VV.
AA. Fotografías. Santiago Bernal. La
cámara de Bernal tras la huella de Cela en la Alcarria, -1972-, Guadalajara,
Excma. Diputación Provincial de Guadalajara. Servicio de Cultura, 2016, 85 pp.
[Sin ISBN]. Catálogo.
Quien
esto escribe se llena de satisfacción ante estos gratos recuerdos, puesto que
fue uno de aquellos que aquellos viajeros, contertulios o como quiera decirse,
que acompañaron a C.J.C. en su primer viaje conmemorativo a la Alcarria, al
cumplirse los veinticinco años, es decir, el XXV Aniversario, de la edición de Viaje a la Alcarria.
El viaje
que comentamos fue alegre y divertido y no debe confundirse, como con
frecuencia viene sucediendo, con ese otro viaje que también recordamos,
gracias, en parte, a la famosa “choferesa” negra Viviana Gordon, capitana a
bordo de esa extraordinaria nave de cuatro ruedas que fue el Rolls Royce
utilizado por Cela en su recorrido, que tanto llamaba la atención de las gentes
de los pueblos por los que pasó.
El viaje de 1972, organizado
por la sin par Institución Provincial de Cultura “Marqués de Santillana”,
dependiente de la Diputación Provincial de Guadalajara (y también dejada morir
por ella para su desgracia), sirvió a nuestro fotógrafo, a
Santiago Bernal para llevar a cabo un amplio reportaje, resultado del cual son
las fotografías que se recogen en este sencillo catálogo, algunas de las cuales
han permanecido hasta ahora inéditas y que dan a conocer aspectos muy variados
de la forma de vivir en los pueblos y por las gentes que entonces habitaban la
Guadalajara celiana de aquellos años setenta.
Un viaje cuyo recuerdo quedó
plasmado en todos y cada uno de los lugares más emblemáticos de su recorrido,
que se adaptaba al primero y original libro, gracias a unas bellas placas
cerámicas -realizadas en Alcalá de Henares, por Chacón, ya que en Guadalajara
nadie tenía entonces un taller adecuado para su factura- y que en la actualidad
han desaparecido en su mayoría por la falta de educación.
El caso es que la colección
fotográfica de Bernal no se dio a conocer en su totalidad y ha sido ahora, en
2016, aprovechando la oportunidad, cuando felizmente se ha dado a conocer aquel
resto adormilado en el archivo de Bernal, a través de una exposición que tuvo
lugar entre la multitud de actos que se llevaron a cabo a la hora de recordar
la celebración de este último viaje, del que el trabajo que comentamos es el
catálogo.
Aparte de la colección
fotográfica, el catálogo incluye dos textos de gran interés para conocer a
fondo el viaje celiano de 1972, que es el que verdaderamente sirvió a Bernal
para recoger los aspectos más llamativos, tanto de la gente, como del propio
escritor. El primero, que está firmado por la pluma del Cronista Provincial de
Guadalajara, Antonio Herrera Casado, lleva por título “Memoria de un viaje a la
Alcarria con Cela y Bernal” fue publicado a modo de crónica en el
semanario Nueva Alcarria, durante el
citado mes de Octubre.
El segundo -“Vivencias y
anécdotas que vuelven a mi memoria viendo los negativos de aquel día”-, debido
al propio Santiago Bernal, sirve de entrada o pórtico -prólogo- a su presente
álbum fotográfico.
Pero regresemos al primero,
cuyos actos fueron cobrando forma durante los días 6 y 7, viernes y sábado,
aunque, con anterioridad las gentes de la cultura de entonces -gente seria y
preocupada por Guadalajara- (que Herrera Casado menciona con especial cariño, a
la que también nos sumamos: Ángel Montero Herreros, Manuel Revuelta Barco,
Miguel Lezcano Quílez, José Antonio Suárez de Puga Sánchez “Josepe”, Manuel
Rodríguez Villasante, Luis Rodrigo Arribas, José María Alonso Gamo, etc.), se
preocuparon de otros menesteres: organización de la cena, conferencias, el
viaje por la provincia y la realización y colocación de las placas cerámicas
antes mencionadas, además del encuentro con el autor, al que hubo que traer
desde Palma de Mallorca, donde tenía su residencia en la Bona Nova (ya que Cela
era buen gallego y, además, lo ejercía).
Aquel viaje lo hizo Herrera
como acompañante de la comitiva oficial, por así decir, pero por su propia
cuenta en un flamante Seat 600, nuevo, color naranja. Otros también íbamos por
libre: Andrés de Aberasturi, que entonces comenzaba sus pasos periodísticos en
el diario Pueblo y colaboraba, aquí
en Guadalajara, en la Revista Informativa
Guadalajara que coordinaban a la limón Pedro Lahorascara y Pérez de
Almenara; además nos juntamos con Jesús Campoamor, Dámaso Santos, Ángel
Molleda, -el fotógrafo no el dibujante-, Javier Sanz Boixareu y Alfredo
Villaverde, que recuerde y, por supuesto, Santiago Bernal, a la sazón Presidente
de la Agrupación Fotográfica de Guadalajara, que viajaba como fotógrafo oficial,
de lo que se cansó al poco tiempo, teniendo que seguir el periplo por su cuenta
y riesgo, lo mejor que pudo. En algunos pueblos se iba agregando alguna que
otra persona representativa de la Cultura, entre ellas Francisco Cortijo Ayuso,
médico de Pastrana y personaje vivo del libro…
Antes se había celebrado un
acto literario en el palacio de la Diputación, presidida entonces por Mariano
Colmenar Huerta, que corrió a cargo de Pedro Laín Entralgo: “Carta de un
pedantón a un vagabundo por tierras de España”, que constituyó un éxito total
como así se puso de manifiesto en la prensa.
El día siguiente, el 7, fue
dedicado al viaje que siguió los mismos pasos que el viajero había caminado un
cuarto de siglo antes. Cela parecía feliz al llegar al parador de Torija, donde
se descubrió la primera placa. Allí, en el parador, subió a la habitación donde
había dormido y allí lo fotografió Bernal junto a la cama, con sus dueños ya no
tan jóvenes como antaño. El recorrido siguió por Brihuega, Cifuentes, Gárgoles
-donde quien esto escribe leyó el capítulo correspondiente-, Trillo (donde
Alonso Gamo se vio coronado por un orinal en la cabeza propinado por el propio
Cela), Budia, con su antigua cárcel, Pareja, La Puerta, Sacedón, Tendilla,
Zorita y Pastrana. En todos estos lugares estuvo Bernal presente con su cámara
fotográfica en ristre, aunque, después, gran parte de las fotografías resultantes
durmiera en su archivo, como queda dicho.
Pero… gracias a la
celebración de este nuevo homenaje, el LXX Aniversario, dichas fotos recobraron
vida y salieron de su sueño, puesto que fueron rescatadas para darlas a conocer
aprovechando la ocasión y gracias a los desvelos del propio Bernal, Jesús Orea,
Paloma Rodríguez y Plácido Ballesteros, entre otros, quienes decidieron editar
el libro que tienes en las manos, un libro fotográfico de algo ya olvidado e
importante que venía que ni pintado para celebrar la ocasión, que daba a
conocer multitud de aspectos hasta entonces desconocidos del Viaje a la Alcarria y que forman eso que
podríamos denominar su intramundo, ese se acompaña graciosamente con la sabrosa
salsa que son las anécdotas que surgieron a lo largo del recorrido, las
tertulias divertidas, los comentarios y los sucesos acaecidos visitando algunas
casas de viejos personajes, como la de la señora Nieves Falcón, de Budia, que
invitó al escritor a su casa para que viera un libro antiguo, momento que
Bernal recogió para la posteridad y que sirve de portada al presente catálogo.
Fotografías que nos recuerdan
aquella Guadalajara rústica, de pana, con olor a pan recién hecho y a matanza.
Imágenes rancias de tiempos pasados, de paisajes, pueblos y gentes que ya no
están entre nosotros y que dieron a la provincia de Guadalajara sus vidas y
todo lo que fueron, hasta que llegó la maldita emigración a tierras más
fértiles, donde vivir mejor.
Sigue el catálogo de la
exposición (páginas 17-77) y finaliza con “Santiago Bernal, fotógrafo amateur
en el más amplio sentido”, que viene a ser una especie de currículo de su opera
fotográfica.
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