sábado, 27 de julio de 2013

Noticia de los templarios en Guadalajara

Varios Autores: Gran Guía de la España Templaria. Templespaña. Aguilar Edic. Madrid, 2008. 480 págs. Ilustraciones a color.

Un libro de gran calado y amplias informaciones acerca de los templarios en España, en todas sus regiones. Un plantel de firmas solventes que aportan cuanto se sabe de cada comarca en forma de resúmenes geográficos, históricos y sobre todo patrimoniales.
El artículo titulado “Ruta templaria de Guadalajara” lo escribe Juan Ignacio Cuesta Millán, y ocupa las páginas 135 a 164 de este libro. En ellas trata de los siguientes temas, tras una introducción acerca de la historia de la evolución geopolítica de la provincia y la publicación a color de un mapa titulado “El Temple en Guadalajara”.
Sigüenza, la capital medieval y sus obispos abren el texto de este interesante aporte, que luego se entretiene largamente en justificar lo inconcreto de los datos, porque los templarios dejaron muy pocas huellas. De Torija y su castillo se ocupa en “Una Ruta Jacobea nueva” y aborda luego la multitud de recuerdos y leyendas que envuelven a “El Santo Alto Rey de la Majestad” y “Albendiego y Campisábalos”, a las que considera esencia del templarismo en Guadalajara. Añade un estudio sobre “La Casa Templaria de Uceda”, acabando con “La Ruta del Tajo” y “El Señorío de Molina y la Virgen de la Hoz”.
Recomiendo vivamente al lector la lectura de este libro y especialmente de este capítulo tan amplio dedicado a Guadalajara. Algunas cosas que me han llamado la atención han sido, entre otras, la inclusión de Uceda y su territorio en torno del Jarama, basado en el proceso contra la Orden en que se menciona a “un comendador en Uceda”. Nada más. Y a la aparición de una cruz patada en una piedra del ábside de Nuestra Señora de la Varga, que le hace pensar en los templarios. También por la cercanía del monasterio de Bonaval…y lo de San Miguel en Beleña, analizando el mensario románico de la portada de ese templo, haciendo alusión a mi trabajo de 1974 y especialmente a la relación del mes de junio, y los cardos, con los cultos solares.
Otras cosas que merecen reseñarse son la propuesta que hace de que el castillo de Zorita de los Canes fue templario, y que posiblemente allí se dio algún tipo de “convenio” entre los templarios y los sanjuanistas… aduciendo la autoridad de Federico Bordejé quien afirma tajante que Zorita fue templaria.
Añade una referencia al enclave de Cívica en el Tajuña, cerca de Brihuega, como lugar de templarios, y en Santa Coloma de Albendiego añade la interpretación sobre su nombre que haría referencia a “San Columba”, un santo irlandés del siglo VI, fundador de monasterios, santo guerrera de cuyo linaje procedían los “Ard Rí” irlandeses (High King, o Alto Rey) como paralelismo del triunfo de los cristianos sobre los paganos…

El libro, muy bien presentado, puede servir de guía y enciclopédico aporte de datos cuando nos decidamos a viajar en busca de las huellas templarias por España. Muchas recoge Fernando Arroyo Durán relativas a la región de Castilla-La Mancha, ocupándose también de buscarle antecedentes templarios a la tierra de Madrid por Alcalá, Talamanca y el Jarama. Me ha parecido especialmente relevante el estudio de Julián Darío Martos Carbonell sobre el Temple en tierras de Castellón, porque allí y en Tarragona en torno al Ebro estuvieron los enclaves más poderosos, significativos y vibrantes en la historia de esta Orden en la península ibérica. En definitiva, un gran libro pleno de erudición colaborativa, y de datos sin fin para los estudiosos y viajeros por nuestra “piel de toro” a la búsqueda de las huellas remotas de tan antiguas remembranzas.


Antonio Herrera Casado

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