Los Eremitas de Henarejos y otros cuentos
Se ha presentado este libro en el Centro Dotacional "Arganzuela" de la Calle Canarias de Madrid, el jueves 10 de marzo de 2011, con intervención del autor, de A. Herrera Casado, cronista de Guadalajara, y de Daniel Angel Sánchez, quien leyó fragmentos de la obra. Invitación para asistir.
El libro de Luis Miguel Díaz nos sorprende y entusiasma a nada que nos enfrentamos a él con ánimo de descubrir un libro valiente, nuevo, sugerente… De entrada podemos decir que es un relato humano y animal, como una película de dibujos animados en la que los hombres y mujeres corren de un lado para otro, y los animales hablan y participan en la acción. El coro griego que nos saluda al principio del libro es un lugar elevado desde el que se ve todo, el mundo entero, la trama de la novela y el hondo ánimo de los personajes. Allá en los alto están Musa, Felipe, y La Luz, que es una especie de dios pagano que todo lo ve, todo lo sabe, todo nos lo cuenta. Ese coro, tan singular, tiene fuerza y no deja a nadie indiferente: Musa, una burra, y Felipe, un perro. Junto a una deidad difícilmente clasificable. Un hallazgo que Luis Miguel Díaz nos da de premio para empezar a discurrir por las páginas de su libro.
Son ellas las depositarias de unas estupendas aventuras que ocurren por las tierras de Guadalajara, y en el que sin dudas tienen una gran fuerza protagonista las riberas del Henares por Bujalaro, las vertientes del castillo de Jadraque, las plazas orondas de Guadalajara y los callejones de la episcopal Sigüenza.
De entre todos los personajes que desfilan por sus páginas, se me hacen preferidos enseguida los protagonistas del primero de sus tres grandes relatos: son los Eremitas de Henarejos. Boni y Leonor, una rara especie de hippies bondadosos y taumatúrgicos que podrían haberse convertido, hace muchos muchos años, en referencias de peregrinaje. Por otro lado me destaca sin lugar a dudas Quintín Elvigoraco, un personaje de tremenda fuerza y personalidad, al que le ocurren desgracias y del que puede decirse que tiene la esencia del gran personaje de novela, pues su aventura discurre en un caminar por pueblos, ciudades y aventuras diversas, la mayoría de ellas cotidianas y hogareñas.
El estilo que usa Luis Miguel Díaz en esta tercera obra suya es muy español, personal pero dentro de una corriente que nace lejos, que se modula en los siglos, y que no resulta exagerado decir que nace claramente en Cervantes, al que en muchas frases, en muchas fórmulas y recursos nos recuerda.
Es este libro algo más que una novela, algo más que un cúmulo de relatos. El autor se empeña, básicamente, en ir más allá de un género, y así dedica algunas páginas a montar la narración como una representación teatral, en otras desarrolla la narración del cuento, y en algunos momentos sueltas unas pizcas de poesía (todas las del libro son suyas). Esta aventura, sin duda, es difícil, pero el reto está lanzado y los relatos muy conseguidos. Esos diversos relatos, esos “otros cuentos” que están unidos entre sí por los personajes y sus consecuencias, parecen el inicio de una gran aventura de la que este libro es un inicio, con muchas alas y muchas ganas.
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