José Luis García dePaz, 1 de abril de 2012.
Ediciones Aache de Guadalajara ha
reeditado en su colección “Libros digitales” la Historia de Guadalaxara del jesuíta Hernando Pecha (Guadalajara, 1571-
Madrid,1659). Representa un nuevo esfuerzo de Aache Ediciones de Guadalajara en
acercar obras sobre la provincia a historiadores y público en general, en unos
tiempos de depresión económica que hacen inviables a muchas ediciones impresas.
El manuscrito de 1632 (BN/Ms.1756) ya había sido editado por la Diputación de Guadalajara en 1977, con transcripción, preparación y ordenación del texto,
así como una breve biografía del autor, escritas por Antonio Herrera Casado,
Cronista Provincial de Guadalajara. Es una obra que solo se encuentra en
bibliotecas y, a veces, en librerías de viejo, y que carecía de un índice
onomástico y toponímico, que hacía difícil hallar los datos de un solo
personaje histórico, dado que el padre Pecha podía hablar de una misma persona
en el apartado dedicado a seglares, junto a su familia, como en el dedicado a
eclesiásticos.
El título completo de la obra es Historia de Guadalaxara y como la religión de San Gerónimofue fundada y restaurada por sus ciudadanos.
Es la más antigua de las historias existentes sobre la ciudad de Guadalajara
que se conservan, y ha sido copiada inmisericordiamente, y sin citar, por los
autores de las historias posteriores del mismo siglo, como Francisco de Torres
(1647) y Alonso Núñez de Castro (ésta sí fue impresa en 1653), aunque en éstos
la ciudad de Guadalajara tenga algo más de relevancia frente a los Mendoza. Asimismo,
Pecha aprovecha los Anales de la Ciudad
de Guadalaxara (obra manuscrita y hasta ahora perdida) que fue escrita en
el siglo anterior por Francisco de Medina y Mendoza (1516-1577) y otras obras
perdidas de este gran historiador, al que también emplearon como fuente Torres
y, especialmente, Núñez de Castro. El principal problema de la obra del padre
Pecha es que el autor es un servidor fiel de Ana de Mendoza (1544-1633), sexta
duquesa propietaria del Infantado, mujer muy religiosa y que no entró como monja
para garantizar, con su descendencia, la continuidad del ducado del Infantado.
Pecha
no sólo intentó ocultar o disculpar (sin mentir pero procurando no mencionar) los
datos negativos en la biografía de la familia de la persona que apoyaba
económicamente a su orden y le daba de comer, los Mendoza, sino que se las vio
y se las deseó para enaltecer a algunos duques, como el primer duque frente a
su hermano el Gran Cardenal Mendoza, ambos antepasados de la duquesa. Por otro
lado, un antepasado familiar de Hernando fue Pedro Fernández Pecha, que a
finales del siglo XIV fundara en Guadalajara la Orden Jerónima, única orden
española y que fue muy protegida por los Mendoza y por los reyes de la Casa de
Austria, por lo que dedica una sección de su obra a esta Orden.
Pecha
es fuente indiscutible de la historia de la ciudad de Guadalajara, y los
Mendoza, por los hechos que conoció de primera mano o encontró en los archivos
de la Casa Ducal del Infantado- Su “Historia”
es una fuente fidedigna por un lado y parcial por otro, no altera la historia
conocida en la época pero no lo cuenta todo, especialmente los encontronazos de
los duques con el concejo de Guadalajara, u olvida o pasa de largo sobre amoríos
de los duques (por ejemplo, el tercero) y algunos bastardos de los Mendoza.
La primera ventaja de la edición
digital es que tiene buenos índices al final, y que puede emplearse en ella el
buscador de textos del lector de pdf que empleemos. Con ello compensamos la
división arbitraria del manuscrito, al parecer acabado en una primera versión, estructurado
en seis libros de los que quedan cuatro,“Orden
de San Jerónimo”, “Eclesiásticos de
Guadalajara” (la mayoría de las diferentes ramas de los Mendoza), “Brazo seglar” (ayuntamiento de la villa,
regidores de la ciudad y biografías de sus personajes más importantes,
hidalgos, corregidores y reyes) y “Genealogía
e Historia de la familia Mendoza”, que ocupa casi el doble que los otros
tres juntos. Complementa la historia cronológica de los duques del Infando, y
sus parientes, describiendo su aspecto físico más una serie de anécdotas y
curiosidades de los personajes históricos que los acercan al lector pero con la
intención de que “a cada uno de los
duques se les distingue por una serie de cualidades prefijadas para engrandecer
la memoria de los Infantado”. Cada uno, según deseo de esta familia, era un
arquetipo, destacando Pedro González de Mendoza (el héroe de Aljubarrota), el primer marqués de Santillana (noble
destacado en artes y armas) o el Gran
Cardenal Mendoza (político fiel a la
corona y a los Reyes Católicos). Bien puede complementarse esta historia con la
iconografía de los frescos de Rómulo Cincinato del palacio del Infantado y de
su desaparecido Salón de Linajes.
La segunda ventaja de esta
edición es que la obra tiene un extenso estudio y notas, amén de una biografía
actualizada del padre Pecha, escritas por Aurelio García López (Hontoba, 1967).
La biografía de Pecha es, en gran parte, la misma que este autor tiene en la
edición reciente de una obra menor, e inédita hasta que López García la recuperara,
del padre Pecha, “Doña Ana de Mendoza,sexta duquesa del Infantado” (Aache, 2011), con alguna adicción y
corrección. Es otra obra que, aunque su interés histórico es evidente, debe
considerarse como una “loa” de la duquesa por el padre Pecha, escrita para que
su heredero, el endeudado duque Rodrigo del que había sido preceptor, le
siguiera apoyando económicamente.
García López, además de su labor
como autor de libros de temática local (que empezara con la “Historia de Hontoba”, su localidad natal, a finales de los 80, y continuara sobre
poblaciones tan importantes como Pastrana, y otras), ha publicado una serie
erudita de monografías dedicadas a los moriscos en las tierras de Uceda,
Guadalajara y Pastrana, diversos artículos sobre la princesa de Eboli
resultados de sus trabajos en el Archivo municipal de Pastrana, Archivo Histórico
Nacional, Archivo de la Real Academia de la Historia o el Archivo de Protocolos
Notariales), la reedición comentada de la Historia que escribiera Francisco de
Torres (Bornova, 2011) y tiene en proyecto una serie de publicaciones resultado
de su búsqueda intensiva y transcripción de documentos de la época. Las
primeras fueron la mencionada Vida de
la sexta duquesa del Infantado y esta reedición de la Historia del padre Pecha, a las que seguirán otras obras inéditas
del mencionado padre Pecha que ya tiene transcritas.
Se han perdido el capítulo
primero, el sexto y una parte del segundo de la obra original. En este
“segundo” capítulo, Pecha intenta demostrar que la romana Complutum se
correspondía con la localidad de Guadalajara pues, a veces, da valor histórico
a algunos antiguos (y falsos) cronicones, a pesar de ser una persona culta y
erudita. García López dedica un largo espacio a esta teoría, a quienes la
apoyaron y a quienes la refutaron, y a la posición al respecto de Pecha en el
primer capítulo existente de su obra manuscrita.
El erudito estudio de García
López, a veces difícil de seguir en algunos puntos, indica que la transcripción
de 1977 de la obra de Pecha “carece de
aparato crítico y presenta algunas lagunas en la transcripción del texto, puesto
que no se editó su contenido en su totalidad”. Asimismo, García López opina
sobre la Historia de Pecha que “son fragmentos y algunos capítulos sueltos
que podían servir de ensayo o preparación para la elaboración de su obra final,
que posteriormente, en 1653, fue publicada en su casi totalidad por Alonso
Núñez de Castro, quien también utilizó algunos capítulos y párrafos de la obra
manuscrita de don Francisco de Torres”. Los plagios no son nada nuevo en
Guadalajara, por desgracia, aunque, en este caso, Núñez de Castro recibiera los
manuscritos de Pecha y Torres con el encargo de que, basándose en ellos,
elaborara una historia de la ciudad. García López prueba que Pecha escribió,
dejó de escribir y retomó su manuscrito en, al menos, tres periodos entre 1632
y 1651. Acaba García López su estudio con un encuadre historiográfico de la
obra de Hernando Pecha. Para García López, Pecha fue “pionero en los estudios
de la familia Mendoza” amén de un buen historiador de Guadalajara.
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