HERRERA CASADO, Antonio y otros 50 autores más, 100 propuestas esenciales para conocer Guadalajara, Guadalajara, Aache Ediciones (Col. Tierra de Guadalajara,
100), 2016, 213 pp. (I.S.B.N.: 978- 84-15537-97-7).
Aache Ediciones ha publicado recientemente este libro
-100 propuestas esenciales para conocer
Guadalajara- para celebrar por todo lo alto la llegada del número cien de
su colección Tierra de Guadalajara.
Se trata de una extensa muestra de artículos,
divididos entre Arqueología (3), Arte Románico ( 12), Monasterios (6),
Guadalajara [capital] (8), Edificios (22), Patrimonio (25), Naturaleza (12) y
Fiestas (12), escritos por cincuenta y un autores entendidos en cada una de las
materias de que trata, y que vienen a ser una propuesta que el editor hace a
las gentes interesadas para que conozcan más a fondo los aspectos más variados
de cuantas maravillas puede ofrecer la provincia de Guadalajara, todas ellas
interesantes y dignas de ser conocidas y admiradas.
Una especie de amplio muestrario, que indudablemente
puede utilizarse como guía de bolsillo, en la que el lector elija aquello que
desee conocer, puesto que, con total seguridad, lo encontrará a lo largo de sus
doscientas páginas largas. Además, son artículos, trabajos, que no superan en
ningún caso las dos hojas, incluyendo alguna fotografía o dibujo en su caso,
por lo que su lectura, ya de por sí amena, se hace fácil y no llega a cansar.
Aunque, de todos modos, el lector puede ir “picoteando” los temas de su
preferencia.
Quizá una de las cosas más importantes que contenga
este libro es que en él se ofrecen noticias tanto de Arte -mezclado a veces con
una parte de Historia, puesto que suelen ser inseparables- y Naturaleza, que
hasta no hace mucho tiempo venía siendo la cenicienta de los saberes
provinciales, por lo cual no ha resultado demasiado fácil escoger los temas,
seleccionar cien de ellos y proponerlos como “esenciales”, para penetrar en las
interiores histórico-artísticas y naturalistas de esta provincia de
Guadalajara: la iglesia cuyo menologio nos atraía desde siempre; el viejo
monasterio ya reumático de permanecer anclado tantos siglos en uno de esos
bellos lugares donde los monjes sabían establecerse; el palacio que habitaron
determinados próceres y que después de tanto tiempo ha tenido la suerte de ser
rehabilitado; el recuerdo de alguno de los más destacados personajes que
vivieron y murieron en Guadalajara y en ella dieron forma a su obra; las
fiestas multicolores, que, por fortuna, todavía se conservan, especialmente las
que se celebran a lo largo de los ciclos de invierno y primavera; los hitos
fundamentales y más atractivos de nuestra arqueología; el patrimonio, -aunque
todo sea patrimonio- a través de arquitecturas y otras obras de arte: pinturas,
retablos y hasta el que se conserva en los museos -que cada vez van salpicando
la piel provincial con su existencia-, unido a eso que tantas veces se ha
considerado obra “menor” que conforman los aljibes, calvarios, picotas, fuentes,
casonas, salinas, cuevas y elementos de riego, como el Canal del Henares,
además de lo mejor de la naturaleza alcarreña por extensión, los ríos claros
junto a los que crecen los chopos, bajo la montaña escarpada, los barrancos y
los valles, los quejigares y las atractivas Tetas de Viana (“que muchos las ven
y pocos las maman”), los hayedos, las piedras de formas caprichosas que forman
como una especie de ciudad embrujada, las lagunas de y el inefable padre Ocejón
y sus “chorreras”, entre muchos otros aspectos a tener en cuenta.
Todo un amplio abanico de posibilidades que el lector,
poco a poco, puede ir descubriendo en sus viajes a lo largo y ancho de la
provincia, puesto que junto a estas sugerencias, vistas in situ, seguro que encontrará algunas más con las que agrandar sus
excursiones.
Se trata, en fin, como así se manifiesta en su
“Preámbulo” de “Un libro que viene a ser una inyección de alcarreñismo, de
belleza y asombro, dejando ver, como en la mirada rápida de un caminante
apresurado, las más señaladas cosas vistas a lo largo de estos últimos
veinticinco años, y que poco a poco han ido cuajando en libros, en cien
redondos títulos que ahora con este se completan”.
Felicidades por todo ello a Aache Ediciones por la
publicación de este magnífico libro y también felicidades por haber alcanzado
la cota de los cien números en su colección Tierra de Guadalajara, lo cual no
es lo más frecuente en estos tiempos que corren.
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