LUIS LÓPEZ, Carmelo, Fuentes Históricas de
Guadalajara. Archivo Municipal de Guadalajara (IV) (1474-1485),
Madrid, Centro Internacional de Estudios Históricos Cisneros (CIEHC), 2008
(pero 2009), XXX + 392 pp. (I.S.B.N. 978-84-8138-836-7).
La edición del presente
libro, el cuarto de la colección sobre Fuentes Históricas de Guadalajara, tiene
como propósito el estudio de su pasada Historia a través de los documentos
conservados tanto en los archivos locales, como en los nacionales.
Los anteriores tres volúmenes, que también se ocupan
de la documentación conservada en el Archivo Histórico Municipal de
Guadalajara, han sido: Varios autores, Archivo
Municipal de Guadalajara, I (1251-1434);
José Miguel López Villalba, Archivo
Municipal de Guadalajara, II (1436-1459), y Carmelo Luis López, Archivo Municipal de Guadalajara, III
(1460-1473) que junto a este último, abarcan un espacio cronológico que va
desde 1251 hasta 1485.
Su distribución es muy sencilla y fácilmente
asequible, puesto que no está realizada exclusivamente para el especialista.
Comienza con una presentación, en este caso debida a
la pluma del Vicerrector de Postgrado y Campus de Guadalajara, Michel Heykoop,
en la que da a conocer de forma muy concisa el contenido del trabajo, que
continúa el que se inició en el tercer volumen, a través de diversos
privilegios concedidos a la ciudad de Guadalajara por distintos reyes, noticias
acerca de las relaciones establecidas con otros concejos y la actuación de la
saga mendocina durante aquel periodo (1460-1473), de modo que en este cuarto
volumen aparecen también multitud de noticias sobre la oligarquía urbana y las
clases privilegiadas de Guadalajara, los todopoderosos Mendoza, sus familiares
y “clientes”, ya definitivamente consolidados en el poder gracias al favor de
los Reyes Católicos, a cambio de su participación de la Guerra de Sucesión, así
como de otras importantes intervenciones de Don Pedro González de Mendoza;
además de otros documentos que, en algunos casos han sido ya estudiados con
anterioridad, mientras que otros, o permanecían en un segundo plano o no han
sido suficientemente estudiados.
Advierte Heykoop de la dificultad que ha encontrado
Carmelo Luis López a la hora de editar un buen número de documentos de este
periodo, dado que muchos se encontraban insertos en otros, por lo que después
de transcribirlos ha sido necesario ir entresacándolos para su edición por
orden cronológico, con sus correspondientes regestos, “poniendo al alcance de
los interesados una documentación de difícil manejo en su formato original”.
La Introducción, debida al propio autor del libro,
es muy interesante en sí misma puesto que sirve de resumen de la documentación
que posteriormente se incluye y que, como ya se ha visto, comprende el periodo
de los años 1474-1485, clave para los Mendoza, en el que tuvieron lugar algunos
acontecimientos de gran importancia para la Historia de España, como la muerte
de Enrique IV, la proclamación de Isabel I de Castilla, la Guerra de Sucesión,
las Cortes de Madrigal y de Toledo, y los primeros años de la Guerra de Granada
que cierran este periodo, con la conquista de Ronda (1485).
El autor divide su introducción en varios apartados:
A. Los Mendoza en el periodo
1474-1485. Serie documental que en el volumen anterior había llegado hasta el
momento en que el mentor de los Mendoza, Don Pedro González de Mendoza, acababa
de conseguir el capelo cardenalicio, logrando la reconciliación entre los
príncipes Fernando e Isabel y el rey Enrique IV. Sin embargo, el Gran Mendoza,
a pesar de apoyar a Isabel en la consecución del reino, siguió rindiendo
fidelidad a su señor natural hasta que le alcanzó la muerte en el alcázar
madrileño, sin que se hubiese querido pronunciar sobre la sucesión en la Corona
de Castilla, y hubiese nombrado para ello una Junta de Nobles a la que
encomendó el dictamen sobre dicha sucesión (no conviene olvidar que dicha Junta
estaba constituida por el marqués de Santillana, el condestable de Castilla, el
marqués de Villena, el duque de Arévalo y el conde de Benavente, además del
propio Cardenal Mendoza), que no esperó Isabel, puesto que tras los funerales
de su hermano se hizo proclamar reina de Castilla (Segovia, 13 de diciembre),
enviando tres días más tarde carta a todos los concejos con representación en
Cortes, entre los que encontraba el de Guadalajara: “Por que vos mando que, aviendo consideración a lo susodicho, luego que
esta mi carta vierdes, alçedes pendones por mi, reconosçiéndome por vuestra
reyna e señora natural e al muy alto e muy poderoso prínçipe, el rey don
Fernando, mi señor, conmo mi legítimo marido, con las solebnidades en tal caso
acostunbradas”.
Del mismo modo el Cardenal Mendoza, prestará
juramento de fidelidad a la misma reina y será el dirigente de la nobleza
partidaria de la “solución castellana”, además de consolidarse como canciller
del Reino ayudando al bando isabelino en la Guerra de Sucesión, al igual que
sucedió en la batalla de Toro. También fue importante la intervención del
Mendoza en las negociaciones de paz con Francia, y muy especialmente en las
Guerras de Granada.
B. La documentación del
Archivo Municipal de Guadalajara:
1. Confirmación de
privilegios a la ciudad de Guadalajara, concretamente el privilegio otorgado
por la reina en Segovia el 19 de enero de 1475, mediante el que confirma al
concejo de Guadalajara todos sus privilegios, buenos usos, costumbres y
exenciones que ya tenían de anteriores reyes de Castilla, lo cual indicaba que
dicho concejo había prestado el juramento de obediencia a la nueva reina.
También se publica el documento con el que se
convoca a Cortes a los representantes (dos procuradores) de Guadalajara, donde
quiera que la Corte se encontrara en la primavera del año siguiente (Madrigal
de las Altas Torres), con el fin de jurar como heredera de la Corona a la
infanta Isabel y remediar el estado del Reino.
2. Privilegio de las ferias
de la villa de Tendilla, considerando que ya venía disfrutando de dos ferias
con exención desde tiempo antiguo, confirmadas por Juan II.
3. Informaciones sobre la
oligarquía urbana y clases privilegiadas: así las rentas que en Guadalajara
gozaba don Lorenzo Suárez de Figueroa; los bienes que constan en el testamento
de Alfonso de Carrión; las rentas de Diego García de Guadalajara, secretario
del Consejo Real, regidor de la Ciudad y representante del concejo en las
Cortes de Madrigal; los señoríos de la tierra de Guadalajara de Álvaro Gómez de
Ciudad Real y, muy interesante, el durísimo juicio que de este personaje hace
el cronista Diego Enriquez del Castillo: “...
así fue de baxa sangre, que de su linaje no conviene hazer memoria, este
después que el rrey lo hizo su secretario, confió del quanto de ningund
secretario se pudo hazer mayor confiança, hízole señor de Maqueda, ganó tanto
con el favor de la secretaría que pudo mercar a San Silvestre e a Torrejón de
Velasco, estava rrico, prosperado e puesto ençima de mucha onrra, mas como sus
meresçimientos heran pocos, los defectos muchos, huyó dél la lealtade halló
cabida la trayçión, en tal manera que, no acordándose de quién e era, ni de las
merçedes rresçibidas, pospuso el temor de Dios e la vergüença de las gentes
para destruyr al rrey”.
4. Ordenanzas (como las del
monte de Santorcaz) y vecindades.
5. Censos, de distintos
tipos: eclesiásticos, del concejo de Guadalajara -a aquellos vecinos de los
lugares de la tierra que habían roturado parte de los comunes del concejo y los
habían puesto en cultivo, tras haber sido restituidos por Luis González de
Sepulveda, pesquisidor, y por Juan de Alcalá, ejecutor, nombrados por los Reyes
Católicos- y de particulares).
6. Ocupaciones de términos
(proceso de ocupación de los comunes de la ciudad de Guadalajara, por aumento
de la población).
C. Normas de la presente
edición, que siguen los criterios expuestos por la Comisión Internationale de Diplomatique,
Normes internationales pour l’edition des documents médiévaux, publicados en Folia Caeraraugustana. I: Diplomática e
Sigilographica, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1984, páginas
19-64.
El grueso del trabajo se dedica a la transcripción
de los sesenta y dos documentos más interesantes, páginas 1 a 340, desde el
primer documento:
Carta de pago otorgada por Pedro Sánchez de Rueda, clérigo de
Guadalajara, a favor de su hermano Francisco López de Buendía, de haber
recibido 1 gallina y 50 maravedís, como pago del censo anual de una casa que
tenía del cabildo de los clérigos de la ciudad de Guadalajara,
hasta el último:
Relación de las sentencias que adjudicaban los términos que habían sido
ocupados a la ciudad de Guadalajara y que se tenían que ejecutar,
pasando por la
Concordia entre los escuderos y los hombres buenos del concejo de
Taracena sobre la utilización y aprovechamiento de la dehesa de La Cuesta;
la
Confirmación por la reina Isabel la Católica de todos los privilegios,
fueros, buenos usos y costumbres de la ciudad de Guadalajara;
o la
Carta de innovación de censo perpetuo otorgada por el monasterio de
Santa Clara de Guadalajara a favor de don Samuel de Ariza (Simuel de Hariza,
boticario), judío, hijo de Abraham de
Ariza (Habraym o Abraym de Hariza, boticario), de una casa tienda en la colación de San Gil en la Plaza de las
Carnicerías de Guadalajara por 200 maravedís al año. Contiene el documento la
carta de procuración otorgada por la abadesa y monjas del monasterio de Santa
Clara a favor de Diego Fernández de Hita, vecino de Guadalajara, otorgada en
Guadalajara el 14 de marzo de 1420, y la carta de censo primitiva que otorgó la
abadesa y monjas del Monasterio a favor
de Abraham de Ariza, judío, vecino de Guadalajara, con fecha Guadalajara, 11 de
diciembre de 1427;
etcétera, que hemos traslado a modo de ejemplo con
el fin de poder observar, tan sólo con estos cinco regestos, la importancia que
dichos documentos tienen para el conocimiento de la sociedad del momento, formas
jurídicas, nombres de elementos urbanos (iglesias y conventos, calles y plazas,
términos municipales, y tantos otros más, que servirían para llevar a cabo un
amplio estudio de toponimia menor), profesiones, clases sociales, religiones, y
tantos otros aspectos que, en gran parte, han servido para la confección de los
utilísimos índices que se insertan al final de la documentación: onomástico y
toponímico que, sin duda, contribuyen a un más fácil manejo del presente
volumen, sencillo ya de por sí y que lo convierten en un imprescindible “libro
herramienta”, de esos que dejan huella por el valor de su contenido.
Un libro que pudo llevarse a buen fin gracias al
esfuerzo y la unión de la Universidad de Alcalá (Servicio de Publicaciones),
del Centro Internacional de Estudios Históricos Cisneros, la Diputación de
Guadalajara y el Ayuntamiento de Alcalá de Henares, con el asesoramiento de
Bornova A.T.C.
Y un claro ejemplo a seguir.
Muy interesante todo lo que esté Artículo Ofrece para Llegar al Alcanze de las masas y así facilitar La información Gracias ^<^
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