Revista
Espartaria,
n.º 42 (Mazuecos, Julio de 2013), 32 pp.
Otra
publicación periódica, similar a las que hasta ahora hemos venido comentando,
-la última por el momento- es la Revista
Espartaria, que no nace del afán cultural de una Asociación, sino del
empeño particular de una persona: César García Díaz, que se encarga de
escribir, recoger originales, maquetar y hasta enviarla.
En
sus comienzos vio la luz cada dos meses, pero en la actualidad lo hace cada
tres.
Se
trata de una revista que se lee con facilidad y que mezcla convenientemente los
textos con una importante selección de fotografías, en gran parte antiguas, que
pueden servir para hacernos una idea de cómo era Mazuecos y sus habitantes
tiempos atrás. Fotografías que, por sí solas, reunidas todas, darían como
resultado un voluminoso trabajo.
En
este último número, el 42, aparecen las de Ángel García y su esposa, de los
años 30; un grupo de cursillistas de cristiandad, de los 60; Cándido Gárgoles y
Modesta Moreno con sus nietos, de los 70; un concurso de tractores, también de
los 70; los quintos en la Fiesta de la Virgen de la Paz, del año 82, y muchas
otras de temática diversa.
En
números anteriores de esta misma revista las fotografías eran mucho más
antiguas, por lo que bien merecerían figurar entre los fondos del
C.E.F.I.H.G.U. para disfrute general.
Y
junto a las fotografías mencionadas, unos textos que suelen ser de dos tipos:
unos profundos, de gran enjundia y calado, puesto que César García Díaz se
encarga de escribir una sección, digamos “filosófica”, cuyo artículo, en esta
ocasión, lleva por título “¿Por qué existe algo en lugar de nada?”
(indudablemente tomado de Leibniz) y otros, mucho más sueltos, más amenos,
aunque bien escritos como, por ejemplo, los dos artículos que escribe Enrique
Fernández Langa: “Juegos en las calles de Mazuecos: Rescate y al Te veo”, que
transporta al lector a tiempos pasados, cuando los niños tenían posibilidad de
jugar en las calles y plazas de pueblos y ciudades, antes de que las asfaltaran,
y “La peña “El Timbrazo”, nostálgico recuerdo de las fiestas de los años
ochenta y las “peñas” que entonces existían en Mazuecos.
Otros
artículos, por lo común breves e incluso muy breves, recogen aspectos literarios
que pretenden hacer pensar. Así, “El perro ciego”, de Sandra García Manzano,
“Frases de Benedicto XVI”, “Frases de interés” o “Tesauro azul”, de Ralph
Lenza, que atrapa al lector por su originalidad y trasfondo.
Quienes
conocemos la revista desde sus comienzos sabemos que es muy difícil mantener
siempre el nivel de calidad de las colaboraciones que incluye. Recordamos ahora
la magnífica colección de cuentos pastoriles recogidos en Mazuecos, escritos
con verdadero cariño y también la colección fotográfica, completísima, de los
quintos que servían de “soldadesca” en la celebración de la fiesta de la Virgen
de la Paz, acompañados por la “botarga”, encaramados al carro que portaba la
imagen.
Fotografías
de rancio color, con vestimenta de los años cincuenta o sesenta (y anteriores),
con las tradicionales gabardinas a la moda del momento y el pelo engominado.
Hoy,
en este número que comentamos, aparece una fotografía, ya en color, de la
“soldadesca” con abanderado y “botarga” -más los adláteres- posando ante la
imagen de la patrona (son los “quintos de la Paz” del año 1982 que hemos citado
más arriba). También tiene interés etnográfico una fotografía de Sebastián
Vadillo en la choza de La Lobosa”, una choza pastoril, de piedra “en seco”, de
las que ya van quedando pocas por la zona.
Y,
mirando, al mañana quizá también tendrá interés etnográfico alguna que otra
imagen, como la de la procesión de la Pascua de este año 2013.
Cierra
las colaboraciones literarias un poema -“A la mujer enamorada- escrito por
Alfredo Castro.
Una
revista que, como decimos, tiene su importancia en el mundo donde crece y se
lee, y en la que, a pesar de todo lo dicho, echamos en falta alguna
colaboración de tipo histórico -arqueológico-, como aquellas que no hace tanto
acaparaban un buen número de páginas.
Y
es que siempre pasa lo mismo. Uno se encarga de hacer las cosas mientras los
demás esperan a que se hagan para poder criticarlas, en lugar de “arrimar el
hombro” y colaborar como debería ser.
De
todos modos felicitamos a César García por mantener esta publicación con sus
pecunios particulares, que no es poco en estos tiempos que corren.
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