viernes, 6 de abril de 2012

El Cristo de Jadraque


DÍAZ DÍAZ, Teresa, El Cristo de la Cruz Acuestas de Jadraque, Jadraque, Excmo. Ayuntamiento de Jadraque, 2011, 26 pp. (Prólogo de Alberto Domínguez Luis).

Hay muchas formas de ver un libro, en este caso un sencillo folleto de corta paginación. Una de ellas se fija casi exclusivamente en su contenido, sin atender a su materialidad; otra lo hace en su materialidad, sin atender demasiado en su contenido... Pero lo más lógico, como siempre, sería buscar el equilibrio, es decir, atender al contenido, haciendo que su interés y su importancia no disminuyan por culpa de pifias y errores que pudieran entorpecer la lectura (y a los que tan acostumbrados está el lector de hoy, ahora que ya no existe la figura del corrector y gracias al abuso del “cortar y pegar” que nos ofrecen a cada momento los ordenadores al uso), sin olvidar el continente, eso que antes hemos llamado la materialidad: la calidad del papel utilizado en las cubiertas y en las páginas del interior, la tinta y su color, la letra -su tipo y tamaños más adecuados para texto y notas-, la encuadernación y todos esos pequeños detalles que contribuyen a sentirse a gusto con un libro en las manos, que el tacto es factor fundamental en cuestión de libros y, si me apuran, también el olfato. Algo que conviene ir apurando puesto que nuevos vientos corren en esto de los libros, que dentro de poco serán casi todos digitales.

Del folleto que hoy comento puede decirse que es una “joyita” para el amante de los libros, para el coleccionista de temas alcarreños, para el caprichoso o para todos juntos y a la vez. Confieso de a mí me gusta; ello quizá se deba a que su coordinación editorial ha corrido a cargo de Marta Andrés González y a que la autora del trabajo, Teresa Díaz Díaz, son, a pesar de su juventud, viejas conocidas y entrañables personas; trabajo, por cierto, que anteriormente fue presentado y publicado como comunicación al XII Encuentro de Historiadores del Valle del Henares que se celebró en Alcalá de Henares a finales de noviembre de 2010, bajo los auspicios de la Diputación Provincial de Guadalajara, la Institución de Estudios Complutenses y el Centro de Estudios Seguntinos.
El trabajo se centra en el estudio de la imagen del Santísimo Cristo, patrón de Jadraque, talla de gran interés artístico atribuida al imaginero Juan Martínez Montañés, en la que se aúnan la “perfección de la Escuela Sevillana y la inspiración barroca” para producir en quien la contempla una indescriptible emoción de sobrecogimiento.
La imagen fue llevada al convento de frailes menores capuchinos de San Nicolás de Bari -fundado en 1676 gracias a la ayuda económica de Doña Catalina Gómez de Sandoval y Mendoza, octava Duquesa del Infantado, junto a la antigua ermita de Nuestra Señora de Castejón-, un convento que no llegó a gozar de influencia en los pueblos de la zona ya que su lánguida existencia se vio enturbiada por ciertas disensiones surgidas entre sus moradores y el cabildo de clérigos de la villa. Posteriormente, durante la guerra de la Independencia y por temor a las tropas napoleónicas, los frailes -una docena a lo sumo- se trasladaron a Alcalá de Henares, de donde nunca regresaron, siendo vendido en 1835 en virtud de la puesta en práctica de la Desamortización de Mendizábal, lo que con el paso del tiempo y el consiguiente abandono provocaron su total ruina.
El caso es que durante la citada guerra de la Independencia, las imágenes del Cristo y de la Virgen de la Soledad fueron escondidas en una cueva, llamada desde entonces “de los santos”, situada en los alrededores de “Las Canteras”, en la que permanecieron hasta 1814, lo que sin duda contribuyó al acrecentamiento de su devoción por los jadraqueños, hasta que después de la guerra la imagen volvió a colocarse en su ermita, que había servido como templo anejo al convento.
Escondite similar -las alacenas de las bodegas del convento- al utilizado durante la guerra de la Independencia, fue el elegido durante la del 36-39, hecho que recoge una de las coplas escritas por Pedrito “El Huelga”:

“Aquella noche de otoño
Cuando la luna alumbraba
El pueblo expuso la vida
Para que no te quemaran.

Saliste por la ventana
Por la huerta de Joaquín
En brazos de los vecinos
Y el cura don Valentín.”

Se cuenta que el agua inundó las bodegas donde se habían escondido las imágenes, aunque sin llegar a las alacenas -que normalmente se usaban para conservar alimentos- y que, a pesar de la gran humedad ambiente, éstas se conservaron en buen estado. Esto y la atribución de algunos milagros hicieron que el Cristo de la Cruz Acuesta fuese nombrado patrón de Jadraque.
Un dato interesante indica que la primera novena del Santo Cristo se editó en 1835 (en la Imprenta Feijoo, de Cuenca), mientras que la actualmente vigente, tradicionalmente de los días 5 a 13 de septiembre, que es una reedición de la anterior, corresponde al año 1939 y fue impresa en los talleres Box, de Sigüenza.
Desgraciadamente no se conserva documento alguno en el que conste la autoría de la imagen, aunque a través del análisis de su tipología -exenta y de vestir- tradicionalmente viene atribuyéndose al mencionado Martínez Montañés, del que Teresa Díaz Díaz, ofrece un amplio estudio acerca de su vida y de su obra.
La imagen, que trata de plasmar la realidad humana con el fin de conmover el ánimo del espectador, fue restaurada en 1961 por Navarro Santafé, que hizo la siguiente descripción de la misma (y que se conserva junto a la correspondiente factura):

“He recibido de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Cruz Acuestas de  Jadraque la cantidad de pesetas quince mil por los conceptos siguientes:
1º- Un cuerpo con brazos articulados en madera policromada.
2º- Montaje de la cabeza, manos y pies de dicha imagen sobre dicho cuerpo.
3º- Montaje de la imagen sobre un plinto, mediante dos escuadras metálicas.
4º- Hacer nuevo agujero en la cruz reforzando el acoplamiento y una espiga metálica para el soporte de la cruz sobre un hombro del Señor.
5º- Restauración de los dedos de las manos y pies. Id. de la policromía del plinto.
Firmado por el escultor en Jadraque el 14 de septiembre de 1961”.

Continua el trabajo dando a conocer algunos datos sobre la Cofradía del Santísimo Cristo, de la que se conoce su existencia a través de los estatutos de1935, remodelados en 2005, cuyos propósitos constan en el primer artículo, que dice así: “La cofradía del Santísimo Cristo de la Cruz Acuestas es una asociación pública de fieles canónicamente erigida para el incremento del culto público, la promoción de la devoción a Jesucristo, la realización de actividades de caridad y el fomento de una vida cristiana más perfecta de los cofrades”, así como la documentación que acerca de la misma se custodia en el Archivo Parroquial.
Una sencilla conclusión y el apartado de bibliografía consultada y de referencia completan el texto del opúsculo, que da paso a una interesante selección fotográfica entre la que puede verse el “Verdadero retrato del Ssmo. Cristo de la Cruz Acuestas, que se venera en su hermita de estramuros de la villa de Jadraque…”, que se abrió a expensas de don Francisco Esteban Yagüe, presbítero de la misma, en 1853, lo que nos hace suponer que la cofradía es muy anterior a la fecha de 1935, más arriba indicada.

José Ramón LÓPEZ DE LOS MOZOS

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