Alonso Núñez de Castro
Edición facsímil de la original de 1653.
Aache Ediciones
Guadalajara, 2003
440 páginas en tamaño de 22 x 30,5 cms.
Dos tintas (rojo y negro)
Encuadernación en tapa dura forrada de terciopelo burdeos
con marca en seco del escudo de la ciudad.
ISBN: 84-96236-03-X
PVP.: 50 Euros.
Quizás los facsímiles sean más un objeto de lujo y
coleccionismo, que de documento histórico. Pero también lo son, y por lo tanto,
cualquier libro que reproduzca facsimilarmente otro antiguo, es doblemente
valioso: porque sirve para acometer el estudio en profundidad de ese libro, y
porque sirve de adorno y elemento de prestigio.
En Guadalajara no se han hecho demasiados facsímiles. Aache
Ediciones, que lleva más de 30 años a la cabeza de las iniciativas editoriales
alcarreñas, ha puesto varios en las librerías. Fue el primero la “Crónica de laprovincia de Guadalajara” de José María Escudero de la Peña, una obra de 1569
en su formato original. También la “Antigüedad del Noble y Muy Leal Señorío deMolina”, de Diego Sánchez Portocarrero, en gran formato de la edición de 1641,
y algunos otros.
Pero fue sin duda la edición facsímil, en su tamaño de gran
holandesa, y en encuadernación de lujo con tapa dura forrada de terciopelo burdeos
y estampación en seco del escudo de la ciudad, de la “Historia Eclesiástica ySeglar de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Guadalaxara”, escrita y publicada
en 1653 por Alonso Núñez de Castro, Cronista Real, lo que marcó la cúspide de
su actividad editora.
En este libro se ilustra al lector con un estudio previo,
muy amplio, que corre a cargo del cronista provincial Herrera Casado, sobre el
autor y la obra. Se analiza cómo Núñez de Castro utiliza materiales previos
aportados por otros autores, historiadores originales de Guadalajara, como
Hernando Pecha y Francisco de Torres, copiándolos discretamente, pero en todo
caso aportando a su historia un tono muy profesional, aun dentro de la
corriente de falsos cronicones y aventuradas hipótesis sobre incierto orígenes
que todos practicaban.
Para cualquier que guste de leer esas anticuallas, y verlas
en su letra original, en su tamaño y estética pretérita, este libro es un lujo
y una oportunidad de adentrarse en la historia guadalajareña. Se habla aquí de
los inicios romanos y fenicios de nuestra ciudad, orígenes inventados y
fabulosos. Y aún muy de oídas trae los temas medievales. Sin embargo, los datos
que aporta a partir del siglo XV son absolutamente fidedignos, y en algunos casos
muestra elementos puntuales sabrosos y anecdóticos recogidos de primera mano:
los hospitales, las iglesias, las cofradías, las fiestas, los tipos famosos en
el siglo XVII, etc. Es un gran retablo de nuestra ciudad, en tiempos pasados,
enmarcado por un espectacular aparato editorial que no defrauda.
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