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Molina
Piñedo, Fr. Ramón, O.S.B: “Lasseñoras de Valfermoso”. Aache Ediciones. Guadalajara, 1996. Colección
“Scripta Academiae” nº 4. 512 páginas.
Es este un libro de historia, puro y duro. Una historia
completa, a lo largo de casi nueve siglos, en que nace, crece, se desarrolla y
permanece viva, una institución monasterial, como es la del Monasterio de San
Juan Bautista, de monjas benedictinas, de Valfermoso de las
Monjas en el valle del río Badiel, en la provincia de Guadalajara.
Fundado en 1186, por un matrimonio de nobles
atencinos, Juan Pascasio y doña Flambla, la carta de fundación, que aún se
conserva en el monasterio, está escrita en hermosa letra gótica sobre el
pergamino. Desde un principio fue puesto bajo el nombre de San Juan. Para poblarlo
trajeron a monjas francesas: doña Nobila de Perigord y doña Guiralda fueron las
primeras. Enseguida se procedió a construirlo físicamente, en los últimos años
del siglo XII, y se inauguró años después, en 1200, diciendo la primera misa el
día de San Juan Evangelista. Antes, en 1198, había sido aprobado por el rey de
Castilla, Alfonso VIII, en carta hecha en Atienza, y rubricada por todas las
altas jerarquías civiles y religiosas del reino. Todos estos documentos,
pulcros e íntegros, se conservan en el archivo monasterial.
El autor, acreditado historiador del benedictismo
peninsular, desde su celda del cenobio de Leyre, y con todos los documentos deValfermoso en la mano, construye de modo ejemplar esta historia, en la que
aparecen las minucias y las grandiosidades de un convento femenino.
Una de las anécdotas de la historia de este monasterio la
protagonizó el rey de España, Felipe IV, y su amante don Juana Calderón. Las
señoras abadesas, siempre plenas de virtud y celo protector a su comunidad
benedictina, fueron auténticas señoras feudales en los amplios territorios de
su influencia. Sin llegar a tener más señorío jurisdiccional que el del lugar
de Valfermoso, sus riquezas y poder se extendían a amplios lugares. Ocuparon el
cargo de abadesa mujeres pertenecientes a conocidas familias nobles de esta
tierra. Así, en 1555 era abadesa doña Juana de la Cerda, en 1588 doña Juana de
Heredia en 1644 doña Bartola de Saucedo. A mediados del siglo XVII ocupó el
cargo de abadesa en Valfermoso doña Juana Calderón, quien antes fuera famosa
actriz de comedias, amante del rey Felipe IV y madre de don Juan de Austria. De
ahí recibió el monasterio más favores, títulos y riquezas, y la leyenda de
misterios y pasiones tomó pedestal para alzarse sin freno.
En la Guerra Civil el convento fue saqueado, todo destruido
y las monjas dispersadas. Tras la contienda, se restauró, volvieron sus
habitantes y ha ido creciendo en ofrecimientos a la Comunidad, de tal modo que
hoy este monasterio de monjas benitas es un modelo de convivencia espiritual.
La historia que de esta casa ha construido fray Ramón Molina
Piñedo es perfecta, desde un punto de vista metodológico, y desde
luego una interesante secuencia a considerar, como parte clave de la historia
toda de la Alcarria en la que asienta.
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