En este número son varios los artículos que despiertan interés. El primero de ellos, el titulado “El foco de pintura hispanoflamenca de Guadalajara. En torno al Maestro de los Luna y al reaparecido altar de las santas Lucía, Apolonia y Águeda” que firma el profesor Francisco Javier Ramos Gómez y que se adentra en un estudio completo y ambicioso sobre este pintor de finales del siglo XV, aunque no llega a identificarlo plenamente con Juan de Segovia (pintor alcarreño o aquí afincado) o Sancho de Zamora. Muchas obras atribuidas a él desfilan por este texto, con imágenes y comentarios.
También es muy interesante lo que el académico Tomás Nieto Taberné escribe sobre la sucursal del Banco Exterior de España que él diseñó y alzó en la esquina de l Concordia, y que con los trazados gemotetristas de Francisco Sobrino supusieron una obra de arte nueva en el centro de la ciudad, que años más tarde el propio Banco destruyó como en una razia vandálica e incomprensible. Es el problema de dejar los temas de arte en manos de economistas. También en este artículo Nieto habla de la forma en que se levantó en el emplazamiento actual la “Estructura Permutacional G” de Sobrino, con atentas puntualizaciones acerca del valor de las obras de arte como joyas o como ambientes.
Es también muy interesante el estudio que sobre la evolución de la Calle Mayor baja de Guadalajara hace el arquitecto Enrique Lorente González, con aportaciones de los periódicos del inicio del siglo XX. Y en fin un estudio sobre la cerámica andalusí por Alcón y Larriba.
En la sección de “Noticias” van algunos aportes breves, pero muy interesantes también, sobre aspectos patrimoniales, como el estudio que hace Natividad Esteban sobre el Cristo Eucarístico y la custodia que exhibe el cuadro existente en el Museo, o los aportes numismáticos que hace Alejandro Sell a propósito de un sestercio bajo-imperial hallado en Muduex. La habitual, –y lógica– crónica del Museo durante los dos años anteriores (los de la Pandemia) completan este interesante Boletín, que animamos a que sea leído por todos los interesados en la historia y arte de Guadalajara. Y que ojalá continúe mucho tiempo, porque este tipo de publicaciones, en su humildad, son fundamentales para el crecimiento cultural de una tierra [como la nuestra] escueta y paralizada.
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