Un libro sobre los instrumentos musicales tradicionales en Guadalajara
Hace unos días se presentó en Diputación (que es la institución editora) un libro sobre los instrumentos musicales tradicionales en Guadalajara, que con ese mismo título firma José Antonio Alonso Ramos. Es un libro grande, hermoso, bien dispuesto, bien editado, bien impreso, que ennoblece el área de la investigación etnográfica de Guadalajara. En este trabajo se adivinan no muchas horas, sino muchos años, decenios enteros, pues la recogida de las muestras, su análisis, su interpretación y explicación, y las fotografías coetáneas, etc, suponen la tarea de toda una vida.
José Antonio Alonso Ramos, de Robledo de Corpes, continúa como director del área de Estudios Etnográficos de la Diputación Provincial de Guadalajara, habiendo sido antes el creador y director durante mucho tiempo de la Escuela de Folklore de esta misma institución. Su saber está demostrado, además de ser proverbial. Su conocimiento de todos los elementos que conforman la esencia del ser popular de nuestras comarcas y pueblos le hacen acreedor a un reconocimiento unánime. Con este trabajo se confirman y recaudan un sonoro aplauso, al menos por nuestra parte.
La obra, en tamaño DIN A4 y con 256 páginas impresas todas a color, es apasionante. Sería inútil tratar de explicarla. Vamos a intentar solamente resumirla. El lector concluirá en que debe leerla, y tenerla siempre cerca, porque va a necesitar buscar datos y mirar imágenes con frecuencia. Lleva una Presentación de María Antonia Pérez León, presidenta de la Excmª Diputación Provincial de Guadalajara y un Prólogo del conocido etnólogo castellano Joaquín Díaz quien, como Alonso, inició su camino de sabiduría popular a través de la canción de base autóctona.
Los diversos capítulos del libro dan referencia de su contenida. Un primer paso, un estudio profundo y perfecto, es “La Música en las sociedades tradicionales”, en el que Alonso recopila datos generales históricos sobre la música antigua popular, y aporta datos referidos en concreto a nuestra provincia, resaltando especialmente dos “monumentos” que hacen alusión a este tema: la trompa románica del brazo sur del crucero de la catedral de Sigüenza, y la viga que sujeta el coro en la iglesia parroquial de Valdeavellano. Además algunos capiteles de iglesias rurales, como Rienda y Campisábalos. En ellos aparecen los músicos populares, las bailarinas, los saltimbanquis… la gente que daba fuerza emocional a las fiestas medievales.
Los otros capítulos que siguen son los estudios completos de los instrumentos, aderezados de muchas fotos antiguas y recientes, dibujos de los instrumentos, unas fichas extraordinarias en las que se reflejan las características de cada elemento, y que con un intento amplio de clasificación son de estos tipos: “Instrumentos Idiófonos” (los hechos con madera que suena), los Membranófonos (con membranas, tambores, etc.) los aerófonos (que usan el aire a su paso por sus recovecos, como las flautas y demás) y los cordófonos, la cuerda de siempre, las guitarras, laúdes y similares.
El libro se completa con amplia bibliografía, con agradecimientos, con listado de informantes (siempre esenciales en estos estudios de recogida de datos) y diversos anexos, así como un CD en el que suenan algunos de los instrumentos estudiados.
Hermoso y sustancial libro al que en estas páginas de “Libros Uno por Uno” saludamos como el mejor regalo que , bibliográficamente hablando, nos ha llegado en esta recién estrenada primavera.
A.H.C.
Hace unos días se presentó en Diputación (que es la institución editora) un libro sobre los instrumentos musicales tradicionales en Guadalajara, que con ese mismo título firma José Antonio Alonso Ramos. Es un libro grande, hermoso, bien dispuesto, bien editado, bien impreso, que ennoblece el área de la investigación etnográfica de Guadalajara. En este trabajo se adivinan no muchas horas, sino muchos años, decenios enteros, pues la recogida de las muestras, su análisis, su interpretación y explicación, y las fotografías coetáneas, etc, suponen la tarea de toda una vida.
José Antonio Alonso Ramos, de Robledo de Corpes, continúa como director del área de Estudios Etnográficos de la Diputación Provincial de Guadalajara, habiendo sido antes el creador y director durante mucho tiempo de la Escuela de Folklore de esta misma institución. Su saber está demostrado, además de ser proverbial. Su conocimiento de todos los elementos que conforman la esencia del ser popular de nuestras comarcas y pueblos le hacen acreedor a un reconocimiento unánime. Con este trabajo se confirman y recaudan un sonoro aplauso, al menos por nuestra parte.
La obra, en tamaño DIN A4 y con 256 páginas impresas todas a color, es apasionante. Sería inútil tratar de explicarla. Vamos a intentar solamente resumirla. El lector concluirá en que debe leerla, y tenerla siempre cerca, porque va a necesitar buscar datos y mirar imágenes con frecuencia. Lleva una Presentación de María Antonia Pérez León, presidenta de la Excmª Diputación Provincial de Guadalajara y un Prólogo del conocido etnólogo castellano Joaquín Díaz quien, como Alonso, inició su camino de sabiduría popular a través de la canción de base autóctona.
Los diversos capítulos del libro dan referencia de su contenida. Un primer paso, un estudio profundo y perfecto, es “La Música en las sociedades tradicionales”, en el que Alonso recopila datos generales históricos sobre la música antigua popular, y aporta datos referidos en concreto a nuestra provincia, resaltando especialmente dos “monumentos” que hacen alusión a este tema: la trompa románica del brazo sur del crucero de la catedral de Sigüenza, y la viga que sujeta el coro en la iglesia parroquial de Valdeavellano. Además algunos capiteles de iglesias rurales, como Rienda y Campisábalos. En ellos aparecen los músicos populares, las bailarinas, los saltimbanquis… la gente que daba fuerza emocional a las fiestas medievales.
Los otros capítulos que siguen son los estudios completos de los instrumentos, aderezados de muchas fotos antiguas y recientes, dibujos de los instrumentos, unas fichas extraordinarias en las que se reflejan las características de cada elemento, y que con un intento amplio de clasificación son de estos tipos: “Instrumentos Idiófonos” (los hechos con madera que suena), los Membranófonos (con membranas, tambores, etc.) los aerófonos (que usan el aire a su paso por sus recovecos, como las flautas y demás) y los cordófonos, la cuerda de siempre, las guitarras, laúdes y similares.
El libro se completa con amplia bibliografía, con agradecimientos, con listado de informantes (siempre esenciales en estos estudios de recogida de datos) y diversos anexos, así como un CD en el que suenan algunos de los instrumentos estudiados.
Hermoso y sustancial libro al que en estas páginas de “Libros Uno por Uno” saludamos como el mejor regalo que , bibliográficamente hablando, nos ha llegado en esta recién estrenada primavera.
A.H.C.
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