viernes, 16 de mayo de 2014

Una obra de teatro centrada en el Bicentenario de la Diputación de Guadalajara


LA INSTALACIÓN DE LA PRIMERA DIPUTACIÓN DE GUADALAJARA CON MOLINA, LLEVADA AL TEATRO POR JOSÉ MARÍA BRIS.

BRIS GALLEGO, José María, La Diputación de Guadalajara. Una fecha, un día, domingo 25 de abril de 1813, Guadalajara, Diputación de Guadalajara, 2014, 48 pp. (ISBN: 978-84-92502-35-6).

Aparte de la labor política que José María Bris ha venido desempañando a lo largo de gran parte de su vida, conocíamos su labor periodística y su interés por la Historia con mayúsculas, que dio como fruto diversos libros acerca de la historia, el arte y el costumbrismo de su pueblo: Jadraque.
Ahora se nos presenta un José María Bris que se atreve con el teatro y que pone su granito de arena, su colaboración amable y desinteresada, al servicio de la celebración del Bicentenario de la creación de la Diputación de Guadalajara, que ya toca a su fin.
La obra, breve, puesto que está pensada para que su representación no sobrepase los sesenta minutos, se divide en dos actos, de los que el segundo consta de tres escenas, en las que se recuerda aquel drama histórico que vivió Guadalajara durante la Guerra de la Independencia y la constitución de la Diputación Provincial de Guadalajara en Anguita, el domingo 25 de abril de 1813, según lo establecido por las Cortes de Cádiz de 1812.
Se trata, como puede verse, de una obra de carácter histórico, que se ciñe perfectamente a los hechos principales que tuvieron lugar en aquellas fechas.
Participan en ella los dieciséis personajes que protagonizaron el proceso, desde su comienzo, es decir, desde que el Jefe Superior Político y por tanto Presidente de la Diputación, el Intendente Provincial como Vicepresidente de la Diputación, el Secretario del Jefe Superior Político, y todos los electores de los distintos partidos provinciales, son convocados en la villa de Anguita en la fecha indicada, con el fin de proceder a las consiguientes votaciones para ver cuáles saldrían elegidos como  númerarios y cuáles como suplentes.
Este tiempo de espera a que vayan llegando todas las personas convocadas constituye el primer acto, que va transcurriendo de una forma sencilla en la que los actores van intercambiando ideas acerca de todo lo que a la sazón está sucediendo en Guadalajara y en el resto de España… los engaños de Napoleón, las hambrunas y sus fatales consecuencias, la miseria creciente, los actos heroicos del Empecinado y sus guerrilleros -de los que se recuerda su participación en las acciones más importantes-, las traiciones  de los afrancesados, las provocaciones del francés y sus demoledores ataques a Molina, Cifuentes, Guadalajara y tantas otras poblaciones que vieron mermada su población y achicado su territorio urbano por causa de incendios y destrucciones… Todo un mundo que va conduciendo de la mano al lector -potencial espectador- a lo largo de los hechos más destacados y sobresalientes del momento.
Comienza el segundo acto con una canción patriótica muy generalizada entonces:

¡Venid vencedores
de la patria honor
recibid el premio
de tanto valor!

Tomad los laureles
que habéis merecido…

Etcétera.
La primera escena de este acto segundo recoge, precisamente, el momento en que se van produciendo las distintas  votaciones entre los electores, para que, de entre ellos, salgan los diputados provinciales:

“Para poder dar pronto y exacto cumplimiento a las órdenes superiores que mandan, que cuanto antes se instale en esta Provincia la Diputación, y no suspender por un momento su ejecución, respecto a haberse verificado en este día la elección de los señores diputados que han de componerla, en esta villa de Anguita, juntos y congregados en las Casas Consistoriales los señores Presidente, Vicepresidente y electores que concurren para elección de los Diputados de la Provincia con arreglo a lo dispuesto en el artículo 325 de la Constitución de la Monarquía y de los suplentes que en el mismo se previene, ruego que el señor Presidente, el Intendente como Vicepresidente y los señores electores ocupen sus respectivos asientos”.

Se realiza la correspondiente votación y van saliendo los diputados provinciales, que debían ser siete y, tras una segunda votación, los suplentes, que debían ser tres.
Bris sabe recoger también el espíritu ciertamente “beato” y “santurrón” de la época:

“Hoy es un día histórico para Guadalajara, para Molina y para todos nosotros, que las personas que salgan elegidas sepan de la gran responsabilidad que asumen y de la representación de tantos hombres y mujeres que van a detentar y que confían en ellos, solo nos queda ponernos bajo la protección del Espíritu Santo y de la Virgen María para que nos ayude en estos difíciles momentos y de nuestra decisión salga una Diputación que defienda los intereses generales de todos los ciudadanos por encima de cualquier interés privado y que nos apoye para lograr la libertad que consagra nuestra Constitución, violentada en estos últimos tiempos por los invasores franceses”.

Y comienza la votación.
La escena segunda recoge el momento en que los diputados que habían sido elegidos por la mañana son convocados para, por la tarde, proceder a la instalación de la Diputación Provincial de Guadalajara con Molina, a pesar de faltar algunos de los diputados recién nombrados, aunque permaneciendo la mayoría de los mismos. Primeramente tiene lugar el juramento:

“Juro por Dios y los Santos Evangelios, guardar la Constitución política de la Monarquía Española, sancionada por las Cortes Generales y Extraordinaria de la Nación, ser fiel al rey, observar las leyes y cumplir religiosamente con las obligaciones de mi cargo…”.

“Si así lo hiciereis que Dios y vuestra Patria os lo premien y si no que os lo demanden”.

Así todos y cada uno de los asistentes.
Finalmente, la escena tercera del segundo acto, va dando a conocer los cometidos que debía llevar a cabo la recién estrenada Diputación para promover la prosperidad de estas tierras y buscar los medios y las iniciativas más oportunas para ello; velar sobre la buena inversión de los fondos públicos y examinar sus cuentas de acuerdo con las leyes; cuidar del establecimiento de ayuntamientos y de la realización de nuevas obras y la reparación de las antiguas a fin de proponer al Gobierno de la Nación los arbitrios más convenientes para su ejecución y obtener el correspondiente permiso de las Cortes; ver las cuentas de inversión; promover la educación de la juventud y fomentar la agricultura, la ganadería y la industria; dar parte al Gobierno de los abusos que se aprecien en la administración de las rentas públicas; formar el censo y la estadística de la provincia; cuidar que los establecimientos piadosos y de beneficencia cubran sus respectivos objetivos, pero no sólo en la Península, también en los territorios de Ultramar…
Acuerdos que se aprueban por unanimidad.
José María Bris no quiere que caiga el telón sin antes ofrecer un resumen de su obra, reflejando con las siguientes palabras su mejor deseo de prosperidad y larga vida para la nueva Diputación, cara a su futuro:  
 

“… habiéndose procedido a la instalación de la Diputación de Guadalajara con Molina, solo me queda antes de levantar la sesión, darles gracias y pedir al Espíritu Santo nos ilumine para llevar a cabo nuestra difícil y responsable tarea, que la misma se desarrolle en el futuro en paz y tranquilidad, de las que ahora carecemos, alejados de los horrores de estos tiempos, que nuestro rey Fernando VII pueda regresar pronto a España a regir nuestro destino como le corresponde y que esta fecha, este día, domingo 25 de abril de 1813 se grabe con letras de oro en la historia de Guadalajara con Molina, ya que en ella, en esta villa de Anguita se instaló la primera Diputación Provincia, a la que deseamos largos años de vida, para que contribuya a la felicidad, fomento y prosperidad de estas tierras”.

¡Viva España!
¡Viva el Rey!
¡Viva la Diputación Provincial!

(Cae el telón mientras se escuchan los himnos de España y de Guadalajara).

Hasta aquí esta pequeña pieza teatral -de tanto interés histórico para el lector actual que quiera penetrar en los entresijos de aquella época tan triste que fue la Guerra de la Independencia- que José María Bris ha escrito de una forma tan didáctica, lo que para mi constituye uno de los principales valores de la obra que comento.

José Ramón López de los Mozos



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión sobre este libro nos interesa. Escríbela aquí.