jueves, 20 de enero de 2011

Una historia de Medranda

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Nuevo volumen de "Tierra de Guadalajara"


La Colección “Tierra de Guadalajara”, dedicada a monografías de pueblos, monumentos y temas diversos de la provincia alcarreña, se ve enriquecida estos días con un nuevo número, ya el 77, que lleva por título “Historia de Medranda” y a su autor detrás, que es José Ignacio Rodríguez Castillo, nuevo en las lides de analizar, historiar y memorar las cosas de nuestra tierra. Enraizado en Medranda, el autor ha escrito esta obra con paciencia y esmero durante años de investigación, habiendo tenido que renunciar a muchas páginas documentales en pro de hacer el libro legible y sobre todo editable.
Se estructura, de forma clásica, en los sucesivos temas de la Geografía, la Historia, el patrimonio artístico, las costumbres, y las anécdotas relativas a las instituciones y los viejos edificios: el molino, la martiniega, las fuentes, el camposanto, las ermitas… Muchas fotografías para ilustrarlo, algunos documentos y la correspondiente bibliografía tras cada capítulo. Un libro serio, que pone a Medranda en su sitio.
En la presentación, que tuvo lugar el sábado 22 de enero, en plenas fiestas de San Sebastián, tan queridas desde hace siglos en esta villa, intervinieron el alcalde de Medranda, Luis Fernández Carcamo, que ha animado siempre al autor a completar el trabajo; Antonio Herrera Casado, cronista provincial de Guadalajara; María Jesús Lázaro Silgado, diputada de Cultura en la Excmª Diputación Provincial. Y, por supuesto, el autor, feliz de ver su obra plasmada al fin en las páginas elegantes y coloristas de este que es un gran libro.
Aunque Medranda es un lugar mínimo en medio del valle del río Cañamares, abriendo senda hacia la sierra de Guadalajara, no han dejado de ocurrir cosas curiosas en su entorno, y, sobre todo, ha sabido atesorar algunos legados y memorias de siglos pasados, especialmente en su iglesia, en a que existe un retablo, el principal del templo, que a pesar de la suciedad que cubre sus lienzos, tiene la maravillosa presencia en el centro del mismo de un gran lienzo con la representación pictórica del Calvario, cuyas imágenes muy bien podrían haber sido pintadas por El Greco, pues el estilo de sus figuras, ademanes y vestimentas, incluso los colores que medio se adivinan, corresponden a la forma de hacer del pintor griego.
Esta sugerencia, y la presencia de escudos, orfebrería, tallas barrocas, capiteles, libros, rejas y un sin de elementos materiales del arte y la piedad, conforman un patrimonio heredado que Rodríguez Castillo examina con detenimiento. Será un libro interesante y, sobre todo, a tener en cuenta por los coleccionistas de temas bibliográficos alcarreñistas: se han hecho pocos ejemplares, y si no se hace uno con él ahora, puede desaparecer enseguida.

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