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Cortés Arrese, Miguel
(editor) y colaboradores: “Arte en Castilla La Mancha”. 2 Tomos. Almud
Ediciones. Albacete, 2018. Tomo I (304 páginas), Tomo II (320 páginas). ISBN:
978-84-946676-8-8 y 978-84-948075-1-0. P.V.P.: 20 €. el tomo I, 20 €. el tomo
II.
Aunque hoy hablar de arte
puede parecer superfluo, con la de problemas socio-económicos a los que nos
enfrentamos, sí que es cierto que es un tema que por anejo a la esencia y a la
existencia humana, cabe poner cierto énfasis en ello. Ahí están las muestras de
arte contemporáneo, generando polémicas, o las cantidades de dinero que sigue
moviendo el arte.
Sin embargo, detrás de eso,
están los fundamentos propios de la creatividad, y las razones primigenias que
al hombre han movido a buscar la belleza en la materia que le rodea, a
construir, a pintar, a recitar y a concordar sonidos.
Este que comento ahora es un
libro (dividido en dos tomos, fundamentalmente por operatividad técnica, para
evitar un volumen demasiado aparatoso) que viene a recopilar la esencia del
arte físico (pintura, escultura, arquitectura) de un comunidad autónoma
española, de Castilla-La Mancha.
Dirigido por Miguel Cortés
Arrese, catedrático de Historia del Arte en la Universidad de Castilla-La
Mancha, y por lo tanto el más idóneo candidato a estar al frente de este
equipo, participan en el mismo una serie de estudiosos, todos ellos integrados
en la institución académica regional. El análisis del índice de estos dos
tomos, nos permite situarnos ante su intencionalidad. Es lo que hacemos a continuación.
Y el análisis de uno por uno de sus apartados, que aun dentro de una relativa
homogeneidad, fructifican de manera diversa en cada caso, nos posibilita
comprender el alcance y utilidad de la obra, que es en todo caso totalmente
positiva.
El primer capítulo está
dedicado por Silvia García al tema “De la Prehistoria a Roma” y en él se analiza de forma general
los inicios del arte en esta área peninsular, tanto las manifestaciones de la
expresión artístico-utilitaria de la época paleolítica, como de la figurativa del
mundo ibérico. El celtibérico queda más silenciado, y lo romano se trata
adecuadamente, para luego presentar a modo de monografías, la información
relativa a cuatro parques arqueológicos, como son los de Alarcos, Segóbriga,
Recópolis y Carranque, insistiendo en todos ellos (menos en el de Recópolis, en
el que se presenta de forma genérica la problemática actual de estos Parques)
en sus características histórico-artísticas.
El arte visigodo es tratado
por Salgado Pantoja con brevedad y hondura, y por este mismo autor se presenta
un estudio, que abarca 62 páginas del libro, del Arte Románico que por fuerza
se centra en las provincias de Cuenca y Guadalajara, especialmente en esta
última. Riguroso y medido, intenta analizar esta expresión -que es fundamentalmente
arquitectónica- del arte medieval, y por la complejidad del tema alcanza a
hacer un exhaustivo inventario de este mundo artístico tan pluriforme como es
el románico guadalajareño. En el que, al tratar de las decoraciones
escultóricas de sus fachadas, nos refiere como de interés la de “Nuestra Señora
del Peral”, ermita del XVII que dejó incluida una puerta románica con tallas,
en término de Budia. La fórmula expositiva
(que va respaldada por un perfecto conocimiento del tema y un lenguaje claro y
elegante) a veces no da para más que la enumeración de las piezas.
El arte andalusí y mudéjar
lo trata Miguel Cortés, con sabia contención, pues el tema es abundante, sobre
todo en el ámbito toledano. Al mudéjar de Guadalajara, tan desconocido y
maltratado, le dedica dos páginas y media, que son de agradecer.
El arte gótico corre a cargo
de Sonia Morales Cano, quien aquí ha de concentar sus muchos saberes, teniendo
por delante la “domus aeterna” de los prelados toledanos, los panteones regios,
o los cientos de castillos, ciudades amuralladas y toda la imaginería y pintura
que aquella época de la declinante Edad Media dejó sobre los pueblos y ciudades
de Castilla-La Mancha.
En el segundo tomo es Pedro
Miguel Ibáñez quien analiza en primer lugar el arte del Renacimiento,
comprimiéndolo en 44 páginas, y asombra cómo consigue en ese corto espacio
analizar con clarividencia lo que supone esta forma expresiva a lo largo de
cientos de ejemplos de los que también casi en modo inventario ha de tratar.
Miguel Cortés dedica luego
un capítulo especial y monográfico a la figura del artista Domenikos
Theotocópoulos, el Greco, que a pesar de no ser de la tierra, aquí, en Toledo,
arraigó y marcó una etapa espléndida del arte que hoy se asigna a nuestra
Región. Es realmente un artículo de 17 páginas que se lee fácil y nos centra
estupendamente la figura del cretense.
El arte barroco en
Castilla-La Mancha lo trata Fernando Gonzalez Moreno, muy adecuadamente, con su
parte de arquitectura, la de escultura, la de pintura y la azulejería y
cerámica. Lástima que no haya profundizado, por ejemplo, en la obra del
analista documental y tratadista de este estilo, Juan Antonio Marco Martínez,
quien avisa en sus escritos de la densidad barroca de los templos de la
diócesis de Sigüenza.
El arte de la Ilustración lo
trata correctamente Adolfo de Mingo Lorente, quien a la fuerza resume todo lo
que sabe sobre el tema, y es Silvia García Alcázar quien se encarga del
capítulo del arte del siglo XIX (entre la tradición y la novedad) con
ampliación a las primeras décadas del XX, por lo que aporta datos sobre la
arquitectura ecléctica y modernista, tomando a los edificios de Ayuntamientos,
Diputaciones y Mausoleos de la Nobleza como ejes de esta etapa constructiva,
sin olvidar citar a pintores y escultores de la época.
El último capítulo es
realmente singular, quizás (junto al del románico) lo mejor de la obra. Lo
firma José Rivero Serrano, y lo titula Tramas, temas, nombres, tipos, géneros:
arte de los siglos XX y XXI. En su inicio, apunta a lo que siempre que se habla
de “Castilla La Mancha” un historiador debe reconocer a priori. Que “Más allá
de la artificialidad de sus límites administrativos recientes, lo que queda
claro es la suma de unos territorios heterogéneos, que no ocultan la dualidad
de su designación y procedencia”. Con ello por delante, Rivero asume la tarea
compleja de analizar lo que artistas y pensadores, arquitectos e historiadores,
han sido capaces de hacer en los últimos cien años, primero separados, luego
juntos, conformando una estructura político-administrativa que en la mayoría de
los casos se ha demostrado artificial en punto a la valoración de las
surgencias artísticas.
Un gran libro, que se hace
obligado tener, leer, valorar, y guardar de archivo. Una estupenda pieza de
biblioteca a partir de la cual los autores (variados profesores y profesoras de
probado rigor), el coordinador (Miguel Cortés Arrese) y el editor (Alfonso
González-Calero) han demostrado que podemos, que debemos, seguir indagando en
el pasado común y en la común hazaña de provocar el arte en las tierras y los
pueblos de Castilla-La Mancha.
Estaré en esa presentación, para aplaudir a quienes han hecho posible esta gran obra, y en especial a su editor, González Calero, que tanto arriesga en ella.
ResponderEliminarEsperemos que también el arte de Guadalajara, que ha sido tan denso y espléndido, se vea reflejado en esa enciclopedia que se va a presentar. Allí estaremos, con mis alumnos de la Academia.
ResponderEliminarHacía falta un libro así, para que de una vez veamos, los propios castellano-manchegos, lo que atesoramos en nuestros pueblos y ciudades. Gracias a Almud por hacer esta obra.
ResponderEliminarUna pasada de libro, una obra completa y cabal. Me parece una idea excelente, que el equipo de Cortés Arrese ha sabido plasmar con perfección. Aquí está TODO el arte de nuestra Región
ResponderEliminarHe empezado a leerlo y me entusiasma. Un libro redondo. Sobre todo el capítulo del Románico, que es "todo Guadalajara". Enhorabuena a la editorial, al editor, a los autores. Gracias.
ResponderEliminarYa me he leído el primer tomo, y me ha servido para tomar conocimiento cabal del espectro histórico que del arte se traza. Creo que debería estar en todas las Bibliotecas públicas de la Región, y mejor aún, de toda España....
ResponderEliminarNuestro profesor nos lo ha recomendado. Es un libro universitario, pero claro y sencillo. Una herramienta de trabajo para cuantos nos vamos a dedicar a la enseñanza del arte.
ResponderEliminarCreo que vale la pena hacerse con esta obra, en dos tomos, porque viene todo cuanto debe saberse de arte en Castilla-La Mancha.especialmente valioso es el capítulo dedicado, en el primer tomo, al Románico de Guadalajara. Enhotrabuena!
ResponderEliminarVeo en Nueva Alcarria la noticia de este libro, y corro a comprarlo. Porque lo estaba necesitando, y está escrito por un amplio grupo de plumas muy acreditadas.
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