Varios Autores: Gran Guía de la España Templaria.
Templespaña. Aguilar Edic. Madrid, 2008. 480 págs.
Ilustraciones a color.
Un libro de gran calado y amplias informaciones acerca de
los templarios en España, en todas sus regiones. Un plantel de firmas solventes
que aportan cuanto se sabe de cada comarca en forma de resúmenes geográficos,
históricos y sobre todo patrimoniales.
El artículo titulado “Ruta templaria de Guadalajara” lo
escribe Juan Ignacio Cuesta Millán, y ocupa las páginas 135 a 164 de este libro. En
ellas trata de los siguientes temas, tras una introducción acerca de la
historia de la evolución geopolítica de la provincia y la publicación a color
de un mapa titulado “El Temple en Guadalajara”.
Sigüenza, la capital medieval y sus obispos abren el texto
de este interesante aporte, que luego se entretiene largamente en justificar lo
inconcreto de los datos, porque los templarios dejaron muy pocas huellas. De
Torija y su castillo se ocupa en “Una Ruta Jacobea nueva” y aborda luego la
multitud de recuerdos y leyendas que envuelven a “El Santo Alto Rey de la
Majestad” y “Albendiego y Campisábalos”, a las que considera esencia del
templarismo en Guadalajara. Añade un estudio sobre “La Casa Templaria de
Uceda”, acabando con “La Ruta del Tajo” y “El Señorío de Molina y la Virgen de
la Hoz”.
Recomiendo vivamente al lector la lectura de este libro y
especialmente de este capítulo tan amplio dedicado a Guadalajara. Algunas cosas
que me han llamado la atención han sido, entre otras, la inclusión de Uceda y
su territorio en torno del Jarama, basado en el proceso contra la Orden en que
se menciona a “un comendador en Uceda”. Nada más. Y a la aparición de una cruz
patada en una piedra del ábside de Nuestra Señora de la Varga, que le hace
pensar en los templarios. También por la cercanía del monasterio de Bonaval…y
lo de San Miguel en Beleña, analizando el mensario románico de la portada de
ese templo, haciendo alusión a mi trabajo de 1974 y especialmente a la relación
del mes de junio, y los cardos, con los cultos solares.
Otras cosas que merecen reseñarse son la propuesta que hace
de que el castillo de Zorita de los Canes fue templario, y que posiblemente
allí se dio algún tipo de “convenio” entre los templarios y los sanjuanistas…
aduciendo la autoridad de Federico Bordejé quien afirma tajante que Zorita fue
templaria.
Añade una referencia al enclave de Cívica en el Tajuña,
cerca de Brihuega, como lugar de templarios, y en Santa Coloma de Albendiego
añade la interpretación sobre su nombre que haría referencia a “San Columba”,
un santo irlandés del siglo VI, fundador de monasterios, santo guerrera de cuyo
linaje procedían los “Ard Rí” irlandeses (High King, o Alto Rey) como
paralelismo del triunfo de los cristianos sobre los paganos…
El libro, muy bien presentado, puede servir de guía y
enciclopédico aporte de datos cuando nos decidamos a viajar en busca de las
huellas templarias por España. Muchas recoge Fernando Arroyo Durán relativas a
la región de Castilla-La Mancha, ocupándose también de buscarle antecedentes
templarios a la tierra de Madrid por Alcalá, Talamanca y el Jarama. Me ha
parecido especialmente relevante el estudio de Julián Darío Martos Carbonell
sobre el Temple en tierras de Castellón, porque allí y en Tarragona en torno al
Ebro estuvieron los enclaves más poderosos, significativos y vibrantes en la
historia de esta Orden en la península ibérica. En definitiva, un gran libro
pleno de erudición colaborativa, y de datos sin fin para los estudiosos y
viajeros por nuestra “piel de toro” a la búsqueda de las huellas remotas de tan
antiguas remembranzas.
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