sábado, 29 de abril de 2017

Sexto y último comentario al romancero del Cid

(LABRADOR HERRAIZ, José J. (coord.), HYSTORIA / DEL  MUY / NOBLE, Y VALEROSO / CABALLERO, EL CID / Ruy Diez de Biuar: / En Roman- / ces: En  lenguaje antiguo. / RECOPILADOS POR / Iuan de Escobar. / DIRIGIDA A DON / Rodrigo de Valençuela, Regi- / dor de la Ciudad de / Andujar. / EN LISBOA. / Impressa con licencia de la Sancta In- / quisicion: Por Antonio Aluarez. / Anno M.CCCCCCV., México, Frente de Afirmación Hispanista, A. C., 2017, 398 pp. José J. Labrador Herraiz (Preámbulo), Arthur Lee-Francis Askins (Prefacio y actualización bibliográfica) y Arthur Lee-Francis Askins (Introducción). [ISBN: 978-84-617-7060-1].

VI
De todas formas, el trabajo de Escobar, fue debidamente mejorado con otras listas de obras encontradas y de relativa fácil consulta, ya que, de la recién mencionada, se eliminan la edición de 1604 del Romancero general y la Segunda parte, de la Miguel de Madrigal, 1605, como fuentes, pero en la que en cambio se incluyen ciertos aumentos en la obra de Escobar sacados de Sepúlveda y otros más, que se han salvado y cuyos arreglos más interesantes se indican convenientemente, ya sean aumentativos o censorios.
Dada su extensión de las fuentes empleadas, simplemente las daremos a conocer en una lista escueta:
1. El Romancero de Lorenzo de Sepúlveda (hacia 1550, editado unas 13 veces entre 1550 y 1584)[1], y al que le fueron añadidos varios textos del libro Cuarenta Cantos de Alonso de Fuentes, por lo que se suele ramificar en tres familias o grupos claramente diferenciados, a pesar de contener textos comunes, por sus propios contenidos. Son los siguientes[2]:
a) Amberes, 1551; Amberes, s. a.; Amberes, 1566; Medina del Campo, 1576; y Amberes, 1580.
            b) Alcalá, 1563 (2); Medina del Campo, 1571; Alcalá, 1571; y Valladolid, 1580.
            c) Sevilla, 1584 (refundación a base de A y B).
De entre los que Escobar se sirvió de cuarenta y ocho romances del Cid.
2. La Rosa Española, de Juan de Timoneda[3].
3. El Romancero historiado, de Lucas Rodríguez[4].
4. El Romancero general, de 1600.
De donde resulta que, si la edición príncipe consta de sesenta textos cidianos que se consideran como fuente segura, en los treinta y seis que restan en la recopilación no ampliada, las fuentes son más problemáticas y quizás muchos de los empleados por Escobar fueran simplemente pliegos sueltos conocidos en el momento, dejando aparte algunas piezas manuscritas u orales.
De todos modos, de los treinta y seis textos mencionados, veinticuatro son completamente desconocidos, tanto en libros como en pliegos sueltos, antes de su publicación por Escobar, siendo posible documentar los otros doce como pliegos datados a finales del siglo XVI o primeros años del siguiente[5].
Las fuentes incluidas en esta sección son problemáticos, ya que asegurar que son los que conocía Escobar, daría idea de unos grandes conocimientos acerca de la imprenta y los impresores de los siglos XVI y XVII, finales y comienzo, respectivamente. Pero lo que sí destacan es la forma propia de cada una de las que pudo haber trabajado, así como las fechas y formas en que circulaban antes de su publicación y que, por otra parte, aclaran la edición aumentada del Romancero general, de 1604 y la Segunda parte, de Miguel de Madrigal, de 1605, según indicaba Menéndez Pidal.
En las cuatro partes nuevas del Romancero general de 1604, encontramos ocho poemas cidianos, de los que dos nada más, de la Oncena parte, (cuya publicación como libros parece datar de 1602/3), aparecen igualmente, según indica Askins, en Escobar: Hizo hacer al Rey Alfonso, con variables respecto al de Escobar, y el de En Valencia estaba el Cid, mucho más corto en el Romancero general y que, por ello, no es fuente del texto que comentamos.
En la Segunda parte, de Miguel de Mayoral, hay nueve textos cidianos, de los que  cuatro reaparecen en Escobar: Años hace Rey Alfonso; Si atendéis que de los brazos; Tengovos de replicar; y Si de mortales feridas. Los tres primeros desconocidos en libros y pliegos sueltos del XVI impresos antes en Madrigal, Escobar y otras versiones  parecidas.
Los tres figuran en el libro de Madrigal, quizás indicando con ello el que hubiesen sido aprovechados de una fuente anteriormente publicada.
El cuarto figuraba ya impreso hacia 1600 en un pliego, y así lo recogió Rodríguez-Moñino en su colección[6], y el texto de Madrigal, donde puede apreciarse también que entre la fecha de la tasa de su libro (11 de julio de 1605) y la de la primera aprobación del de Escobar (14 de septiembre del mismo año) median tan solo 65 días, poco tiempo como para llevar a cabo la preparación y distribución del primero y su utilización por el segundo, que, probablemente, entregó a la prensa con adelanto a la fecha de su aprobación.
Para finalizar señalaremos que, es el mismo prologuista e introductor, Dr. Arthur Lee-Francis Askins, quien estudia pormenorizadamente las peripecias hasta aquí vistas, así como los antecedentes bibliográficos del Romancero del Cid que en este interesante libro se ofrecen.
Ya vimos al comienzo el peligro de la ausencia de impresos antiguos y sus reimpresiones, por lo que lo que interesa especialmente es tratar de difundir el texto de su primera edición resultado, de la recopilación de romances sobre el máximo héroe nacional; libro, por otra parte, que recibió de la mayor parte de las antologías del Siglo de Oro el mayor número de reimpresiones y uno de los escasos que, por su gran arraigo popular pudo luchar contra los cambios poéticos, según la moda nacida en los primeros años del siglo XVII.
José Ramón López de los Mozos


[1] La bibliografía completa de las ediciones se encuentra en el estudio detenido de Don Antonio Rodríguez-Moñino: Lorenzo de Sepúlveda. Cancionero de Romances (Sevilla, 1584). Madrid 1967. El texto de la edición de 1551 puede ser consultado por la edición facsímil: Romances nueuamente sacados… (Anuers, M.D.L.I.), New York 1903. [Nota tomada de la Hystoria del Muy Noble, y valeroso vaballero, el Cid…].  
[2] Algunos de los romances del Cid aprovechados por Escobar de Sepúlveda habían visto la luz ya en las ediciones del famoso Cancionero de Romances, de Amberes, y las varias Silvas de entre 1550-1551. En todos los casos los textos de Escobar se ajustan a las lecturas de Sepúlveda, a pesar de sus modificaciones propias. Ver: Cancionero de Romances (Anvers, 1550). Edición, estudio, bibliografía e índices por Antonio Rodríguez-Moñino. Madrid, 1967. Silva de romances (Zaragoza, 1550-1551). Estudio, bibliografía e índices por Antonio Rodríguez-Moñino. Zaragoza 1970. [Nota tomada de la Hystoria del Muy Noble, y valeroso vaballero, el Cid…]. 
[3] Escobar se sirvió de 5 de los 18 textos.
[4] Escobar se sirvió de un solo texto, a pesar de tantos como incluyó Rodríguez sobre el Cerco de Zamora y otros cidianos. Síguese vn caso muy notable… Impresso con licencia en casa de Pedro Malo impresor de libros a la baxada de santa Eularia junto a la Seo. Ver: Antonio Rodríguez-Moñino: Diccionario bibliográfico de pliegos sueltos poéticos (Siglo XVI). Madrid 1970, núm. 1079.
[5] La mayor parte publicados en Valencia.
[6] Antonio Rodríguez-Moñino: Los pliegos poéticos… Morbecq, núm. XXVIII. El romance La que a nadie non perdona, que sacó Escobar con toda seguridad de un pliego suelto, aparece también en este pliego.

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