viernes, 30 de agosto de 2013

El Casar y su fiesta de Las Candelas

VV. AA. El Casar y su fiesta de las Candelas, Guadalajara, Excmo. Ayuntamiento de El Casar. Concejalía de Cultura, 2013, 208 pp. + CD.

Acaba de ver la luz un libro acerca de la fiesta de las “Candelas de El Casar”, editado por su Ayuntamiento a través de la Concejalía de Cultura, por lo que aprovechamos para dejar constancia de que es muy importante que los responsables políticos de los municipios se involucren en dar a conocer sus riquezas culturales a través de publicaciones como esta, digna en contenido y continente, que puedan llegar a todos.
Tras un “Saluda”, que más bien debería ser una “introducción” o unas “palabras previas” al contenido del libro, a modo de “pórtico” -para diferenciarse de los tradicionales programas de fiestas- del Alcalde y la Presentación de la Concejal de Cultura, en este caso finalizado en verso, al igual que sucede con unas breves impresiones de Mario Carpintero López, que lleva por título  “Las Candelas”, que sirven para recordar el desarrollo de la fiesta y vienen a resumirla, comienzan los trabajos que componen el libro que comentamos, misceláneo.
Inmaculada Moreno Laredo escribe sobre las “Fuentes documentales” y establece la diferencia existente entre los antecedentes religiosos y los históricos. Sobre los primeros señala la existencia de la cofradía de la Virgen del Rosario, originaria de 1578, con la que se conmemoraba la batalla de Lepanto contra el turco, que se encargaba de celebrar las cuatro fiestas anuales en honor a la Virgen: Anunciación, Purificación -o de las Candelas, que es la que describe el libro que tratamos-, Asunción y Natividad, y en cuyos estatutos se inscriben gastos derivados de diversiones y danzas de la época. Esta cofradía desapareció a finales del siglo XVIII.
En la actualidad, señala, son tres las principales manifestaciones religiosas que tienen lugar durante la celebración de la fiesta: el viernes, el capitán entrega una vela a la Virgen; el sábado, la procesión alrededor de la iglesia, con la Virgen llevada en andas por los “quintos” de ese año, seguida de una misa y, el domingo la denominada misa de San Blas en la ermita, tras la que tiene lugar la procesión del santo.
Sobre los segundos, recoge una tradición oral conservada en El Casar, que habla del origen “moro”, medieval, de la fiesta que ya dio a conocer Luis Felipe Auñón Carriedo en la revista Nuestro Pueblo de 1997, leyenda que sirve para explicar el “origen” de cada uno de los participantes, que no parece muy convincente. Algunos datos de los siglos XVI y XVII parecen indicar la documentación “real” de la fiesta partiendo del Archivo Municipal de Valdetorres de Jarama, donde se conserva una anotación de 1643 en la se indica que dejan las “picas” a los del Casar para su lucimiento, al tiempo que señala su posible origen militar basándose en la denominación de los cargos de quienes intervienen: Capitán, Teniente Abanderado, Sargento, Cabo… y la participación de los “quintos”.
Después continua con una relación de los elementos profanos y el análisis y la estructura de la “Carta de Candelas” (Introducción o empiece, Saludo a la Virgen de las Candelas, Retrato de los “Funcioneros”, (o sea, de quienes participan directamente en la función festiva: Cura de Candelas, Capitán, Alférez, Sargento, Teniente, Mayordomos -que en las “cartas” antiguas eran conocidos como “Sargentos”-, Suboficial -que solo aparece en una “carta” de 1926-, Cabos -de graduación inferior, encargados de llevar las “picas”-, Pagador -que se correspondería con el Jefe Moro de la leyenda, que va atacar a la soldadesca cristiana y “alude también al cobro de tributos en la época medieval”. Es el encargado de portar la carta ensartada en su sable y entregársela al encargado de su lectura-, Mozo de mulas, Yunta -dos mulas engalanadas con ricos arreos y con las ancas “pintadas” (esquiladas formando bellos dibujos en el pelaje), Niño de la bandera -elemento de reciente creación-, Niño de los pichones -también de reciente creación (1956) es el encargado de ofrecer un par de pichones blancos a la Virgen-, Músicos -tambor y dulzaina- y Vestidores de picas); Contra los forasteros, Despedida de la Virgen, Petición de disculpas y felices deseos de despedida.
El capítulo o apartado finaliza con un “A propósito de la Carta y aproximación a la misma”, en el que se van dando a conocer los aspectos más interesantes y destacables de todas y cada una de las 46 cartas que se conservan de 1896 a 2013.
Un mapa de la provincia de Guadalajara recoge la ubicación geográfica de algunas fiestas en las que es posible observar alguna similitud con esta del Casar: las Soldadescas de Codes, Mazuecos y Romanillos de Medinaceli y la botarga de Retiendas, aunque serían muchas más.
María del Ángel Auñón Carriedo escribe sobre “La festividad de Candelas”. Un trabajo seriamente construido y que parte del origen cristiano de la fiesta de la Candelaria y su aplicación en El Casar -“en ella se entremezclan con armonía, calor y fervor, el cariño a la Virgen, con ritos profanos de raíz netamente militar”- analiza pormenorizadamente cada uno de los elementos sujetos de la celebración.
Desde nuestro punto de vista este trabajo debería haber abierto el libro para, conociendo la misión de cada personaje, continuar con el desarrollo histórico de la tradición, que podría haber seguido con el texto de Vicente López Arribas, “Las Candelas paso a paso”, ya que ambos trabajos son clarificadores y podrían haber servido como introductorios al tema.
Después siguen varios trabajos “colaterales”, pero que contribuyen a comprender mejor la fiesta de las Candelas: “La Yunta”, escrito por Rubén López Fernández de Heredia y “Artesanía y folclore”, de Victoria López Escudero, que subdivide en “Pintar la Yunta”, es decir, decorar las ancas de las mulas y “Vestir las picas”, principalmente.
El resto del libro es un amplio repertorio de nombres de los “Autores de Cartas”, pp. 114-117; los “Niños de los pichones”, pp. 118-131; los “Curas de la función”, pp. 132-139, y las “Yunta(s) de mulas”, pp. 140-143, así como de fotografías de los “Funcioneros” (a doble página), desde 1967 hasta la actualidad, con numerosos huecos temporales, e “Imágenes para el recuerdo”, pp. 196-205 (desde el sepia al color), para terminar con una serie de Agradecimientos, Articulistas, Fotografías y Bibliografía.
Un CD contiene las “Cartas” escritas desde 1896 a 2013 y varios temas musicales interpretados por La Rondalla Casareña: “El revoloteo” y la “Jota de Candelas”.
Se trata, pues, de un libro interesante y muchas las ideas y datos que de él pueden extraerse a la hora de analizar los elementos de la fiesta que han ido añadiéndose con el paso del tiempo (posiblemente otros habrán desaparecido) y acercarnos con mayor nitidez a su posible verdadero origen, si es que en realidad fue uno, cosa que dudamos, como puede colegirse de su atenta lectura.  


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