Fuentelsaz cuajado de arte
Marco Martínez, Juan Antonio: Fuentelsaz, arte y religiosidad. AACHE Ediciones. Guadalajara, 2011. 17 x 24 cms. 170 páginas, ilustraciones.
Un estudio perfecto, así puede declararse la primera impresión al ojear y luego leer este libro. Una tarea de historiador concienzudo, perfeccionista, completo. A lo largo de los años, desde que en 1974 fue párroco de su iglesia, Juan Antonio Marco ha ido acopiando noticias, transcribiendo documentos y aunando las informaciones conseguidas hasta tejer esta obra en la que nada escapa a su observación. Queda prendida de sus páginas la memoria completa de cuanto en el aspecto religioso cristiano ha sido este lugar del remoto Señorío de Molina, en la raya de Aragón: la villa de Fuentelsaz.
La obra está muy bien dispuesta y razonablemente organizada. Comienza con un análisis estilístico de la iglesia parroquial, localizando sus restos medievales (fue románica, y aún quedan algunos detalles en forma de canecillos y restos de capiteles) pero luego rehecha por completo en el siglo XVII con reformas posteriores. En el segundo capítulo el autor se entretiene hasta la exhaustividad en el análisis de los retablos que contiene, y que maravillan a cualquiera que los contmeple. La zona molinesa sufrió poco los desmanes destructivos de la persecución religiosa de 1936, y es por eso que muchas iglesias del Señorío han quedado repletas de los retablos y las obras de arte que acumularon durante siglos. Aquí se estudian y describen todos ellos, y se aporta documentación de sus autores, pintores, escultores y doradores.
En el tercer capítulo, el autor deja paso a Natividad Esteban quien se encarga de analizar los elementos de orfebrería artística antigua que también existen. Luego es Marcos Martínez quien da las referencias completas y describe el órgano parroquial, y luego ya pasa a describir y contarnos mil y una anécdotas en torno a las cuatro ermitas de Fuentelsaz, dedicadas respectivamente a San Miguel, Nuestra Señora de las Angustias, Santa Bárbara y San Roque.
Una vez analizado el arte de la villa molinesa, con una precisión y rigor poco comunes, y todo ello acompañado de una estupenda colección de imágenes de gran calidad, a página completa, se dedica al estudio de la religiosidad del pueblo, tema que se centra en la memoria de sus cofradías, que fueron seis, de sus fundaciones benéficas (el hospital, la Cámara de Misericordia y los Alimentos para Estudiantes) ejemplo de solidaridad en el mundo rural antiguo desde una perspectiva cristiana, pasando luego al examen del Colegio de Teólogos de San Martín, de la Universidad de Sigüenza, que fue fundado y mantenido por el canónigo Juan Domínguez, natural de Fuentelsaz.
Además de la figura del “Sacristán y Maestro de Niños”, figura clásica donde las haya que se ocupó de los aspectos educacionales de la juventud del pueblo en siglos antiguos, el autor nos da una estupenda referencia de los personajes naturales de Fuentelsaz que alcanzaron grados de importancia en la carrera eclesiástica. Fueron numerosos, y de ellos ha quedado memoria, entre otros aspectos, en los “víctores” que se pusieron en la fachada de la iglesia parroquial. Víctores al estilo clásico, con el nombre y los cargos de los sujetos que se exaltan. Hay varios obispos, un cardenal, profesores, canónigos, fundadores de capellanías, y, en el plano civil, un músico, un escultor y un maestro de obras. Solo con ese capítulo, se da la verdadera dimensión de lo que fue Fuentelsaz en siglos pasados, un hervidero de cultura, de competitividad y emulación para salir de aquella lejanía y trazarse un porvenir seguro.
Libro pulcro, bien escrito, y perfectamente organizado, que nos entrega un montón de información sobre Fuentelsaz y el Señorío molinés. Un libro que se merece un aplauso, lo mismo que el autor, Juan Antonio Marco Martínez, canónigo seguntino y con un amplio bagaje de publicaciones y estudios históricos.
Marco Martínez, Juan Antonio: Fuentelsaz, arte y religiosidad. AACHE Ediciones. Guadalajara, 2011. 17 x 24 cms. 170 páginas, ilustraciones.
Un estudio perfecto, así puede declararse la primera impresión al ojear y luego leer este libro. Una tarea de historiador concienzudo, perfeccionista, completo. A lo largo de los años, desde que en 1974 fue párroco de su iglesia, Juan Antonio Marco ha ido acopiando noticias, transcribiendo documentos y aunando las informaciones conseguidas hasta tejer esta obra en la que nada escapa a su observación. Queda prendida de sus páginas la memoria completa de cuanto en el aspecto religioso cristiano ha sido este lugar del remoto Señorío de Molina, en la raya de Aragón: la villa de Fuentelsaz.
La obra está muy bien dispuesta y razonablemente organizada. Comienza con un análisis estilístico de la iglesia parroquial, localizando sus restos medievales (fue románica, y aún quedan algunos detalles en forma de canecillos y restos de capiteles) pero luego rehecha por completo en el siglo XVII con reformas posteriores. En el segundo capítulo el autor se entretiene hasta la exhaustividad en el análisis de los retablos que contiene, y que maravillan a cualquiera que los contmeple. La zona molinesa sufrió poco los desmanes destructivos de la persecución religiosa de 1936, y es por eso que muchas iglesias del Señorío han quedado repletas de los retablos y las obras de arte que acumularon durante siglos. Aquí se estudian y describen todos ellos, y se aporta documentación de sus autores, pintores, escultores y doradores.
En el tercer capítulo, el autor deja paso a Natividad Esteban quien se encarga de analizar los elementos de orfebrería artística antigua que también existen. Luego es Marcos Martínez quien da las referencias completas y describe el órgano parroquial, y luego ya pasa a describir y contarnos mil y una anécdotas en torno a las cuatro ermitas de Fuentelsaz, dedicadas respectivamente a San Miguel, Nuestra Señora de las Angustias, Santa Bárbara y San Roque.
Una vez analizado el arte de la villa molinesa, con una precisión y rigor poco comunes, y todo ello acompañado de una estupenda colección de imágenes de gran calidad, a página completa, se dedica al estudio de la religiosidad del pueblo, tema que se centra en la memoria de sus cofradías, que fueron seis, de sus fundaciones benéficas (el hospital, la Cámara de Misericordia y los Alimentos para Estudiantes) ejemplo de solidaridad en el mundo rural antiguo desde una perspectiva cristiana, pasando luego al examen del Colegio de Teólogos de San Martín, de la Universidad de Sigüenza, que fue fundado y mantenido por el canónigo Juan Domínguez, natural de Fuentelsaz.
Además de la figura del “Sacristán y Maestro de Niños”, figura clásica donde las haya que se ocupó de los aspectos educacionales de la juventud del pueblo en siglos antiguos, el autor nos da una estupenda referencia de los personajes naturales de Fuentelsaz que alcanzaron grados de importancia en la carrera eclesiástica. Fueron numerosos, y de ellos ha quedado memoria, entre otros aspectos, en los “víctores” que se pusieron en la fachada de la iglesia parroquial. Víctores al estilo clásico, con el nombre y los cargos de los sujetos que se exaltan. Hay varios obispos, un cardenal, profesores, canónigos, fundadores de capellanías, y, en el plano civil, un músico, un escultor y un maestro de obras. Solo con ese capítulo, se da la verdadera dimensión de lo que fue Fuentelsaz en siglos pasados, un hervidero de cultura, de competitividad y emulación para salir de aquella lejanía y trazarse un porvenir seguro.
Libro pulcro, bien escrito, y perfectamente organizado, que nos entrega un montón de información sobre Fuentelsaz y el Señorío molinés. Un libro que se merece un aplauso, lo mismo que el autor, Juan Antonio Marco Martínez, canónigo seguntino y con un amplio bagaje de publicaciones y estudios históricos.
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