José Luis García de Paz , 3
de abril de 2005.
Los Pairones son
unas pequeñas y austeras columnas que encontramos en algunos lugares del
Señorío de Molina de Aragón y zonas cercanas. Principalmente están en los
cruces de caminos o en las entradas a lugares, rara vez en el interior urbano.
No tienen nada que ver con los rollos o picotas, salvo que están protegidos por
la ley del 14 de marzo de 1963, decreto 571/1963 que protege los llamados monumentos menores como escudos
señoriales, cruces, fuentes, picotas, pairones, etc. con mas de 100 años de
antigüedad. Obliga a poner en conocimiento de las autoridades cualquier
infracción a esta ley y hace a los propietarios y a los Ayuntamientos los
primeros responsables de la vigilancia y cumplimiento de la norma. Todos los
monumentos menores están protegidos también por ley 13/1985 de 25 de junio que
define el "Patrimonio Histórico
Español".
Como todos sabemos, es difícil el cumplimiento efectivo de
estas leyes, no siempre por la mala voluntad, sino por falta de recursos. El
señorío de Molina, es actualmente una región muy despoblada, con una densidad
de población comparable a la de Siberia.
Los pairones se encuentran en la tradición de las ermitas,
humilladeros, cruces y lugares de culto que aparecen en muchos lugares de la
península ibérica. Son uno de los símbolos más emblemáticos del ahora casi
despoblado Señorío de Molina de Aragón y anuncian la cercanía a lugares
poblados. Todos los pairones tienen referencias religiosas a la Virgen, los
Santos o a las Ánimas Benditas, para que no desamparen a campesinos y
caminantes. Están relacionados con los mojones, los "cruceiros"
gallegos, los "santucos" santanderinos, los humilladeros y,
especialmente, con los cercanos "peirones" aragoneses. Son, pues,
monumentos eminentemente de carácter popular.
El nombre quizá derive del latín pariete (pared) o del griego peiron
(límite). Puede ser de piedra, de sillería o incluso de ladrillo. Algunos
piensan que se originen a partir de las señales viarias romanas (como los miliarios) que tras la cristianización
fueran puestos bajo la protección de la Virgen, algún santo o las ánimas del
Purgatorio. Otra posibilidad es que su origen fueran las piedras que los
viajeros arrojaban en honor a Mercurio, dios de los caminantes y el comercio,
formando pequeños montones, en solicitud de protección. En todo caso es claro
su significado místico y, según algunos, esotérico. En los pairones actuales es
obvio su significado religioso, al haber 89 de ellos (el 55%) tienen una
hornacina para imágenes religiosas, aunque sólo 26 tienen una imagen
protectora. 37 pairones se hicieron por devoción popular. En algunos lugares se
han usado como Cruces de Mayo. Por todo ello López de los Mozos les asigna en
total tres significados: religioso como protección, representador de la
resurrección primaveral (cristianizada en la Resurrección de Cristo) y como
lindero, tanto como límite como orientador.
El origen de los actuales pairones quizá se relacione con
los humilladeros (representando el culto cristiano) levantados en la zona tras
la reconquista por Alfonso I el Batallador de Aragón en el siglo XII.
Cruces y otras señales indicaban que los pobladores del lugar pertenecían a la
fe cristiana. En su construcción es posible que se reutilizaran monumentos
anteriores, pero lo que es claro es que los actuales pairones son obra de
albañiles o artesanos locales, sin pretensiones arquitectónicas. El pairón
"de las Ánimas" de Embid data de 1623. Quedan algunos pocos datados en
el siglo XVIII (nueve entre 1742 y 1757) y, menos aún, que pudieron edificarse
con anterioridad. La mayoría son del siglo XIX (12 entre 1844 y 1861) y
principios del XX (15 entre 1890 y 1910), y alguno se ha levantado, en acción
de gracias, hace escasos años. Al menos dos son de construcción moderna sobre
los restos de otras anteriores, como el "de la Virgen de El Carmen"
en Embid, levantado en 1997 dónde estuvo un pairón de 1490, o el "de San
Pascual" en Fuentelsaz, levantado en 1982 dónde hubo uno destruido en 1969
al mejorar un camino. El "de la Virgen del Pilar" de Tortuera lo tiró
un camión en 1983 pero se pudo reconstruir. Hay 57 de piedra arenisca, 41 de
piedra calcárea, 11 de piedra y cal y canto, y el resto de otros materiales de
baja calidad.
Arquitectónicamente constan de una grada con basa sobre la
que se eleva una columna (fuste), unas veces monolítico y otras con varios
sillares, a veces de frontal ondulado pero otras liso. Sobre el fuste puede
haber una cornisa sobre la que se encuentra la parte más importante del pairón
al contener la hornacina con la imagen de la advocación correspondiente, a
veces solo dibujada en un azulejo y algunas veces tras una reja protectora.
Encima puede haber otra cornisa menor acabando con una pirámide truncada o un
"cimacio". En 116 de ellos, o hay encima una encima una cruz de
hierro, o hay evidencia de que la tuvieron. Su altura media es de tres metros y
medio, los hay menores y alguno llega a los seis metros.
El primer libro dedicado exhaustivamente a los pairones de
Guadalajara fue escrito por José Ramón
López de los Mozos, titulado "Pairones del Señorío de Molina",
editado por la Obra Social de Ibercaja, Zaragoza (1996). En esta publicación se
recoge un censo de 108 pairones distribuidos uno en la propia Molina de Aragón,
65 en la Sexma del Campo, 25 en la Sexma del Pedregal, 6 en la Sexma del
Sabinar, 6 en la Sexma de la Sierra y 5 en el antiguo ducado de Medinaceli. En
este estudio se indica que hay pairones en Molina de Aragón, Amayas (3),
Campillo de Dueñas (5), Cillas (2), Concha, Cubillejo de la Sierra (2),
Cubillejo del Sitio (2), Embid (3, el dedicado a la Virgen de la Soledad es el
que aparece en la foto que ilustra este texto), Estables, Fuentelsaz (5),
Hinojosa (3), Labros (5, ahora 6), Milmarcos (6), Mochales (5), Pardos (2),
Rueda de la Sierra (2), Tartanedo (2), Torrubia (4), Tortuera (4), Villel de
Mesa (3), La Yunta (4), Anchuela del Pedregal (2), Castellas de Mesa, Hombrados
(2), Morenilla (2), Novella, El Pedregal (4, ahora 5), El Pobo de Dueñas, Prados
Redondos, Setiles, Tordellego (3), Tordesillos (7, ahora 11, el lugar con más
pairones), Aragoncillo, Herrería, Lebrancón, Rillo de Gallo, Taravilla (2),
Alustante, Motos (4), Orea, Balbacil (3) y Codes (2). A todos ellos añadiremos,
anecdóticamente, el pairón conmemorativo situado en Madrid en la confluencia de
las calles de María de Molina y Serrano.
Gracias a una ayuda europea, Jesús de los Reyes Martínez Herranz estudió en los últimos años del
siglo XX los pairones molineses, y ha publicado recientemente un magnífico
estudio titulado "Cruces y Pairones en el Señorío de Molina", cuya
segunda edición ha sido editada por Caja de Guadalajara a finales de 2004. Hay
una ficha descriptiva de cada uno, con foto, planta y alzada. El autor
encuentra 117 pairones, el último de los cuales aparece como addenda al final
del libro (llamado "del canónigo", levantado en 1940 en Torrecuadrada
de Molina), lo cual da una idea de la dificultad de búsqueda de estos
elementos. Varios de los descritos son muy modernos, levantados a finales del
siglo XX y, pensamos, alguno más se levantará en acción de gracias. En las 88
localidades recorridas, el autor también da noticia de 165 cruces, un rollo en
Hinojosa y cuatro picotas desaparecidas (Torrecilla del Pinar y Cuevas Minadas
en la década de 1970, Peralejos de las Truchas, y Molina).
Este autor describe en la Sexma del Campo 67 pairones
distribuidos en 22 poblaciones (más 5 desaparecidos), en la Sexma del Pedregal
lo hace con 35 pairones en 14 poblaciones (sin pairones desaparecidos), en la
Sexma del Sabinar hay 6 pairones en 5 poblaciones (con dos más desaparecidos) y
en la Sexma de la Sierra habla de 9 pairones en 6 poblaciones (más uno
desaparecido). Desgraciadamente, de estos 117 pairones de diverso valor
artístico, ya ha sido destruido uno cuando se elaboraba el libro. En agosto de
2002 apareció en la prensa provincial la noticia de la desaparición en julio de
ese año del antiguo pairón "del Calvario" en Rillo de Gallo, cuya estructura había sido derruida, aparentemente,
por acción de maquinaria agrícola. Las piedras caídas fueron desapareciendo
poco apoco sin dejar rastro.
Los pairones de Codes (el que esta junto al cementerio),
Tartanedo (la llamada Cruz de canto) o Torrubia es bastante probable que en su
origen fueran una picota, cuyo uso ha sido cambiado posteriormente. Embid
("de las Ánimas", 1623), Cillas ("de la Virgen del Pilar",
1762), Cubillejo del Sitio ("de San Juan", 1761), Concha ("de
Carachilluentes", 1771), Hombrados ("de la Virgen del Pilar",
1746), Aragoncillos ("de Caramolina", 1751), Adobes ("de San
Antón", 1742) Pardos ("de Santa Bárbara", 1742), Torrubia
("pairón viejo", 1777, rehecho en 1861), Tortuera ("se San
Nicolás Tolentino", 1769, y "de San Simón y San Judas", 1762) y
La Yunta ("del Cristo del Guijarro", 1792) cuentan con los pairones
con fecha conocida más antigua.
El 52% de los pairones tienen inscripciones. De las más
bellas es la de un pairón en Establés, localidad al inicio del río Mesa,
rematado con una cruz y con la inscripción: "Cuando yo te conocí era un
niño y tú eras viejo. Ahora yo soy el viejo y tú el niño".
Indicaremos que entre los pairones molineses con advocación
mariana hay algunos a vírgenes del vecino Aragón, sobretodo a la Virgen del
Pilar (como por ejemplo en Amayas) o uno en Mochales dedicado a la Virgen de la
cercana localidad de Jaraba, a cuya ermita acudían en romería desde Milmarcos y
Fuentelsaz, y a cuya cofradía pertenecieron también vecinos de estas
localidades, Algar, Alconchel, Mochales, Amayas, Labros e Hinojosa.
Al estar situados en cruces de caminos (antiguos o actuales)
los pairones corren peligro de derribo tanto por el paso de maquinaria como por
la ampliación y mejora de estas vías de comunicación.
Pairones Aragoneses.
El visitante que desde el Señorío de Molina llegue a la
provincia de Zaragoza siguiendo los ríos Mesa o Piedra encontrará pairones en
muchos pueblos, todos con clara significación religiosa. Los naturales los
llaman unas veces "pairones" y otras "peirones". El más
notable de ellos que es el pairón de San Antón (1585) en Campillo de Aragón, al
final y en lo alto de la paramera molinesa, aunque en territorio aragonés.
Siguiendo el río Mesa y pasada la localidad de Algar, la primera población
aragonesa es Calmarza, dónde hay dos pequeños pairones en las dos antiguas
entradas al pueblo, el mejor está dedicado a la Virgen del Carmen. La siguiente
localidad río abajo es Jaraba,
famosa ahora por sus balnearios y antes por su virgen milagrosa, dónde hay tres
peirones dedicados a San Antón, hecho con ladrillo en la plaza principal y con
fuente debajo, San Vicente y Santa Agueda. Si continuamos se llega a Ibdes, con
dos peirones de ladrillo en las dos entradas a la localidad, y siguiendo ya
hacia el Monasterio de Piedra se llega a Nuévalos, con un peirón nuevo dedicado
a San Antonio. Desde allí, por la carretera hacia Calatayud, alcanzamos a ver
otro hecho en ladrillo a unos 2 km pasada la localidad de Munébrega.
Hay peirones en las localidades aragonesas de Codos, en
Arconchel y en Torrehermosa. Muchas poblaciones de los valles de los ríos Jalón
(con su afluente el Mesa) y Jiloca, y de las comarcas de Daroca y Calatayud
muestran bellos ejemplos de peirones.
Adenda 2009: D. Dionisio Vázquez, antiguo
habitante de Tobes (pueblo hoy abandonado y unido a la localidad de Sienes) nos
indica en febrero de 2009 que en esta localidad de Guadalajara, que no
perteneció al Señorío de Molina, se encuentran los restos de un pairón “entre
las confluencias de los caminos de Conquezuela y de Alboreca”.
Bibliografía Imprescindible.
José Ramón López de los Mozos "Pairones del Señorío de
Molina", Ibercaja, (1996).
Jesús de los Reyes Martínez Herranz "Cruces y Pairones
en el Señorío de Molina", segunda edición de la Caja de Guadalajara
(2004).
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