La tarde de primavera, -algo turbio el cielo, pero oloroso el aire-, deja ver en los últimos momentos de sol un edificio que, allá a lo lejos, brilla como una estrella derrotada, como un artilugio de penas y generosidad en decadencia. Parece que todo él es un agujero, un bloque de piedra comido de los ratones o de los astrales caballos. Quizás sufrió la paliza de los dioses, o el desprecio de los hombres. Es un castillo, un lugar donde algún poderoso quiso poner la señal indudable de su título, de su gloria, de su ansia de eternidad. Un espacio construido con dolor, que vivió instantes de felicidad (la felicidad no dura, nunca, más que un instante) y sirvió de refugio ante un ataque inesperado. Es un lugar, en todo caso, que hoy memora siglos pasados, gentes idas, y nos entrega una estampa, viva y tangible, de la Edad Media.
De estos castillos, numerosos y bellos, altivos y brillantes, que se reparten como una escarcha por todo nuestro pais (que, además, se llama Castilla) hay espléndidos ejemplares por la Tierra de Madrid. La que hoy se llama oficialmente Comunidad de Madrid, y que es un espacio geográfico, en el centro de la Península Ibérica, que centrada por la capital de España se extienden a lo largo de algunos valles estrechos que bajan desde la sierra central (el Guadarrama, el Manzanares, el Tajuña, el Jarama…) tiene en su haber una abultada nómina de castillos. Algunos de ellos son palacios exquisitos, como el de Manzanares el Real, donde está condensada la galanura del linaje de Mendoza. Otros son simples torreones vigías como el de Arrebatacapas junto a Torrelagauna. Otros son la esencia recordada de ciudades amuralladas, valientes Burgos de medieval fuerza, como Alcalá de Henares, o Talamanca. Y otros son memoria solamente, de largos siglos poderosos, como el que fuera alcázar de Madrid, lugar donde vivió la corte más poderosa del mundo, en el siglo XVI, y que hoy desaparecido, por un incendio, se ha rehecho en un Palacio Real que solo sirve de museo.
De esos Castillos de la Tierra de Madrid han escrito un espléndido libro los profesores José Luis García de Paz y Antonio Herrera Casado. Uno es maestro de Química Física, y el otro de Otorrinolaringología, pero ambos han demostrado, a lo largo de los últimos años, que saben mirar el mundo y las cosas que le pueblan, con la mirada honda de los verdaderos humanistas. En esta ocasión, se han mancomunado para viajar por los valles de Madrid, junto a sus mínimos ríos, bajando todos hacia el Tajo, y han escalado los cerros en los que se alzan, -casi siempre en ruinas venerables- los castillos que fraguaron su historia. De ellos han reunido algunas noticias verdaderas, han buscado o realizado planos, y han sacado fotografías para con todo ello hacer un relato cierto y sencillo que ofrecen al lector adornado de imágenes. Planos, trazos, bibliografía e índices añaden a este libro la utilidad de una guía que se hace imprescindible para con ella en la mano viajar a lo ancho y a lo largo de la Tierra de Madrid. Más datos sobre este libro. Más datos sobre los autores: García de Paz, Herrera Casado.
De estos castillos, numerosos y bellos, altivos y brillantes, que se reparten como una escarcha por todo nuestro pais (que, además, se llama Castilla) hay espléndidos ejemplares por la Tierra de Madrid. La que hoy se llama oficialmente Comunidad de Madrid, y que es un espacio geográfico, en el centro de la Península Ibérica, que centrada por la capital de España se extienden a lo largo de algunos valles estrechos que bajan desde la sierra central (el Guadarrama, el Manzanares, el Tajuña, el Jarama…) tiene en su haber una abultada nómina de castillos. Algunos de ellos son palacios exquisitos, como el de Manzanares el Real, donde está condensada la galanura del linaje de Mendoza. Otros son simples torreones vigías como el de Arrebatacapas junto a Torrelagauna. Otros son la esencia recordada de ciudades amuralladas, valientes Burgos de medieval fuerza, como Alcalá de Henares, o Talamanca. Y otros son memoria solamente, de largos siglos poderosos, como el que fuera alcázar de Madrid, lugar donde vivió la corte más poderosa del mundo, en el siglo XVI, y que hoy desaparecido, por un incendio, se ha rehecho en un Palacio Real que solo sirve de museo.
De esos Castillos de la Tierra de Madrid han escrito un espléndido libro los profesores José Luis García de Paz y Antonio Herrera Casado. Uno es maestro de Química Física, y el otro de Otorrinolaringología, pero ambos han demostrado, a lo largo de los últimos años, que saben mirar el mundo y las cosas que le pueblan, con la mirada honda de los verdaderos humanistas. En esta ocasión, se han mancomunado para viajar por los valles de Madrid, junto a sus mínimos ríos, bajando todos hacia el Tajo, y han escalado los cerros en los que se alzan, -casi siempre en ruinas venerables- los castillos que fraguaron su historia. De ellos han reunido algunas noticias verdaderas, han buscado o realizado planos, y han sacado fotografías para con todo ello hacer un relato cierto y sencillo que ofrecen al lector adornado de imágenes. Planos, trazos, bibliografía e índices añaden a este libro la utilidad de una guía que se hace imprescindible para con ella en la mano viajar a lo ancho y a lo largo de la Tierra de Madrid. Más datos sobre este libro. Más datos sobre los autores: García de Paz, Herrera Casado.
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