AYA DURÁN, Ana, Guadalajara, Biodiversidad de Fábula, Guadalajara, Diputación de Guadalajara.
Servicio de Medio Ambiente y Desarrollo Rural, 2012, 80 pp. (Edición no venal).
Desde el mundo clásico se ha venido extrayendo una
enseñanza útil sobre aspectos morales, sucesos acaecidos, etc., a través de las
fábulas o apólogos y de los cuentos, mediante ficciones alegóricas o la
personificación (antropomorfización) de seres irracionales, inanimados o abstractos; no es otra la
definición que ofrece el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), en su
quinta acepción.
Hoy, es decir, en los tiempos que corren, Ana Aya,
la autora del librito (15x13 cm.) que comentamos, recurre a la fábula para
enseñar, especialmente a las nuevas generaciones aún tiernas antes que a los
mayores, aunque sin olvidar a éstos, la diversidad de flora y fauna que
conserva la provincia de Guadalajara, -de ahí el título del libro-, con el fin
de que sepan valorar su importancia y su interés como patrimonio natural.
Para ello ha escrito estas cuatro fábulas breves,
muy infantiles -ya era hora de que alguien hiciera algo para los niños sin afán
crematístico-, cuyos protagonistas son animales y plantas representativos.
Cada una de ellas corresponde a una comarca natural
y, a lo largo de su lectura, evidentemente amena como no podía ser de otra
forma, se da a conocer la riqueza de su biodiversidad, en qué estado se
encuentra, sus riesgos y amenazas, y los mejores medios para su conservación,
entre otros muchos temas.
Como pórtico o entrada a los mencionados
cuentecillos y a modo de índice fuera de lo normal se incluye un mapa
provincial, a doble página, donde aparecen señaladas las cuatro comarcas
principales: La Campiña; la Sierra Norte; el Señorío de Molina, al que se le
añade el Alto Tajo, y la Alcarria, siguiendo el sentido de las agujas del
relój.
Así, en primer lugar, “Otis, la avutarda viajera”,
ha sido elegida como el animal que mejor podría representar la Campiña:
“En Guadalajara,
una provincia de misteriosas
bellezas y escondidos tesoros...
concretamente en la comarca
de
La Campiña,
vive Otis, una avutarda muy
inquieta”.
Unas notas acerca de las características de las
avutardas, las plantas en las que vive, los bosques de la Campiña -de galería-,
los cultivos predominantes, el hombre y su relación con el medio, etc., van
acompañando la narración, que se complementa con unos atractivos dibujos
debidos también a la autora del libro (páginas 9 a 25).
“Pelo Pincho y Púa Rota conocen a Meles”, que son
dos erizos y un tejón, nos llevan de la mano para conocer la Sierra Norte:
“Existe una provincia de
belleza misteriosa
y tesoros escondidos...
Guadalajara.
Allí, en el barranco del río
Dulce de la
comarca de la Sierra Norte,
viven Pelo
Pincho y Púa Rota, dos
erizos primos que
lo comparten todo”.
El proceso que se sigue es semejante al que se empleó
en el primer cuento: en la Sierra Norte pueden visitarse los pueblos negros, el
hayedo más meridional de Europa, villas medievales, iglesias románicas, salinas
y muchas más cosas (páginas 26 a 43).
“Pintas Rojas, la vigía del río” es el título de la
tercera narración y una trucha, Pintas Rojas, es nuestra anfitriona para
conocer el Señorío de Molina y el Alto Tajo.
“Existe una provincia de
belleza misteriosa
y tesoros escondidos...
Guadalajara.
Concretamente, en el Alto
Tajo, vive
Pintas Rojas, una trucha muy
responsable
que vigila el río”.
Las propias truchas, el Parque Natural del Alto
Tajo, los pinares y la vegetación de ribera, los gancheros y los resineros
(como trabajos desaparecidos recuperables), el senderismo, la geología de la
zona, etc., forman parte de los muchos valores que encierra esta comarca, quizá
la menos conocida por ser la más alejada (páginas 44 a 61).
Y, finalmente, “Pizca Negra la abeja y la oveja”,
una hormiga, la abeja Meli y una oveja, nos introducen en la Alcarria:
“Existe una provincia de
belleza misteriosa y
tesoros escondidos...
Guadalajara.
Allí, en la comarca de La
Alcarria,
vive Pizca Negra, una
hormiga
con mucho carácter”.
Del mismo modo se juntan narración y datos
explicativos: un hormiguero y la vida de las hormigas, el pastoreo de las
ovejas, el cordero, la lana y su apreciada carne, el aceite de la oliva “verdeja”,
la afamada miel, los suelos calizos y las plantas aromáticas y las condiciones
medioambientales de la Alcarria cierran la última fábula (páginas 62 a 79).
De los cuatro cuentos anteriores puede deducirse que
el de la avutarda se centra principalmente en la importancia de los bosques,
que los erizos serranos nos hacen pensar en la relación que existe entre el
hombre y el medio que habita, que la “pintona” nos habla de la importancia del
agua y que la trabajadora abeja alcarreña -todo un símbolo- nos recuerda las
relaciones entre unos animales y otros y, a su vez, con los vegetales,
especialmente con la flora.
Merece consignarse también que Ana Aya, y por tanto
la propia Diputación Provincial de Guadalajara, recibió un importante premio
por este trabajo, por estos cuentos, que fueron presentados al III Concurso a
proyectos para el incremento de la biodiversidad que convocó la Federación Española
de Municipios y Provincias en colaboración con Biodiversidad 2010 y el
Ministerio de Medio Ambiente.
Ahora, desconocido lector, quien quiera que seas, te
invito a que disfrutes de su amena lectura y regreses a tu infancia por unos
momentos.
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