José Ramón López de los Mozos acaba de publicar en la
“Revista de Folklore” que sigue haciendo (ahora en formato digital) desde
Urueña (Valladolid) Joaquín Díaz, un interesante aporte a la memoria de un grupo
de festividades que casi ha estado a punto de desaparecer. Y que debería
desempolvarse, porque está en el eje de nuestro ser popular.
Se trata de la Fiesta de Moros y Cristianos de Peñalén, allá
por el alto Tajo. El título exacto del trabajo es “La entrada de Moros y
Cristianos de Peñalén (Guadalajara) en 1953”, y la localización exacta en la
Revista es nº 418 de Diciembre de 2016, páginas 43 a 62.
Desentraña el autor un manuscrito que se conservaba en poder
de una familia del pueblo, y que sirvió para aprenderse “los papeles” que
debían interpretar los 9 integrantes activos de la fiesta. Consistía esta en la
típica batalla entre el Bien y el Mal, entre Cristianos y Turcos, y la final
victoria de los primeros con la consiguiente conversión de los últimos al
cristianismo. Eran cuatro de un bando y cuatro de otro, convenientemente
ajaezados y provistos de espadas y armas de madera, acompañados de mulas y
caballos muy engalanados. El personaje final, un ángel normalmente interpretado
por un niño o niña, conseguía la victoria.
Los participantes salían de los extremos opuestos del
pueblo, y llegaban a la plaza donde parlamentaban, luchaban, trataban de
convencerse y al final en alegría conjunta se acababa la función.
El texto que recitaban los personajes estaba escrito sobre
papel (hoy muy aviejado) y se titulaba “Muleabás” que viene a recordar algún
nombre de jerifalte moro. El último año que se representó fue el 1953, y desde
entonces nada se ha hecho, y ya casi está olvidado de la memoria popular el tal
festejo. Lo que hace López de los Mozos es rescatarlo del olvido publicando
entero el texto y dando a conocer aquella antigua fiesta.
Quizás hubiera sido interesante compararla con otras de
“Moros y Cristianos” que de un moco u otro se conocen en el Señorío, vivas unas
y perdidas otras. Así la “Soldadesca” de Hinojosa, o la “Loa” de la Virgen de
la Hoz. En Molina ciudad hubo también fiesta de este estilo, bien sonada, de la
que quedan memorias escritas. Y en otros pueblos también.
A.H.C.
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