VICENT GALDÓN, Francisco, “Sobrino un
óptico-cinético con proyección internacional”, en Francisco Sobrino geometría, luz y movimiento, Madrid, Guillermo de
Osma. Galería, del 6 de febrero al 15 de abril de 2014, 32 pp. (Catálogo).
De los días 6 de febrero al 15 de abril permanecerá
abierta al público en la galería Guillermo
de Osma (Claudio Coello, 4), de Madrid, una interesante exposición de la
obra escultórica del alcarreño Francisco Sobrino.
Francisco Vicent Galdón ha sido el encargado de
realizar el texto de este catálogo, y lo hace, básicamente, a través de un
amplio e interesante trabajo titulado: “Sobrino un óptico-cinético con
proyección internacional”, en el que lo reconoce como un artista hace tiempo
olvidado por estos pagos, siendo en realidad un auténtico “ciudadano del mundo”
en otros países, al menos en Francia y otros muchos lugares, donde es
considerado como uno de los mayores representantes del arte
constructivo-geométrico, así como uno de los más valiosos intérpretes del arte
cinético español, de modo que instituciones como la Tate Galery de Londres, el
Centro Pompidou de París, el Museo de Tel Aviv, la Fundación Peggy
Guggenheim de Venecia, el Albright Knox
Museum de Buffalo, la Hirschhorn Collection de Washington, la Beacon Collection
y el Fine Arts Museum de Boston, entre otros, conservan obras suyas entre sus
fondos artísticos, mientras que en España es injustamente ignorado, puesto que
a una breve exposición celebrada en la Galería Grises de Bilbao (1967) le seguirían las de 1975 en la Galería Propac de Madrid y la de Caja
Guadalajara, la de la Galería Juana de
Aizpuru en Sevilla, la de 1977 en la Galería Aritza de Bilbao y la de 1988 en la Sala Luzán de Zaragoza, con la que parece finalizar su fase expositiva,
hasta diez años más tarde en que Guadalajara se vio nuevamente premiada con una
exposición retrospectiva (1998), patrocinada por la Junta de Comunidades de
Castilla-La Mancha y comisariada por el propio Vicent Galdón, básica y
fundamental para llevar a cabo una revisión total de la obra de Sobrino:
iconografía, etapas estilísticas, temáticas, matéricas, etcétera, desarrolladas
por el artista a lo largo de cuarenta años de trabajo, entre 1958 y 1998,
gracias a cuyos ecos su obra ha estado presente en importantes exposiciones
colectivas españolas, como las de “Cinéticos”
del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, la muestra “Antes del Arte” en el IVAM de Valencia
o la del “Homenaje a Denise René” en
el CAM de Las Palmas, instituciones que poseen alguna obra suya entre sus
fondos.
Añade Francisco Vicent que, a estos logros, hay que
añadir la futura apertura del Museo Francisco
Sobrino de Guadalajara.
Tras este estudio introductorio de la obra de
Sobrino, siguen otros apartados como el titulado “Argentina, París, Vasarely,
el GRAV y Denise René”, en el que recorre esos apartados concretos en la
evolución creadora del artista.
Parte, como queda dicho, de la fase argentina, la
primera, por los años cincuenta, de iniciación, en la que ya se aprecia en
Sobrino cierta tendencia hacía el mundo de lo geométrico. Nacen entonces sus
primeras obras, que son expuestas en las salas “Estímulo de Arte de La Plata”, en el Museo “Eduardo Sívori” y en la Galería “Galatea” (1956-1957). Posteriormente, esta sistematización
estructural se transformará más racional y constructiva tras sus
investigaciones en los mundos iconográfico, cromático y matérico, periodo que
abarca desde 1958 -final de su estancia en Argentina- hasta su llegada a París
(1959), donde estudia la importancia de la luz, el movimiento y el espacio, que
dan como resultado las primeras obras bidimensionales.
A París llega junto a otro joven artista: Julio Le Parc, y
allí se reencuentran con parte de los compañeros argentinos: Sergio Moyano y
Horacio García Rossi.
Tras un periodo de reflexión e integración, Sobrino
piensa que su punto de partida debe encontrarse en la obra de Vasarely, uno de
los mayores impulsores del denominado cinetismo, también llamado “movimiento potencial”, con quien
comparte la idea de integrar el arte en la vida cotidiana. Es decir, como
Vasarely, Sobrino apuesta por el efecto óptico, capaz de integrar al espectador
en la obra.
Es un momento este en que su obra guarda cierto
parecido con la de Vasarely -en la que el movimiento de gran parte de sus
trabajos es irreal- mostrándose, a veces, tridimensional.
Ello hace que nuestro artista revise su obra e
investigue a fondo “la inestabilidad
visual” y “la ambivalencia de la
percepción”, lo que le conduce a someterla a una programación matemática
estricta, con un control casi científico de los elementos plásticos, de modo
que su propuesta se ve traducida a series de Interrelaciones, Sistematizaciones
y Progresiones. Obras de entre
1960 y 1968 en forma de Relieves que
surgen de la superposición de planos mediante los que se van creando las
anteriormente citadas progresiones.
Es en este momento cuando surge la necesidad de
buscar nuevos materiales; en las Estructuras
permutacionales y Espacios
indefinidos utiliza el metacrilato transparente que da como resultado
formas modulares yuxtapuestas y superpuestas en las que, visualmente o por
movimiento del espectador, se originan nuevas formas, mientras que en las Estructuras permutacionales, realizadas
en aluminio o acero inoxidable, se produce el efecto reflexión, es decir, la luz y el movimiento se integran en la misma
obra.
Si la creación individual de Sobrino es importante a
nivel internacional, no lo es menos su aportación a trabajos de equipo, por lo
que en 1960 decide fundar -junto a Le Parc, García Rossi, Morellet, Yvaral y
Joël Stein- el Grupo de Investigación del Arte Visual (GRAV), asociación que
contó con la colaboración de Vasarely, que desde la Galería “Denise René” ayudó a difundir el arte
de toda una generación geométrico-abstracta. El GRAV se disolvería ocho años
más tarde.
Sobrino, como miembro fundacional del Groupe de Recherche d´Art Visuel,
participó en todos los trabajos colectivos y sus planteamientos, al igual que
los de sus compañeros, se vieron plasmados en varios proyectos basados en “la inestabilidad”, “la luz” y “el movimiento”, de los que surgieron
diversas experiencias con el público, ensayadas en diferentes espacios urbanos:
“El Laberinto”, “Un día en la calle”, etcétera, además de otras propuestas
presentadas en Nueva Tendencia a
través de encuentros con grupos los italianos “N” y “T”, con los que
compartió los célebres manifiestos constructivos para el arte, aprovechando la
celebración de la III Bienal de París
(1960).
Finalmente, Francisco Vicent recuerda que la Galería
“Denise René” de París -inaugurada en
1944 con una selección de trabajos de Vasarely y una de las salas más
importantes y prestigiosas del arte constructivo-geométrico de Europa-, acogió
en noviembre de 1968 -el año del Mayo
francés- la primera exposición de Francisco Sobrino, a la que seguirían dos
más, individuales, en la capital francesa, y otra en su sede de Nueva York en
1971, además de cuantiosas presencias en exposiciones colectivas.
También señala Vicent que, posteriormente, “los
trabajos bidimensionales de Sobrino, plasmados en piezas únicas o en serie, en
blanco y negro y en color, dan dado paso a sus Progresiones y
Sistematizaciones, a los tridimensionales Desplazamientos inestables, Torsiones,
Relieves blanco-negro, Blanco sobre blanco y Color, Estructuras permutacionales, Transparencias,
Elementos modulares, Volúmenes, Movimiento aleatorio y mecánico, Luces-rotación, Luz-color,
Esculturas energéticas y Obras arquitecturales, que hasta hoy han
sido contemplados a través de más de medio centenar de exposiciones
individuales y varios cientos de colectivas realizadas por todo el mundo”.
La reseña de Vicent para el catálogo de la Galería Guillermo de Osma se completa con el
estudio del mundo de las facetas: Blanco y Negro y Color, Transparencias y
Metal, Movimiento y Luz, Formas espaciales lumínico-cinéticas, Relieves y
vitrales y Esculturas arquitecturales, además de insertar una amplia colección
de fotografías -páginas 11 a 26-, el Catálogo de obra -que abarca una colección
de veintiocho piezas- y una Cronología de 1932 a 2013.
José Ramón López de los Mozos
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