BERLANGA, Andrés: “Sucesos”. Editorial Amarú (Salamanca),
colección Mar Adentro. 2013.118 páginas.
Después de 30 años de silencio, el escritor molinés Andrés Berlanga nos entrega su luz en unas páginas. Su forma magistral de ver la vida,
sus limpias frases definiendo el raro mundo que le rodea. El autor de aquella “Gaznápira”
de la que dijo Pere Gimferrer que “nunca creí que con materiales de derribo se
pudiera levantar una catedral literaria”. Reeditada muchas veces, fue el
preludio de un largo silencio del autor, posiblemente sometido a las urgencias
diarias del trabajo alienante. Pero ahora que le ha llegado la edad feliz de la
jubilación, Berlanga prueba con este libro que su mente ha seguido
perfectamente conservada, y que su inteligencia es capaz de ver el mundo con
agudeza, de forma reveladora, y nos lo muestra.
Es un curioso libro de relatos este “Sucesos”. Porque son 52
expresiones, cada una de un folio de extensión, en las que se retrata la
sociedad (a veces la suciedad) española actual, tomada con las yemas de los
dedos, y volcadas en el papel con una expresión serena, contenidamente irónica,
y siempre con el tiro certero de la sorpresa. No en vano la cubierta del libro,
intensamente negra, nos muestra un revólver que viene a significar el tiro
repetido que supone cada relato.
Andrés Berlanga, nacido en Labros hace poco más de setenta
años, ha tenido la oportunidad de recorrer de punta a cabo la España (física y
mental) de la posguerra, la transición y la democracia. Y en estas páginas
demuestra, muy veladamente, que nada ha cambiado en todo este tiempo. Los “sucesos”
de cada día tienen por protagonistas a los mismos de siempre: amas de casa,
policías, políticos y ahora algún emigrante. Oficinistas y carteros
(debidamente nombrados como “técnicos de la administración central y periférica”
y “auxiliares técnicos de clasificación y reparto”) ven desfilar ante sus
narices a los nuevos ricos y los deportistas de élite, los traficantes de droga
y los médicos de urgencias. Un mosaico polipinto de gentes y situaciones que,
expuesto con la brevedad periodística y la justeza de la sabiduría auténtica,
nos dejan en cada relato con la boca abierta y el ánimo confortado. Tanta gente
rara nos confirma, en fin, que nosotros somos “normales”. Y esta es la
enseñanza.
Hay que agradecer a Andrés Berlanga que se haya animado a
escribir este libro que titula “Sucesos”. Y hay que animarle a que siga dándole
al magín, sentándose cada mañana un par de horas ante la cuartilla (o el
ordenador) y dándonos de su sabia mano estas sugerencias o páginas certeras del
manual de la vida. Porque nos hace falta.
A. H.C.
Manos amigas y buscadores avezados me han llevado a tu precioso, exagerado y tan cariñoso comentario sobre Sucesos. ¡Que más quisiera uno que respondiera a la mitad de lo que dices!
ResponderEliminarMe apetecía -dicho en términos de tu oficio- hacer una radiografía o más bien una resonancia magnética, que aparentemente no dijera mucho pero que al trasluz -como tú apuntas- buceara en una sociedad como la nuestra, creo que cada vez más mostrenca. El reto de la extensión de un folio, que se basaran en hechos reales, a veces banales pero sintomáticos, el no tener ninguna exigencia (ni editorial, literaria, económica, de prisas o de 'fama'), el plantearlos como relatos literarios, casi antiperiodísticos porque la sorpresa llega al final... todo eso me ha entretenido, divertido y aliviado de ataduras una vez -como también tu señalas- entrado en la jubilación ociosa. Me halaga mucho que hables de mi ironía y de esa forma de ver la vida. Probablemente ese 'por fin...! sea más bien el fin. Quien sabe.
Aunque soy poco amigo de excursionear por la red, miraré tus 'libros de Guadalajara' siempre que pueda.