BORRELL BRITO, José; MOLINA VILLAR, David, y
HELICONIA S. COOP. MAD., La Toba entorno,
patrimonio y recursos, sin lugar [Madrid], sin data [2013], 56 pp.
El contenido de este trabajo de 56 páginas, ya lo
anuncian sus autores a través del enunciado del título y abunda en este mismo
sentido el alcalde La Toba, Julián Atienza García, en su “Introducción”, puesto
que principalmente alude al entorno natural, al patrimonio que ha llegado, no
solo material, y a los recursos que esta pequeña población puede ofrecer al
visitante, es decir, a todo ese “potencial” que, por ser tan evidente, tan
cercano, había pasado desapercibido en tantas ocasiones, por estar incluido en
la rutina cotidiana sin apenas sobresalir.
Vemos, pues, que en este librito se trata de adoptar
un Plan de acciones que pretenden poner en valor, como ahora se dice, todos los
elementos de La Toba que tengan interés para atraer al turista, inclusive
creando nuevos productos, pero, especialmente, sensibilizando a sus propios
moradores que, al fin y al cabo, son los verdaderos protagonistas del Plan
antes anunciado. Por ello es alcalde lo primero que hace es agradecerles su
colaboración a la hora de la realización del folleto que comentamos, de todos
aquellos datos que han aportado desde el recuerdo, compartiendo sus
conocimientos.
¿En qué consisten estas infraestructuras básicas que
disfruta La Toba? Pues, fundamentalmente, en orientar las actividades de ocio
en la naturaleza, la práctica deportiva y el conocimiento del patrimonio
histórico, tanto arquitectónico, como etnográfico. Pero de una forma ordenada,
de modo que pueda seguirse una “senda segura de crecimiento sostenible”,
facilitando las visitas a través de la creación de unas rutas o itinerarios
naturales-turísticos, que unan los valores medioambientales a los culturales
más destacados del pueblo, relacionando de este modo los aspectos económicos,
culturales, sociales y medioambientales, como hemos dicho, convirtiéndose,
además, en un instrumento de participación ciudadana, por lo que -como dice el
alcalde- este trabajo se dirige a los toberos, ya que está hecho con el fin de
dar a conocer el pueblo, pero también para hacer sentir con mayor profundidad
el arraigo de sus gentes hacia el lugar donde viven.
Un par de páginas se dedican a ¿Cómo usar la guía?,
puesto que de tal se trata, de una herramienta que La Toba pone en manos de sus
visitantes a fin de que el disfrute de su estancia sea más completo. Por lo
que, junto a los tradicionales datos, se añaden otros de mayor calado e
importancia sobre posibilidades de recolección y aprovechamiento de plantas y
diversos tipos de setas silvestres de utilidad o comestibles, citándose también
las aves más interesantes que pueden avistarse en La Toba.
Información que se completa con la ya disponible en
los códigos QR de los paneles interpretativos y en las balizas de los
recorridos, donde el viajero podrá encontrar una información más amplia y
detallada sobre las particularidades de las rutas que se le ofrecen. Es
interesante saber que “la descarga en el teléfono móvil permite que, en cada
uno de los puntos de parada seleccionados en las rutas, el viajero pueda tener
información especializada sobre cada uno de los elementos y valores allí
presentes (Vegetación y Paisaje, Fauna, Propuestas de Recolección y Aprovechamiento
y Etnografía)”. Datos que pueden descargarse en formato pdf desde la página web
del Ayuntamiento (http://www.latoba-guadalajara.es/) o en
papel en los diversos establecimientos turísticos y casa consistorial, de forma
gratuita.
Tras estas interesantes normas comienza la
“Descripción general” de La Toba mediante los datos referentes a su ubicación,
relieve y geología, que abarca dos páginas, y que continua con la “Descripción
general”, que se configura como un mosaico de paisajes vegetales. Un mapa
adecuado para ello informa al usuario de la extensión del término municipal, de
la localización del núcleo urbano y de los distintos usos del terreno: embalse,
cultivos de secano y de regadío, matorral, bosque y vegetación de ribera, para,
dentro de esta misma descripción general, ir particularizando las especies más
destacadas, comenzando por los bosques
planifolios: encinares, quejigares y melojares, y continuar con las riberas,
los bosques de galería, los sotos espinosos; los matorrales, aulagares y
tomillares, jarales y brezales, terrenos baldíos y pedregales, y dar fin con
los cultivos.
Sigue la fauna: la trucha, la lagartija colilarga,
el cernícalo vulgar, el alcaudón real, el tejón, el corzo y el jabalí.
Otro apartado lo constituye la “Descripción
socioeconómica”, que, como habrá podido constatar el lector, está basada
principalmente en la producción primaria, es decir, la agricultura y la
ganadería, siendo la primera de ellas de secano y de regadío, cuyo principal
cultivo es el maíz, que llega a su apogeo en los meses de septiembre y octubre,
cuando las mazorcas amarillean. Maizales entre los que suelen intercalarse
pequeños huertos familiares destinados al autoabastecimiento: verduras,
hortalizas y algunos árboles frutales, aunque el cultivo más apreciado es el de
la judía colorada, variedad de legumbre de gran calidad gastronómica.
Y junto al maíz de regadío, el girasol cuando hay
restricciones de agua.
Las lomas del terreno se utilizan para plantar cereales
según su calidad. Así, las mejores tierras se dedican a la cebada; las
intermedias, al trigo y, las peores, al centeno, siendo frecuente el barbecho.
Otros cultivos son el olivo y la vid, que señalan el límite norte de este tipo
de cultivos en la provincia de Guadalajara.
Los rebaños de ovejas constituyen la mayor parte de
la ganadería local, que se complementa con la apicultura gracias a la
abundancia de espliego y tomillo.
En cuanto al sector turístico se indica que en La
Toba hay un bar que se encarga de preparar comidas caseras, y una casa rural y
cabe también la posibilidad de seguir el Camino del Cid o descender las aguas
del Bornova, bravías cuando se abren las compuertas del embalse de Alcorlo.
El “Patrimonio arquitectónico” aparece reflejado en
esta guía que comentamos por la torre de vigilancia del castillo de Corlo; el
puente romano sobre el Bornova; la iglesia de San Juan Bautista, posiblemente
de finales del siglo XIV aunque agrandada en el XVI, que alberga tres
interesantes retablos; la picota, del XVII, (el título de villazgo le fue
otorgado a La Toba en 1632); la ermita de la Virgen de la Soledad, bífora, y la
fuente de los Tres Caños.
En el apartado de “Etnografía” las fiestas se
adaptan al ciclo agrícola y suelen estar influidas por la religiosidad
tradicional, destacando la bendición de campos el día 3 de mayo, desde el
paraje conocido como la Cruz de los Alcores, hasta donde subían los vecinos en
procesión, acompañando al sacerdote.
Dentro de la “Gastronomía y productos locales” se destacan
las carnes de corzo maceradas en vino y las calderetas de jabalí.
“Las judías coloradas cultivadas en la vega del
Bornova tienen una gran aceptación debido al intenso sabor que dejan las
cocciones, así como por su contribución al espesamiento del caldo. Su forma más
habitual de preparación es acompañadas de oreja de cerdo”.
Las ensaladas de especies silvestres, verdolaga,
acera o chicoria, no faltan y el vino se elabora por los propios toberos para
su consumo, junto a diversos licores caseros.
Continua el librito con una atractiva serie de
“Propuestas turísticas”: Ruta de la dehesa, Ruta de la ribera, con sus
correspondientes mapas y elementos destacables, y una serie de visitas
temáticas: micológica (setas del interior de los bosques y de las riberas),
etnobotánica (plantas medicinales, comestibles, usadas en licorería popular) y
ornitológica y finaliza con unas “Propuestas turísticas”, centradas en el
bar-restaurante y en la casa rural.
Un folleto bien editado, con fotografías a color,
que se toma en serio el turismo en el municipio, danto a conocer todos y cada
uno de los recursos que La Toba puede poner a disposición de quien desee
conocerlo.
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