Un libro que recuerda y ensalza el Festival de Hita
50 Años de Festival Medieval. Hita 1961-2010, Madrid, Ediciones Bornova, 2010, 136 pp. Catálogo (Textos de Manuel Criado de Val, Plácido Ballesteros San José, Rosa Gómez Moreno y Paloma Rodríguez Panizo). Dentro del Programa Los Legados de la Tierra.
Todo surgió a partir del éxito alcanzado por la representación de Doña Endrina -adaptación al teatro de una parte del Libro de Buen Amor- en el teatro María Guerrero, de Madrid, hace ya cincuenta años, pues ocurrió en el sesenta del siglo pasado (1960), dando paso porteriormente a una nueva representación pero, esta vez, trasladando el escenario a la plaza mayor de Hita. Así surgieron las por entonces denominadas "Endrinas" o "Fiestas de Doña Endrina" que luego fueron acogidas dentro de los "Festivales de España".
El libro -catálogo- se divide, tras una breve introducción, en cuatro apartados: Teatro, Corrida Medieval, Torneo y Botargas y Carnaval.
El escenario del Teatro Medieval de Hita no era, ni es, solamente la plaza mayor de esta localidad, sino todo el pueblo, las calles, las murallas, el palenque, las iglesias... componiendo un bello conjunto en el que también participan, aparte de los propios moradores, aquellos visitantes, forasteros, que lo deseen. Todo ello salpicado con vino y carne asada o los famosos "fygados de cabrón con rruybarbo" que se pueden degustar a la fresca de los tradicionales "bodegos" mientras suenan la gaita y el tamboril en animada comparsa callejera.
Las corridas medievales están basadas en la documentación conservada de siglos pasados, de modo que aparte de las tradiconales suertes del toreo se ofrecen otras basadas, fundamentalmente, en la ley del torneo y de la competencia caballeresca, sin restar importancia al ceremonial, el ambiente, el rito y, más que nada, al riesgo y a la habilidad de quienes participan de la fiesta y sus valores.
Los torneos siempre fueron una importante forma de diversión popular y contenían una doble vertiente. Por un lado, constituían una de las mejores formas de entrenamiento militar a través de los estafermos y los bohordos, pero por otro, eran entretenimientos caballerescos, como las "sortijas", además, claro está, de otras formas más peligrosas o de mayor riesgo cuales son las justas a pie o a caballo, con espadas, mazas y lanzas.
Otro apartado, ya lo hemos dicho, lo conforman las botargas o enmascarados que bailan sin cesar por las cuestudas calles de Hita pidiendo un óbolo a modo de limosna a quienes llegan de nuevo. Son las botargas de Aleas, de Beleña de Sorbe, de Montarrón, de Retiendas y Majaelrayo, todo un mundo de color y sonido. Luego, al anochecer, vendrán las luchas entre don Carnal y doña Cuaresma.
En fin, un bello catálogo, donde aparecen numerosos recuerdos que abarcan la historia de estos Festivales Medievales de Hita en forma de fotografías, muchas en blanco y negro, rancias o asepiadas, que ahora se conviertes en documento de primerísima importancia a la hora de conocer el desarrollo antiguo de la fiesta y su evolución. Carteles, fotos, programas de pano, pasquines y anuncios que vuelven a cobrar vida.
José Ramón López de los Mozos
Todo surgió a partir del éxito alcanzado por la representación de Doña Endrina -adaptación al teatro de una parte del Libro de Buen Amor- en el teatro María Guerrero, de Madrid, hace ya cincuenta años, pues ocurrió en el sesenta del siglo pasado (1960), dando paso porteriormente a una nueva representación pero, esta vez, trasladando el escenario a la plaza mayor de Hita. Así surgieron las por entonces denominadas "Endrinas" o "Fiestas de Doña Endrina" que luego fueron acogidas dentro de los "Festivales de España".
El libro -catálogo- se divide, tras una breve introducción, en cuatro apartados: Teatro, Corrida Medieval, Torneo y Botargas y Carnaval.
El escenario del Teatro Medieval de Hita no era, ni es, solamente la plaza mayor de esta localidad, sino todo el pueblo, las calles, las murallas, el palenque, las iglesias... componiendo un bello conjunto en el que también participan, aparte de los propios moradores, aquellos visitantes, forasteros, que lo deseen. Todo ello salpicado con vino y carne asada o los famosos "fygados de cabrón con rruybarbo" que se pueden degustar a la fresca de los tradicionales "bodegos" mientras suenan la gaita y el tamboril en animada comparsa callejera.
Las corridas medievales están basadas en la documentación conservada de siglos pasados, de modo que aparte de las tradiconales suertes del toreo se ofrecen otras basadas, fundamentalmente, en la ley del torneo y de la competencia caballeresca, sin restar importancia al ceremonial, el ambiente, el rito y, más que nada, al riesgo y a la habilidad de quienes participan de la fiesta y sus valores.
Los torneos siempre fueron una importante forma de diversión popular y contenían una doble vertiente. Por un lado, constituían una de las mejores formas de entrenamiento militar a través de los estafermos y los bohordos, pero por otro, eran entretenimientos caballerescos, como las "sortijas", además, claro está, de otras formas más peligrosas o de mayor riesgo cuales son las justas a pie o a caballo, con espadas, mazas y lanzas.
Otro apartado, ya lo hemos dicho, lo conforman las botargas o enmascarados que bailan sin cesar por las cuestudas calles de Hita pidiendo un óbolo a modo de limosna a quienes llegan de nuevo. Son las botargas de Aleas, de Beleña de Sorbe, de Montarrón, de Retiendas y Majaelrayo, todo un mundo de color y sonido. Luego, al anochecer, vendrán las luchas entre don Carnal y doña Cuaresma.
En fin, un bello catálogo, donde aparecen numerosos recuerdos que abarcan la historia de estos Festivales Medievales de Hita en forma de fotografías, muchas en blanco y negro, rancias o asepiadas, que ahora se conviertes en documento de primerísima importancia a la hora de conocer el desarrollo antiguo de la fiesta y su evolución. Carteles, fotos, programas de pano, pasquines y anuncios que vuelven a cobrar vida.
José Ramón López de los Mozos
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