martes, 24 de noviembre de 2009

Ver San Baudelio de Berlanga con nuevos ojos




San Baudelio de Berlanga, desvelado

Un edificio singular, único, con claves por descubrir: la ermita (la mezquita?) de San Baudelio de Berlanga, en la provincia de Soria, acaba de ser desvelada y hondamente analizada en un libro que firma Angel Almazán de Gracia. Su título “Guía espiritual y artística de San Baudelio”. Su subtítulo, “Más allá del paraíso”. En la Colección “La Soria mágica” que mantiene y dirige este escritor castellano que se ha dedicado a profundizar en el sentido esotérico, escondido, de los edificios y las historias de nuestra tierra.
Apasionante, esa es la palabra con la que se puede calificar este libro de Angel Almazán. Ahora que está siendo muy visitada la ermita de San Baudelio, y que tiene su raiz guadalajareña en haber pertenecido durante ocho siglos a la diócesis de Sigüenza, era el momento de lanzar el estudio y las reflexiones sobre este lugar, al que siempre se catalogó, por parte de la oficial falange de los historiadores del arte, como templo de origen mozárabe, con un estilo encuadrado en el románico más primitivo. Aunque el lugar fue expoliado a conciencia en los inicios del siglo XX (El judío americano Leon Levi fue el agente que compró sus pinturas, con engaños, para llevarlas a diversos museos de América, tal como cuenta con exactitud y detalles García de Paz en su libro “Patrimonio Desaparecido de Guadalajara”) aún queda de él la arquitectura, determinadas pinturas, y las huellas de las que hubo. Y tras el análisis que Almazán de Gracia hace del monumento, parece quedar muy claro que este fue en realidad una mezquita, un lugar de culto y oración para la comunidad sufí del valle de Bordecorex en la más fría paramera soriana, describiendo con todo el apoyo de la literatura esotérica islámica los significados y funciones de cada parte de este templo, en el que destaca, sobre todo, la gran columna / palmera ramificada hacia la bóveda en ocho brazos, que a su vez contiene la celda u oratorio donde los elegidos y ascetas alcanzaban la final sabiduría.
Repito, un estudio apasionante, que no permite cerrar el libro hasta que se concluye su lectura, y las ganas rabiosas de viajar de nuevo a aquel enclave, en la frontera de Guadalajara y Soria, a disfrutar una vez más con esa arquitectura, ese espacio sagrado, esas pinturas, en las que parece condensarse la sabiduría y la mística de generaciones enteras, de religiones todas, de la Humanidad pensante como un río permanente. Gracias a Almazán, hemos pasado un buen momento aprendiendo nuevas dimensiones de la realidad que nos rodea.

1 comentario:

  1. Ciertamente, Almazán es un autor referente! (aunque a veces tenga el san benito de "sobre-esotérico".

    un abrazo!!

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