jueves, 8 de julio de 2010

Por tierras de Guadalajara y Soria




Viaje por Tierras Remotas


VELA, Fidel, Por tierras de Guadalajara y Soria. De Sigüenza a Gormaz, Madrid, Cultivalibros (Colección Cultiva, núm. 127), Abril 2010, 214 pp. Prólogo de José Esteban.

Antes de emprender la lectura de este libro de viajes es necesario tener presente la nota que lo precede y que indica al lector que fue escrito en el, ya lejano, mes de agosto de 1957, es decir, poco más de medio siglo. Ello entraña numerosos cambios en la forma de ser y de vivir de las gentes de los pueblos que recorrió nuestro caminante, que es la palabra que utiliza su autor, en presente, a lo largo de toda la narración.
No cabe duda que en aquellas fechas, por aquellos años, aún estaba presente en las mentes lectoras el Viaje a la Alcarria de C.J.C. y, por ello, creo que es mucha la influencia que se advierte en el presente libro, que, salvando lo dicho, o a pasar de ello, es de agradable y amena lectura.
En realidad, el camino que se realiza por tierras alcarreñas es muy corto, -apenas va de Sigüenza a Atienza, estancia en dicha localidad y salida para Barcones, ya en tierras sorianas- aunque entretenido.
Me han llamado la atención los aspectos que podríamos considerar como etnográficos y, entre ellos, la conversación que el caminante entabla con las dos mujeres y el hombre de Palazuelos, sobre su Santo Niño, defensor del campo contra el pedrisco, en comparación con la dejadez de otros "santitos" de pueblos cercanos, que apenas si tienen poder para aplacar las nubes. Gran carga de sociocentrismo que también queda patente en otros capítulos.
El lector, en este caso concreto quien ahora comenta este libro aunque sea un tanto sucintamente, que ya conoce ese camino -el recorrido que hizo el caminante- piensa en los sucesos que van transcurriendo a lo largo del viaje. Unos son graciosos y divertidos, otros algo entristecedores, puesto que en muchos casos el autor, o sea, el caminante, no sale muy bien parado que digamos.
Gentes adustas y famélicas de aquellos años secos, de fotografía amarillenta y rancia hoy, donde en las tabernas se bautizaba el vino para sacar unas cuantas "perrejas" más; donde se le negaba el pan y sal al transeunte; pueblos tristes y oscuros... pero tambien gentes amables que acompañan al caminante, siempre preguntándole a donde va, chumeteando; mujeres amorosamente amorosas, maestros monótonos y listillos, sabihondos, como tantos otros que se sintieron poseedores del conocimiento y la sabiduría, de voz ampulosa, vana, y al fin huera, y niños con mala leche en contraste con esos otros educados y amables que señalan al viajero la casa donde poder alojarse y descabezar un sueño reparador.
Aparece también a lo largo de las páginas de este libro una curiosa fauna de transportistas (autobuses y camiones), ciclistas, guardabosques y taberneros y alguna que otra tabernera... y muchas viejas de solemnidad, poco diente y peor humor. Mujeres entrometidas que "pasan" del caminante y lo mandan a freir espárragos. Alcaldes con hijos jóvenes que van a comer con los amigos a la cabeza de la comarca y beben el vino que le sobró al caminante y que este, gustosamente, les ofrece.
Está el lector ante el retrato de una sociedad que ha sufrido un gigantesco cambio.
Creo que este libro es interesante por eso precisamente, por buscar -ahora, en este presente actual- el contrapunto entre el ayer y el hoy, aparentemente tan iguales en muchos aspectos, pero tan diferentes si se miran con lupa.
Lo de "afortunadamente" que lo ponga el lector según sus gustos y preferencias.

J. R. López de los Mozos

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión sobre este libro nos interesa. Escríbela aquí.