezco al profesor Labrador sus atenciones y aclaraciones, gracias a las cuales pueden leer este texto.

Posiblemente fuera Cervantes quien dio fama moderna al libro que hoy nos ocupa en el Quijote, cuando el cura y el barbero hacen el escrutinio de la biblioteca del emblemático loco y perdonan de las llamas al Thesoro sin renunciar al guiño amistoso a su amigo el linarense Padilla. Dice:“Este grande que aquí viene se intitula —dijo el barbero—Thesoro de varias poesías.  —Como ellas no fueran tantas —dijo el cura—, fueran más estimadas: menester es que este libro se escarde y limpie de algunas bajezas que entre sus grandezas tiene; guárdese, porque su autor es amigo mío, y por respeto de otras más heroicas y levantadas obras que ha escrito”.

Para poder publicar el Thesoro, entonces como ahora se necesita financiación, sobre todo si es un libro grande: en su edición actual son ochocientas páginas de poesías. Padilla buscó al rico librero Blas de Robles para que le pagara al impresor madrileño Francisco Suárez los gastos de producción del Thesoro.Es un grueso libro  —dicen Labrador y DiFranco en el estudio preliminar— de 482 folios que tituló Thesoro de varias poesías, el cual tuvo tanto éxito que le siguieron otras dos ediciones, una en 1587 organizada según géneros y formas métricas, y otra en 1589, supuestamente idéntica a la de 1587, aunque no existe hoy ejemplar alguno: las tres ediciones salieron de imprentas madrileñas”.

El Thesoro es sin duda la obra central del prolífico Padilla. El mismo Padilla nos cuenta que mandó imprimir sus poemas para “sujetarlos a la piadosa censura de los buenos entendimientos”. Es decir, los imprime con su nombre porque se los plagiaban. Así justifica el autor verlos impresos: por “lástima de ver algunos hijos de mi pobre entendimiento, tratados menos bien que merecen, de muchos que no siendo sus padres los han hecho hijos adoptivos, para solo destruirlos”. En el mismo Thesoro de 1580 indica que incluye unos “Romances pastoriles que hurtaron al autor y andan muy mal impresos”. Como ven, los plagios no son nada nuevo.

El libro esta formado por canciones, coplas castellanas, glosas, estancias, tercetos, liras, villancicos sonetos, romances y ensaladillas, verdadero muestrario del tipo de poesía que gustaba en esos años. La obra de Padilla es central para conocer los gustos poéticos del último tercio del siglo XVI. Padilla continúa las viejas tendencias del “best seller” de ese siglo, el Cancionero general de 1511, al que añade ecos de la exquisita lírica que poetas como san Juan de la Cruz, Lope, Liñán y Figeroa componen en esos años, juntando en el Thesoro a la nueva lírica italianizante renacentista con la poesía tradicional. Padilla, buen conocedor de la poesía pastoril, se adentra en el mundo real de los pastores y pastoras, gentes reales de pueblo que celebran sus bodas, compiten en sus juegos rústicos y hablan como gentes alejadas de la corte, reflejando en sus versos, como ninguno otro poeta ha sabido hacer, el habla de los campesinos.

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