sábado, 7 de mayo de 2016

Damas mendocinas

ALEGRE CARVAJAL, Esther (dir.), Damas de la Casa de Mendoza. Historias, leyendas y olvidos, Madrid, Ediciones Polifemo, 2014, 780 pp. (I.S.B.N.: 978-84-16335-00-8).

Ya han transcurrido dos años desde que el libro que comentamos se editara, pero porque creemos que se trata de una obra de gran envergadura e importancia, -debida a la ilusión y al trabajo, al tiempo y al esfuerzo de un grupo de investigadoras y profesoras: las Damas Mendoza, que, bajo la atenta dirección de Esther Alegre Carvajal, han sabido llevar a feliz término el “amplio catálogo de biografías de Damas de la Casa de Mendoza”, según señala Ciriaco Morón Arroyo y que, en realidad, constituye la médula y la esencia del libro-, no podía pasar desapercibida, dada su importancia histórica a la hora de entrar en detalle en el conocimiento de muchas de las mujeres que emparentaron con alguna de las ramas de la saga mendocina, que tanta relevancia tuvieron en el pasado de Guadalajara, principalmente durante el Renacimiento.
Una extraordinaria y clarificadora introducción de Esther Alegre informa de la dificultad que entraña la búsqueda de datos acerca de dichas mujeres, pues escasean o han llegado a nuestros días de forma indirecta a través de otros personajes.
A pesar de todo, se trata de un conjunto homogéneo de nombres unidos entre sí por el linaje y la Casa a la que pertenecieron, es decir, por su parentesco y consanguinidad mendocinos, por haber vivido un mismo periodo cronológico, y por constituir un espacio cultural concreto con cuyo estudio se ha pretendido, y yo añadiría que logrado, dar a conocer su influencia y poder de forma individual.
La biografía de algunas mujeres del mencionado conjunto ya se había dado a conocer antes. aunque con relativa atención, gracias a diferentes estudios históricos, por ejemplo sobre Aldonza de Mendoza, duquesa de Arjona; Mencía de Mendoza, condesa de Haro, una de las muchas Mencías; María Pacheco; Ana de Mendoza y de la Cerda, princesa de Éboli; Mencía de Mendoza, marquesa de Zenete, Luisa de Carvajal y Mendoza, que, en algunas ocasiones, ocupan tan sólo unas cuantas líneas dentro estudios más amplios -Brianda de Mendoza y Luna- o muy sucintamente junto al nombre de sus allegados varones más cercanos, por lo que el presente estudio quiere recoger sus biografías in extenso, abarquen el espacio que abarquen, para así poder analizar mejor sus múltiples conexiones con el resto de mujeres del grupo y, en general, de la saga de los Mendoza, “que entreteje su identidad”.
Por eso el libro se refiere a cómo se desarrolló su infancia o a los intereses que condujeron a algunas al matrimonio -puesto que gracias a tales uniones, el legado cultural de los Mendoza se propagó llegando a alcanzar gran divulgación- su viudedad, así como la influencia de sus creencias religiosas -ya que muchas optaron por el claustro conventual o la beatería, convirtiéndose también en mecenas de conventos, monasterios y fundaciones, y manteniendo a veces relaciones de amistad con frailes y dignidades de la Iglesia- así como su ideología y las influencias que recibieron, especialmente la ideología, de modo que en el estudio introductorio no podía faltar el estudio detallado del más importante vínculo de unión de estas Mendoza, que no fue otro que la familia.
La citada introducción da paso a un trabajo, que sirve de pórtico, titulado “La nobleza es una mujer”. Lo femenino en la tratadística nobiliaria castellana de la Edad Moderna”, escrito por José Antonio Guillén Berrendero, en el que examina con todo detalle, en líneas generales, si el papel de la mujer fue diferente al del hombre, pregunta muy difícil de contestar dado que cada mujer tenía su propia forma de ser y las propias limitaciones que, tanto su misma familia como la Iglesia de imponían, provocando una idea de “libertad” -casi íntima- en cada una de ellas, y que también dependía de su “ego”.
Finalmente, el libro sigue un sistema muy fácil de comprender dada su estructura, puesto que consiste en ir analizando la biografía y los hechos de cada una de las mujeres que se estudian en él, agrupándolas según las “casas” procedentes de esa otra común, más amplia, que es la de los Mendoza: así, la Casa del Marqués de Santillana, con una introducción previa -que en cada caso corresponde a una investigadora-, representada por Aldonza de Mendoza, duquesa de Arjona; Mencía de Mendoza, condesa de Haro, Leonor de la Vega y Mendoza, condesa de Medinaceli, y María de Mendoza, condesa de los Molares.
Previamente se incluyen los árboles genealógicos de la Casa de Mendoza y de cada una de las Casas que se estudian, facilitando con ellos la ubicación del personaje de que se trate en cada caso, para continuar con el estudio del resto de las Casas, como la del Infantado ( representada por Mencía de Mendoza y Luna, duquesa de Alburquerque; Francisca de Mendoza y Luna y Brianda de la Cerda y Mendoza, condesa de Salinas; Brianda de Mendoza y Luna; María de Mendoza y Aragón, IV condesa de Tendilla y III marquesa de Mondéjar y Ana de Mendoza y Aragón, duquesa de Aguilar; Guiomar de Mendoza y Aragón, Marquesa de Ayamonte y Gibraleón, y Ana de Mendoza y Luna y de la Vega, VI duquesa del Infantado… Sirva esta mención a modo de ejemplo.
Tras la Casa anteriormente citada vienen otras más, como la de los condes de Tendilla y marqueses de Mondéjar, la de los marqueses de Zenete y condes de Mélito; la de los Condes de Coruña y vizcondes de Torija, y la de Almazán.
Un total de casi una treintena damas que son analizadas concienzudamente por quince autores, cuyo resultado es este maravilloso libro que comentamos -tan voluminoso (780 páginas)-, plagado de datos de interés y que, por si fuera poco, ha sido editado por la editorial Polifemo, de Madrid, con todo lujo de detalles: pasta dura, papel de alta calidad, excelente y visible tipografía fácil de leer, así como por multitud de notas a pié de página e imágenes en color que lo ilustran y clarifican, concluyendo con una bibliografía muy selecta y constituida única y exclusivamente por diecisiete títulos puntuales.
Un libro este de las Damas de la Casa de Mendoza insuperable por su contenido y que, sin duda, servirá de base para nuevos estudios posteriores sobre el mismo tema.


José Ramón López de los Mozos

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