domingo, 11 de marzo de 2012

Revisión de la Cultura en Castilla-La Mancha


José Luis García de Paz. Versión a 28 de diciembre de 2007.

El 21 de noviembre de 2007 se presentó en Toledo el libro “Cultura en Castilla-La Mancha en el siglo XX”, coordinado por Alfonso González-Calero. Es el número 13 de la Biblioteca Añil de Ediciones Almud (Ciudad Real), editado con el patrocinio de Junta de Comunidades y de la Caja de Castilla-La Mancha. Su objetivo es dejar constancia y analizar la Cultura en las provincias de Toledo, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Albacete, antes y después integrarse en nuestra Comunidad Autónoma, en los campos de Patrimonio, Arquitectura, Fotografía, Edición, Prensa, Cine, Teatro, Música, Antropología y Filosofía.
Este libro culmina, pero no finaliza pues tiene otros libros en prensa o en proyecto, el esfuerzo de esta editorial en contribuir a llenar el vacío existente en la temática sobre la Comunidad de Castilla-La Mancha, tanto en campos de Geografía y Humanidades como en una Historia global en varios volúmenes de esta Comunidad, así como determinados aspectos de estos campos. Guadalajara está presente en muchos volúmenes de la Biblioteca Añil, así como en la colección de Biografías.
Además del coordinador (responsable de la Introducción y Cronología) participan diecisiete autores, entre ellos el autor y periodista alcarreño Pedro Aguilar. En algunos apartados el contenido es desigual, pues al estar encomendado a diferentes autores, éstos han dado más o menos extensión a sus textos. El libro acaba con una Bibliografía actualizada y una excelente Cronología, pero se echa de menos un índice onomástico ante la cantidad de nombres que aparecen en este denso libro. Se indica que, por motivos ajenos a los editores, los textos se redactaron en 2001 y 2002 aunque no han sido impresos hasta 2007. El libro deja constancia de una gran mejora en el nivel y dotación cultural desde 1900 a 2000, con tiempos de destrucción y tiempos de crecimiento siguiendo los avatares de España durante el siglo XX. Estos momentos punteros de renovación y mejora coinciden con los primeros años treinta, desde finales de los cincuenta y los años 80. También se presta atención al deterioro debido a la Guerra Civil y el exilio.
El objetivo de este libro no es hacer una historia de la literatura o de la pintura de las provincias integradas en Castilla-La Mancha en el siglo XX. Como su nombre indica, es la Cultura, en general, el objeto de este volumen. El análisis de su evolución deja constancia, como se indica en la contraportada, “de la inexistencia de unacultura que pueda calificarse como regional” sino más bien de una cultura que ha evolucionado compartimentada en provincias y cuyos autores más destacados intentaban emigrar a (o colaborar con) centros como Madrid (especialmente), Valencia o Sevilla. Se echa muy en falta el motor cultural de una universidad, inexistente hasta 1985, por lo que ha sido más importante el esfuerzo realizado por el profesorado que encontró su medio de vida en los Institutos de Enseñanza Media (esfuerzo y labor aún muy poco estudiados) y desde las Diputaciones Provinciales o los Ayuntamientos de las capitales de provincia, así como Ateneos y Academias. Lo mismo podemos decir acerca de los Museos, situación que ha cambiado muy para bien en los últimos 30 años. La ciudad de Toledo descuella culturalmente sobre las demás en el siglo XX, especialmente en su primera mitad.
En el libro hay una gran profusión de nombres, índice objetivo de que no nos faltan o han faltado buenos artistas y autores, pero también se indica que los más importantes no son necesariamente autores castellano-manchegos sino sólo que han nacido en poblaciones de la Comunidad y que “no han repercutido en ella” en muchos casos, o si lo han hecho no ha sido más que en el resto de España. Ejemplos señeros de “emigración cultural” son el dramaturgo Antonio Buero Vallejo, nacido en Guadalajara y el pintor Antonio López García, natural de Tomelloso.
El excelente compositor de zarzuelas Jacinto Guerrero o los escritores Angel María de Lera y Federico García Pavón marcharon a Madrid, aunque éste volviera a Tomelloso e hiciera a su personaje Plinio policía en esta localidad. Miguel Fisac ha dejado su huella arquitectónica por toda España. Pero aún no podemos quitarnos el “estigma” de que los más conocidos a nivel nacional sean Sara Montiel, Pedro Almodóvar (que se reconoce a sí mismo como “manchego” pero que es un icono e impulsor de la “movida madrileña”), Santiago Bernabeu y Federico Martín Bahamontes, dicho con todos los respetos, pues descuellan cada uno en su campo y la “cultura deportiva” es parte evidente de nuestra sociedad.
El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra, que yo mismo, a mi modesto nivel y con dos abuelas alcarreñas y un abuelo toledano, encontré mi trabajo en Madrid y desde aquí hoy les escribo aunque, como el conde de Romanones pero a otro nivel evidentemente, vaya en fin de semana y vacaciones a Guadalajara.
El adjetivo de “denso” que aplico a este libro, también significa que hay que saber mucho de cada tema para poder y saber resumir, como es el caso de los autores de este libro. Algunos títulos de capítulos incluyen la palabra “breve”, “panorama” o “apuntes” pues cada capítulo podría dar lugar a un nuevo libro. El estudio de las Artes Plásticas ocupan 47 páginas y es difícil resumir lo que ya se expresa necesariamente de modo resumido, baste decir que creo difícil se haya dejado algún artista sin mencionar adecuadamente.
La historia del cuidado de nuestro Patrimonio la escribe la profesora Esther Almarcha, que menciona la contribución a su deterioro tanto de la guerra de 1936-39 como de la “destrucción pacífica” en tiempo de paz, desgraciadamente peor la segunda que la primera a pesar de que pudiera parecer lo contrario. Desde las primeras declaraciones de Monumentos, esfuerzos de las Comisiones Provinciales y creación de Museos, hasta los modernos Bienes de Interés Cultural y la labor de la Junta de Comunidades, son resumidos en 29 densas páginas, sin olvidar la legislación existente en cada momento. Concluyen que “los procesos de conservación, recuperación y tutela del patrimonio … presentan en general las mismas virtudes y deficiencias que el conjunto nacional”, indicando el retardo de las leyes en articular los adecuados mecanismos y el problema económico. Precisa que debe fundamentarse en “la definición de criterios y límites realizados por verdaderos técnicos y no por recién llegados”.
La misma densidad de contenido e importancia la encontramos en el capítulo dedicado a la Arquitectura y en el de la Edición, separados por dos textos de menor extensión sobre Fotografía y Fotógrafos, entre los que descolló Casiano Alguacil, natural de Mazarambroz (Toledo), y se menciona a la Agrupación Fotográfica de Guadalajara. La Edición se separa en subcapítulos uno para cada provincia de la Comunidad, con diferente autor. El de Guadalajara ocupa cinco páginas. El autor del capítulo sobre la historia de la Prensa escrita es Isidro Sánchez, En el dedicado al Cine se da noticia de las salas de exhibición “históricas” en cada provincia, de las películas más importantes rodadas, y de actores, actrices, productores y directores. El de Teatro da noticia de los existentes, los Festivales teatrales o el teatro de calle, y su autora Concha Vázquez biografía a los más importantes, entre ellos Antonio Buero Vallejo y Francisco Nieva. La Cultura Musical y la Filosofía y sus corrientes ocupan otros dos capítulos.
En el dedicado a la Antropología, se reconoce que la Región es una “invención política”, que no tiene porqué ser mala, inexistente antes de 1982 por lo que esta fecha divide el enfoque antropológico hecho en el siglo XX en dos partes. El perfil de la primera mitad del siglo es de publicaciones más bien “costumbristas” y “locales”. Referido a Castilla-La Mancha, el autor, Javier García, indica que se han publicado estudios donde “no hay análisis de antropología, muy poca etnología y algo de etnografía”, aunque ahora nuestras comarcas despiertan ya el interés de los investigadores. Destaca la influencia del espacio geográfico de La Mancha sobre el resto de la Comunidad.
González-Calero indica que en los últimos treinta años ha habido una apuesta por la creación de infraestructuras culturales locales, repartidas por los más de 900 municipios, levantando nuevos Museos, teatros, Casas de Cultura y Bibliotecas, pero no se ha apostado por grandes acontecimientos internacionales “que atrajeran interés foráneo”. La gran exposición Carolus en el Museo de Santa Cruz (Toledo, 2000) fue organizada por la Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V con la colaboración de la Junta de Comunidades. Fue muy publicitada y con una gran asistencia de público lugares distintos de todo el Estado e, incluso, turistas.
El Museo de Santa Cruz no ha dejado de emplearse posteriormente y de modo continuo para exposiciones, muchas excelentes como “Celosías” en 2007, organizada por la empresa pública Don Quijote de la Mancha S.A. y en ella participaron profesores miembros del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha y de la Universidad de Castilla-La Mancha. No es la única que se ha hecho desde Albacete a Toledo. Pero no han recibido la suficiente publicidad a nivel estatal o de comunidad, o al menos no ha he podido yo apreciar desde Guadalajara o Madrid. Frente a Santa Cruz he escuchado a visitantes sorprenderse de encontrar una buena exposición de la que no sabían nada. ¿Quién conoce en Guadalajara las exposiciones anuales “Herencia Recibida” en las que se exponen las piezas restauradas por la Junta en la Comunidad? En la efectuada en diciembre de 2005 fue la primera vez que se pudieron ver los “Ángeles de Tartanedo”.
Esa publicidad sí se ha hecho repetidamente, y con calado, respecto a la excelente Red de Parques Arqueológicos. Lo que hecho en falta es, valga el ejemplo, conocer en Guadalajara los actos culturales de Toledo o Cuenca, que animen a los habitantes de la primera provincia a viajar a las otras a conocerlos. Evidentemente, los vecinos de Guadalajara acuden a actos culturales en Guadalajara (o en Madrid), pero en mucho menor medida a otras provincias de la Comunidad, y este intercambio es lo que formaría conciencia de una cultura regional, que ahora no existe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión sobre este libro nos interesa. Escríbela aquí.